que caminas a mi lado en los días
largos y los caminos inciertos,
hoy vengo a ti con el corazón herido y
sediento de guía.
Tú conoces mis pasos, mis cansancios,
mis búsquedas...
No me dejes caminar sola,
no permitas que me extravíe lejos del
Amor que salva.
Tómame de la mano, y guíame, con tu
ternura, hacia tu Hijo, el Buen Pastor.
Cuando mi fe flaquee, recuérdame que
aún extraviado... sigo siendo amado.
Cuando el miedo me paralice,
háblame al corazón como una madre
que sabe esperar.
Oh Madre Santísima
enséñame a confiar en la voz de tu Hijo,
a descansar en su pecho, y a volver
siempre que me aleje. Tú conoces el
camino No me sueltes jamás.
𝐀𝐌é𝐍.
Fuente: Louisa.gcia
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