"Quiso Dios, con su bondad y sabiduría, revelarse a Sí mismo y manifestar el misterio de su Voluntad (cf. Ef 1, 9); mediante el cual los hombres, por Cristo, la Palabra hecha carne, y con el Espíritu Santo, pueden llegar hasta el Padre y participar de la naturaleza divina." (cf. Ef 2, 18; 2 Pe1, 4)... " (Dei Verbum, 2).
«"Cuando Dios revela, el hombre tiene que someterse con la fe" (cf. Rom 16, 26; comp. con Rom1, 5; 2 Cor 10,
5-6). Por la fe el hombre se entrega entera y libremente a Dios, le
ofrece el "homenaje total de su entendimiento y voluntad" (Conc. Vat. I, Dei Filius, 3), asintiendo libremente a los que Dios le revela» (Dei Verbum, 5).
En
estas palabras del documento conciliar se contiene la respuesta a la
pregunta: ¿Qué significa "creer"? La explicación es concisa, pero
condensa una gran riqueza de contenido. Deberemos en lo sucesivo
penetrar más ampliamente en esta explicación del Concilio, que tiene un
alcance equivalente al de una definición técnica, por así decirlo.
Ante todo hay una cosa obvia: existe un genético y orgánico vínculo entre nuestro "Credo" cristiano y esa particular "iniciativa" de Dios mismo, que se llama "Revelación".
Por
esto, la catequesis sobre el "Credo" (la fe), hay que realizarla
juntamente con la de la Revelación Divina. Lógica e históricamente la
Revelación precede a la fe. La fe está condicionada por la Revelación. La fe es la respuesta del hombre a la Divina Revelación.
Digamos desde ahora que esta respuesta es posible y justo darla, porque Dios
es creíble. Nadie lo es como El. Nadie como El posee la autoridad de la
verdad. En ningún caso como en la fe en Dios se realiza el valor
conceptual y semántico de la palabra tan usual en el lenguaje humano:
"Creo", "Te creo".
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar tu comentario, me alegra el alma