Hay en nuestro mundo una costumbre
que se va agudizando cada vez más.
Y es la costumbre, incluso diría yo la manía,
de ir corriendo a Dios de nuestro mundo.
Correrlo de la familia, porque no nos sirve,
porque estorba, porque es molesto.
Correrlo de la sociedad, correrlo del mundo
cultural,
correrlo incluso de las iglesias.
No queremos saber nada de Él.
¿Por qué? Porque nos estorba,
nos fastidia, nos molesta.
Porque no lo necesitamos ya,
más aún, hay gente que presume
de haber logrado este gran triunfo:
ya hemos puesto al hombre en su lugar.
No necesitamos de Dios.
Pero, ¿qué es lo que realmente sucede?
El que pierde no es Él,
el que pierde es el hombre.
Y, así, podemos constatar estadísticamente
que los lugares donde Dios está ya casi fuera,
el hombre se ha vuelto contra sí mismo.
Hay, casualmente, más suicidios,
casualmente más egoísmo.
Hay, casualmente también,
más guerras, más violencia.
¿Por qué en nuestro siglo ha habido
tantas guerras, hay tantos desastres,
hay tantos suicidios?
¿No será por esa manía de darle
un puntapié a Dios y correrlo de nuestro mundo?
Repito que el que pierde no es Él,
porque Él está tranquilo. Él nos ve, Él dice:
a ver que puede hacer el hombre solo, sin Mí.
Y el resultado es trágico.
Por eso, hay todavía algunos
que le queremos decir a Él:
no te vayas, por favor, porque entonces
nos va a ir muy mal.
¡Pobre hombre!
Has corrido a Dios de tu mundo,
y te estás muriendo.
¿A quién vas a recurrir ahora?
P. Mariano de Blas, L.C.
celebrandolavida.org
Gracias, amiga hermoso compartir, que Dios la habite siempre y un feliz año nuevo.
ResponderEliminarFeliz año para ti tambien anawin!... Bendiciones!!!
EliminarSalir de los rumbos y retomarlos es una larga lucha mi querida Magda. En la oferta de vanidades que se ha convertido todo, dentro de poco, los cristianos viviremos como si estuviéramos en las catacumbas..
ResponderEliminarMi abrazo en Cristo.
Que alegria tenerlo nuevamente por aquí Don Claudio, me alegra el alma!...Un gran, gran abrazo!!!
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