San José es un poderoso intercesor para los enfermos, alguien a quien podemos acudir con confianza en los momentos de necesidad física o emocional. Su vida silenciosa y entregada lo ha convertido en un modelo de humildad y fortaleza, cualidades que lo acercan a quienes sufren en cuerpo y alma. Pedir su intercesión es buscar en él un apoyo paternal y compasivo, alguien que entiende la fragilidad humana y nos acompaña en el dolor.
A través de la oración, podemos pedirle a San José que nos conceda la paz y la fortaleza necesarias para soportar el sufrimiento, así como su protección y guía en medio de la enfermedad. Así como él protegió y cuidó a la Sagrada Familia, confiamos en que puede presentarle nuestras súplicas a Dios, pidiendo consuelo y, si es Su voluntad, sanación. Invocar a San José es invocar la serenidad y la esperanza que nos sostiene en tiempos de debilidad, para que podamos encontrar descanso y alivio en la fe.
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