Abrázate a su Corazón puro, abrázate a su Divina Providencia, abrázate a su protección.
Abrázate con la confianza de un niño y descansa en Él.
Solo en Él las heridas se sanan, los dolores calman y se gana en fortaleza.
No esperes más, abrázate desde la oración a su Corazón.
Amén
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