Si vieras qué vergüenza me daba el haber estado tanto tiempo sin una verdadera devoción a la Virgen. No basta el Oficio parvo, ni el rosario, ni medio millón de novenas... Hay que quererla mucho..., mucho. Hay que contárselo todo, confiárselo todo, ser es una verdadera Madre... Y a mi me parece, y esto tomadlo como cosa mía, y por tanto, no lo tengáis en cuenta, que cuanto más amor se le tiene a la Virgen, sin que nosotros nos demos cuenta, más amor tenemos a Dios; es decir, que nuestro amor a Dios, aumenta a medida que aumentamos el cariño a la Santísima Virgen..., y es natural, ¿cómo vamos a querer a la Madre y no querer al Hijo? Imposible. ¿Y qué no conseguiremos de Dios si se lo pedimos por intercesión de María?... nada... El primer milagro de Jesús fue a instancias de la Virgen, y yo me imagino la cara de María, mirando a Jesús y diciéndole: "No tienen vino". A mí es uno de los milagros que más me hace sentir porque interviene María.
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