EvDH:"El hombre le respondió: "Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud".
Jesús lo miró con amor y le dijo: "Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme".
El, al oír estas palabras, se entristeció y se fue apenado, porque poseía muchos bienes.
Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: "¡Qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!".
Los discípulos se sorprendieron por estas palabras, pero Jesús continuó diciendo: "Hijos míos, ¡Qué difícil es entrar en el Reino de Dios!.
Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de Dios".
En medio de toda la conversación, Jesús le da una mirada llena de amor a este hombre (en otra versión dice que se trataba de un joven). Pero eso no bastó en el momento de la verdad.
El hombre le presume sanamente a Jesús (de ahí que lo vea con amor) que ha cumplido todo desde su juventud. Jesús lo invita a algo más al invitarlo a desprenderse de todo lo que tiene y que de por sí, no se va a llevar al final.
Se topan de frente el CUMPLIR y el DESPRENDERSE.
Al final Jesús deja claro que la Salvación es cosa de Dios, y que para Él no hay nada imposible. Aunque no niega la dificultad que tenemos de ser libres, de desprendernos.
El ejemplo del camello lo dice todo, pues aunque impensable que pase por un espacio tan ridículamente reducido, al final la joroba del camello no es apego, es parte de su fisonomía, y ni modo que la deje en otro lado.
Hoy pidamos al Espíritu Santo el Don de desprendernos, de ser libres, de invertir y apostar por un Tesoro en El Cielo, que Él nos enseñe y nos ayude a recibirlo.
Martín Valverde