Amado Padre, gracias porque te has descubierto a mi corazón como el
Padre amoroso y tierno que jamás falla y siempre se hace presente en mis
momentos de temores y de debilidad. Tú eres siempre cercano, me abrazas y me
haces sentir que soy un hijo valioso y que en cualquier situación puedo volver
los ojos hacia tu amor buscando protección y seguridad. Dame tu amor, Dios de
mi vida, para que mi corazón se restaure y se mantenga fuerte ante toda caída y
desilusión. Acompáñame con tu poder y no me dejes caer en la tentación.
Amén
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