1. Alégrate por haber
sido tocado por Dios desde el día de tu Bautismo. Eres hijo suyo y, además, en Belén te demostrará una vez más su gran amor: JESÚS.
2. Alégrate en medio de
las contrariedades. Sonríe, aunque a veces, estés llorando por dentro.
3. Alégrate aunque la
suerte no te sonría. Dios te acompaña y, tarde o temprano,
te dará respuesta.
4. Alégrate porque Dios
sale a tu encuentro. Se hace hombre por salvarnos, para que le veamos,para romper las distancias existentes entre la tierra y el cielo.
5. Alégrate para infundir
alegría a nuestro mundo. El pesimismo no se combate con más kilos de tristeza y, por el contrario, sí con una buena dosis de alegría cristiana.
6. Alégrate aunque,
aparentemente, no consigas los efectos deseados. Tampoco Dios, en Belén, se hizo sentir con mucho éxito sino todo lo contrario.
7. Alégrate en el
trabajo. Que se note que eres cristiano. Que irradies la alegría de la próxima Navidad: Dios en medio de nosotros.
8. Alégrate porque, como
Juan Bautista, también tú puedes ser pregonero del nacimiento de Cristo, de su fuerza y de su Palabra.
9. Alégrate esperando en
Dios y, sobre todo, trabajando y optando por su inminente llegada: ¡El Señor está cerca!
10. Alégrate y, lejos de
pretender que cambien los demás, cambia un poco tú. Que el Señor, cuando llegue, encuentre por lo menos tu camino limpio y bien preparado para su nacimiento.
P. Javier Leoz
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