Lo llevó y Lo dio a luz. Le dio Sus rasgos; Se le debía parecer. Lo amó
como una madre ama a su hijo: su primogénito, su único. Lo crió y le
enseñó las bellas oraciones de
Israel.
Una mujer, un día, dijo a Jesús: «Bienaventurado el vientre que te llevo, y los senos que te amamantaron.» (San Lucas 11, 27). Esta alabanza es también la de la Iglesia; también es nuestra.
Pero, si fue una educadora para Jesús, Él también por una misteriosa vuelta de las cosas fue Su Maestro. Asistió a Su escuela, escuchando Sus palabras, observando y reteniendo Sus gestos y Sus acciones, guardando todo eso y meditándolo en lo más profundo de su ser. Fue la primera y también la mejor cristiana y mereció verdaderamente la palabra de Su Hijo : «Bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la practican.» (San Lucas 11,28)
Una mujer, un día, dijo a Jesús: «Bienaventurado el vientre que te llevo, y los senos que te amamantaron.» (San Lucas 11, 27). Esta alabanza es también la de la Iglesia; también es nuestra.
Pero, si fue una educadora para Jesús, Él también por una misteriosa vuelta de las cosas fue Su Maestro. Asistió a Su escuela, escuchando Sus palabras, observando y reteniendo Sus gestos y Sus acciones, guardando todo eso y meditándolo en lo más profundo de su ser. Fue la primera y también la mejor cristiana y mereció verdaderamente la palabra de Su Hijo : «Bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la practican.» (San Lucas 11,28)
Monseñor Jean-Paul Vincent (Ex - obispo de Bayona)
Homilía del 15 de agosto de 1972 en Puy-en-Velay
Homilía del 15 de agosto de 1972 en Puy-en-Velay
Un minuto con María
www.mariedenazareth.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar tu comentario, me alegra el alma