Enseñanzas del Evangelio
Cuando ayunen, no pongan cara triste, como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad les digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por tu Padre que está allá, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. (Mt 6, 16-18).
Enseñanza:
El ayuno, como todas las obras, deben ser hechas para que las vea Dios y no los hombres, aunque es bueno también que las vean los hombres, al menos algunas obras, para que glorifiquen a Dios.
Pero en el caso del ayuno, debemos ayunar para que Dios nos vea y sea Él quien nos premie. Porque si ayunamos con el fin de que los demás nos vean, para pasar por buenos y santos, y así ensoberbecernos, entonces este ayuno no tiene ningún valor para el Cielo.
Tenemos que ser simples para el trato con Dios, ya que ante Él estamos desnudos. ¿Y por qué querer aparentar ante los hombres lo que no somos?
Dios quiere que hagamos muchas buenas obras, ayunos y oraciones, pero no con el fin de ser vistos por los hombres y recibir alabanzas de ellos, sino porque a Dios le agradan estas obras y con ellas ayudamos a la salvación propia y la de nuestros hermanos.
Seamos buenos en todo, también en esto del ayuno corporal, para que Dios nos premie.
¡Qué ganas tenemos muchas veces de que se descubran nuestras buenas obras, para recibir alabanzas! Es nuestro pobre orgullo que quiere su satisfacción. Cuidémonos de estas actitudes para no perder el premio eterno de cada buena obra
Fuente:santisimavirgen.om
Buena reflexión, nunca debemos hacer que se note lo que hacemos.
ResponderEliminarUn abrazo.