Amar a Dios.
No trabajemos tanto por ser santos sino por amar a Dios. Porque en realidad el que ama a Dios llegará a ser santo.
Dios es el autor de nuestra santificación. Es el Espíritu Santo el que nos hace santos. Nosotros, sólo debemos poner nuestra buena voluntad y no poner obstáculos al trabajo del Espíritu en nuestras almas.
No tenemos que esperar a mañana para ser santos sino que hoy tenemos que ser santos. Porque el mañana no sabemos si nos será concedido, entonces hoy y ahora tenemos que hacer todo de la mejor manera posible, sin desaprovechar cada momento de nuestra vida, porque el tiempo que pasa no vuelve y queda sellado para la eternidad.
Si pensamos en esto, ¡cuántos momentos del día que desperdiciamos inútilmente en pasatiempos frívolos y hasta pecaminosos! Es cierto que también debemos divertirnos y tener descansos. Pero otra cosa muy distinta es la pereza y la ligereza.
No tenemos muchas vidas como dicen los maestros del error, sino que tenemos una única vida sobre la tierra, y luego llega el juicio en que recibiremos la sentencia inapelable del Juez eterno: Cielo o Infierno.
Todo lo que no nos lleve a amar más a Dios y al prójimo, es inútil y no deberíamos hacerlo.
Amar a Dios es lo mas importante Magda,porque asi haremos lo que el nos pide...feliz domingo y linda semana, un abrazo
ResponderEliminar