«El don de la Eucaristía los Apóstoles lo recibieron en la intimidad de la última Cena, pero estaba destinado a todos, al mundo entero. Precisamente por eso hay que proclamarlo y exponerlo abiertamente, para que cada uno pueda encontrarse con ‘Jesús que pasa’, como acontecía en los caminos de Galilea, de Samaria y de Judea; para que cada uno, recibiéndolo, pueda quedar curado y renovado por la fuerza de su amor. (…). En el pasaje evangélico salta a la vista un segundo elemento: el milagro realizado por el Señor contiene una invitación explícita a cada uno para dar su contribución. Los cinco panes y dos peces indican nuestra aportación, pobre pero necesaria, que Él transforma en don de amor para todos. ‘Cristo sigue exhortando también hoy a sus discípulos a comprometerse en primera persona’ (Exhortación postsinodal Sacramentum caritatis n. 88). Por consiguiente, la Eucaristía es una llamada a la santidad y a la entrega de sí a los hermanos, pues ‘la vocación de cada uno de nosotros consiste en ser, junto con Jesús, pan partido para la vida del mundo’ (ib.)»
(Benedicto XVI, 7 de junio de 2007).
Imagen: Google
Fuente: http://meditaciones.
«Esto sólo pido y ésto solo deseo: unirme totalmente a tí, desprender mi corazón de todas las cosas creadas y acostumbrarme a gustar las celestiales y eternas por medio de la sagrada comunión...» (Tomás de Kempis, La Imitación de Cristo)
ResponderEliminarUn beso Magda
Hola Magda,
ResponderEliminarGracias por hacerme llegar a tu blog con palabras que llenan el alma.
Sor Cecilia tiene ese don...
Gracias por tus palabras.
Un beso desde Portugal, con mucho frío..., pero con una sonrisa.
Ahh, Magda, me gustaría que visites El Puente, el blog de Sergio que tanto gusta a Cecilia también... te va a gustar.
ResponderEliminarUn beso.
Claudio, que lindo texto, me encanta La Imitación de Cristo...
ResponderEliminarAlma, gracias por visitar el blog... estaré visitando a Sergio... Abrazos amigos.