modelo de fe silenciosa y
obediencia perfecta.
Elegido por 𝐃𝐢𝐨𝐬 para custodiar
al Verbo Encarnado en la tierra, te
convertiste en el primer adorador
de 𝐉𝐞𝐬ú𝐬. Esa misma Presencia
Divina que tuviste en tus brazos, que
alimentaste y protegiste, se nos
entrega hoy en la 𝐒antísima 𝐄ucaristía.
Tu vida nos inspira a una profunda
reverencia y amor ante el Sacramento
del Altar. Enséñanos, 𝐒𝐚𝐧 𝐉𝐨𝐬é, a
adorar a 𝐉𝐞𝐬ú𝐬 𝐄ucaristía con la misma
fe, pureza y devoción con que tú
lo hiciste cada día.
Que seamos fieles guardianes de
este Misterio inefable y fervientes
en nuestra adoración.
𝐒𝐚𝐧 𝐉𝐨𝐬é, 𝐜ustodio 𝐲 𝐩rotector 𝐝e 𝐥os
𝐜orazones 𝐮nidos 𝐲 𝐭raspasados 𝐝e
𝐉𝐞𝐬ú𝐬 𝐲 𝐌𝐚𝐫í𝐚.
𝐈nflama 𝐦i 𝐜𝐨𝐫𝐚𝐳ó𝐧 𝐩ara 𝐪ue 𝐞n é𝐥 𝐬olo
𝐫eine, 𝐦𝐢 𝐃𝐢𝐨𝐬, 𝐉𝐞𝐬ú𝐬, 𝐜omo 𝐫𝐞𝐢𝐧ó 𝐞n
𝐭u 𝐒𝐚𝐧𝐭𝐨 𝐂𝐨𝐫𝐚𝐳ó𝐧.
𝐀𝐦é𝐧.
Fuente: Louisa.gcia
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