La estatua de la Virgen a la cual hay que cambiarle los zapatos: se consumen porque va a cuidar por sus bebés...
La estatua de la Virgen de la Anunziata no está en el centro de la iglesia. Se encuentra en una esquina, dentro de una vitrina de vidrios limpios de fresco. El largo cabello que cubre la capa azul es real: las mujeres de Forcella se privaron de ella para regalárselo a la mamá de todos los niños abandonados.
Sor Maura es minúscula, tiene una edad indefinida, sobre los hombros el peso de toda una vida, camina a esfuerzo pero sonríe de esa manera dulce que solo ciertas mujeres santas conocen. Sor Maura cuenta la historia de los zapatos de la Virgen.
Historia, cuento dulce. Nadie lo llama milagro, por caridad. Alguien la llama leyenda. La voz flexible se pierde en el claroscuro de la iglesia. La estatua de la Virgen es atendida con amor por las monjas. Cabello siempre en orden, ropa linda, incluyendo zapatitos, que hay que cambiar a menudo, porque la suela se consume.
Y aquí la realidad se fusiona con leyenda y fantasía. Para el barrio, esos zapatitos gastados son el signo de un milagro: ′′ La Virgen va a visitar a todos sus hijos ", dice sin duda una mujer de Forcella. La hermana Maura confirma. Esos zapatitos consumidos son tratados como reliquias, aunque para la Iglesia no son tales. Están guardadas con amor, se le confían a quien necesita gracia. Una mamá le mete debajo de la almohada de su hijo enfermo hasta que se cura; un marido le pide para su esposa muriendo: ′′ Solo que una vez una mujer me pidió una, y no me la devolvió más”. Sor Maura por un solo instante se incumple.
Dicen que la Virgen todavía sigue velando por los niños de la Annunziata. Cuentan que hace unas semanas un médico en servicio en la noche escuchó una voz llamar su nombre. Esa voz lo arrastró frente a la cuna de un recién nacido, luego desapareció. ′′ Ese niño se estaba asfixiando, la Virgen lo salvó”. Médicos y directivos asientan con la cabeza. La Virgen consumiendo zapatos, esa noche velaba por uno de sus hijos. Tal vez no sea un milagro, pero creerlo no cuesta nada...
Por Pablo Barbudo.
(La mañana-5 de octubre de 2009)
sábado, 1 de febrero de 2025
LOS ZAPATOS DE LA VIRGEN MARÍA QUE SE DESGASTAN…
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