Los secretos de la vida no se deducen racionalmente; tampoco se obtienen por pertenencia a un pueblo elegido, ni se consiguen con nuestro esfuerzo (aunque hay que intentar siempre hacer lo correcto).
Más bien, la cortina se abre por pura gracia, a corazones sencillos y entregados que siguen los mandamientos del Señor con humildad.
San José, muéstranos el camino, la verdad y la vida en Jesús, con el mismo afecto mutuo que los dos os tenéis.
Que nunca escatimemos un gesto de cercanía y cariño con quien tenemos al lado.
Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar tu comentario, me alegra el alma