Jesús, no quiero abandonarte, antes bien, deseo dar testimonio de ti a los hombres. Quiero darte a conocer a quienes no han oído hablar de ti. Sé que no será fácil, porque el mundo odia los que te pertenecemos, pero “Tú has vencido al mundo”, y con esa confianza, quiero aventurarme en el anuncio de tu Persona. Catholic.net
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sábado, 22 de mayo de 2021

AL FINAL EL AVEMARÍA NO SERÁ MONOTONÍA, SINO LA ÚLTIMA SINFONÍA.

 


...Rezar para nosotros es imprescindible y se parece mucho a lo que vivimos en otras circunstancias de la vida.

Hay quien llega a decir que rezar es repetitivo, que es monótono. Pero eso es exactamente lo que hacemos cuando queremos a alguien y tenemos necesidad de manifestárselo. A esas personas importantes les decimos: “te quiero”, “te amo”, “te necesito”, “te extraño”. Cuando queremos a alguien y tenemos necesidad de confesar nuestro amor, nada nos detiene.

Uno no se queja que siempre nos digan esas palabras. No se pone uno a reclamar: “eso me dijiste hace una semana, hace un mes, un año, hace 10 años”; o, “ya me lo dijiste”. Son palabras repetitivas que se necesita escuchar y que tienen un efecto especial en cada momento de la vida.

El Santo Rosario es una oración fundamental para los cristianos. Además de todo el bien que provoca la relación con la Santísima Virgen María, el Santo Rosario ha sido nuestro compañero fiel en situaciones extremas y en la muerte de nuestros seres queridos.

Ante la muerte y los sufrimientos de esta vida, cuando faltan las palabras, cuando no sabemos cómo expresarnos y qué decir a Dios, el Santo Rosario ha sido nuestro compañero, nos ha llevado a canalizar nuestro pesar, nuestros sentimientos y nuestra profesión de Fe.

Cuando alguien te dice: “te amo”, no importa que sea la décima o la enésima vez que te lo haya dicho. Siempre se necesita escucharlo. Con el Santo Rosario pedimos prestadas las palabras del arcángel Gabriel, de Santa Isabel y de la Santísima Virgen María para decirle algo bello al Señor, para expresarle nuestro cariño, gratitud y alabanza así como la necesidad que tenemos de consuelo y fortaleza ante los duelos, los sufrimientos y los peligros que vamos enfrentando.

Decía Mons. Fulton Sheen “El Rosario invita a nuestros dedos, a nuestros labios y a nuestro corazón a entonar una gran sinfonía de súplica y oración, y por estos motivos es la plegaria más grandiosa que jamás haya compuesto el hombre. El Rosario es un sitio de encuentro de los no instruidos y de los sabios; es la escuela donde el amor sencillo se acrecienta en conocimientos y donde los sabios aumentan su amor”.

Por lo tanto, la importancia de la oración no está en la sofisticación sino en la pasión con la que expresamos nuestro cariño y la necesidad que tenemos de Dios.

C A.Santostefano

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