La Iglesia es el Cuerpo de Cristo. Cristo es la cabeza, y nosotros los
miembros. Es una porque Cristo es Uno y éste tiene un sólo Cuerpo. Es Santa
porque su Cabeza, Cristo, es santo. Es Católica (el primero en denominarla así fue San
Ignacio de Antioquía alrededor del año 110 D.C) porque ha sido enviada por
Cristo al género humano sin acepción de personas. Es Apostólica porque fue
fundada sobre el fundamento de los apóstoles. Y es también 'Romana', porque
Pedro murió mártir allí junto a San Pablo, y el sucesor de 'Petrus' donde fue
edificada la Iglesia está en Roma.
Es ilógico pensar que la Iglesia y el estado, es decir, 'Dios-política' estén separados y enfrentados. La Iglesia y el gobierno deben caminar juntos de la mano. Creemos que Cristo es Dios, y quien cree, ama. Entonces creemos y amamos todo lo que Dios ha hecho y dispuesto para nuestra salvación. La Iglesia nace de su costado traspasado de donde vertió agua y sangre. La Iglesia sigue viviendo del agua (Bautismo) y de la Sangre (Eucaristía) derramada en la Cruz.
Cristo ha dicho que hemos de 'comer' su carne y 'beber' su sangre, y éstos tendrían vida eterna y serían resucitados en el último día. Sólo el seno de la Iglesia posee a Cristo Eucaristía. La Iglesia es institución divina, no 'capricho' humano. Los hombres podrán fundar mil iglesias que hagan obras buenas. Pero no por eso olvidamos que Jesús, Dios y hombre verdadero, quiso reunirnos en UNA IGLESIA, la que El fundó sobre San Pedro. ¿Quién es el sucesor de Pedro? Benedicto XVI.
Todos están llamados como hijos de Dios a ser los 'miembros' de Cristo. Es para todo pueblo, raza y nación. Jesús confió a los Apóstoles la revelación divina contenida en su Palabra. Les prometió el Espíritu Santo y les comunicó la facultad de enseñar en Su nombre. "Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado." (Lucas 10,16).
Sólo la Iglesia Católica es gobernada por el Papa y los obispos, sucesores de los Apóstoles, herederos de esta promesa. Ninguna otra Iglesia fuera de la 'Católica' puede ser la que Cristo instituyó. Ellos poseen por lo tanto la autoridad del magisterio para enseñar toda la Palabra revelada y profundizar su contenido 'sin error', con la guía del Espíritu Santo.
La Iglesia enseña sobre doctrinas de fe y moral, y sabemos ya que 'sin error' porque el Espíritu Santo guía al Sucesor de Pedro y a los Obispos, sucesores de los Apóstoles. Entonces...¿Por qué hoy tantos hombres cuestionan la autoridad de la Iglesia cuando ésta se pronuncia por el bien de sus hijos? La política es asunto de la Iglesia cuando afecte a 'como las personas tratan a otras personas'. La cristiandad es la única y verdadera teología que libra a todos los pobres y oprimidos, la que busca su bien material, moral y espiritual.
No podemos quedarnos con los 'frutos podridos' que hayamos visto. Es cierto que han habido escándalos en la Iglesia innegables y denunciados por la propia Iglesia. Cristo ya lo advirtió. Pero también hay miles de santos y mártires que han derramado su sangre por Cristo en cada siglo incluso en el presente. Millones y millones viven su fe inspirados por el Evangelio, por seguir a Cristo muerto y resucitado.
La Iglesia está formada por seres humanos pecadores. Pero Jesucristo quiso reunir en ella a todos los pecadores para hacerlos hijos de Dios. No todos se convierten, incluso algunos desde adentro le traicionan. Pero Cristo es fiel a sus promesas y dijo: "Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella." (Mateo 16,18). Unos miran los 'frutos frondosos'. Otros los caídos, y creen que así pueden justificar su rechazo a la Iglesia y por tanto hacerla objeto de crítica.
¿Dónde ponemos nuestros ojos en los santos o en los escándalos? Jesús nos advierte: "el que no tiene pecado, que tire la primera piedra". Prefiero poner los ojos en los santos, aprender de ellos, y ayudado por la gracia y misericordia de Dios, luchar por ser otro santo más.
La Iglesia (Cuerpo de Cristo) pide que nos abramos a nuestros hermanos más necesitados. Cristo nos pide, a cada uno de nosotros que nos alcemos todos en una sola voz diciendo: No al control de la natalidad, no al matrimonio de los sacerdotes, no a la ruptura del celibato, no al sacerdocio de la mujer (no por que tenga menos dignidad, sino porque Cristo así lo quiso. María fue la más santa de entre todas las mujeres, y no fue sacerdote). No al sexo prematrimonial. No al aborto. No a las prácticas homosexuales. No a la violencia y violación de los derechos humanos.
Estos son los males que azotan al mundo de hoy. Pero la voz de la Iglesia no 'reprime', la Iglesia 'da la auténtica libertad' para ser felices, vivir en la verdad, ser hijos de Dios. Si queremos paz, justicia, libertad, defendamos ante todo la vida. Todo ser humano tiene derecho a nacer, y nadie puede 'jugar' a ser Dios.
El amor de Dios requiere una respuesta por nuestra parte. La mejor manera es no seguir cometiendo los actos que van en contra de la voluntad santísima de Dios. Cuando la vida y los derechos humanos se violan, se abre la puerta del dolor, de la guerra, de las crisis, de la pérdida de libertad, de la pérdida del camino que nos lleva a Dios.
¿Conocemos la Iglesia católica o la 'caricatura' que están haciendo de ella? ¿Estamos en la Barca de Pedro, o en las 'arenas movedizas' de interpretaciones humanas? Jesús nos llama. Es hora de responder, no le hagamos esperar. Es tiempo de misericordia.
Dios nos siga bendiciendo.
Alejandro María.
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