Hoy te cuento el proceso de canonización paso a paso, en sencillo, aunque puede llegar a ser largo.

Al principio, en los primeros siglos del cristianismo, no había reglas fijas. Si alguien moría mártir (testigo) por su fe, la gente lo veía como santo al instante. Eran tiempos duros y los mártires eran los héroes.
La comunidad cristiana empezaba a venerarlos sin pedir permiso. Ponían sus nombres en oraciones y hasta celebraban en sus tumbas. Todo era espontáneo, como un reconocimiento del pueblo. Insisto, se les honraba como personas admirables, mas no se les adoraba.
Pero no solo eran mártires. También había "confesores", gente que vivía su fe de forma admirable sin morir por ella. Si tenían fama de santidad, la gente igual los consideraba santos.
Con el tiempo, los obispos empezaron a poner un poco de orden. En la Edad Media, ellos decidían quién era santo en su zona. Revisaban la vida del candidato y aprobaban el culto local.
Esto funcionó un rato, pero a veces había abusos: se "nombraban santos" por política, leyendas, o favoritismo. Además, cada región tenía sus santos y no siempre las personas coincidían.
Por eso, en el siglo X, la Iglesia solicitó que el Papa entrara al juego y diera el visto bueno. El primer caso oficial fue en 993 con San Ulrico, nombrado por el Papa Juan XV
Para el siglo XIII, con Inocencio III, se armó algo más serio: había que investigar la vida y los milagros del candidato. Ya no bastaba la fama, necesitabas pruebas. ¿Crees que eso hizo más justo el proceso?
Llegamos, pues, al Concilio de Trento (siglo XVI), y la Iglesia ajustó todo aún más. Querían evitar exageraciones y asegurarse de que los santos fueran ejemplos sólidos de fe. El proceso se volvió más estricto.
En 1588, Sixto V creó la Congregación de Ritos, un grupo en el Vaticano para manejar canonizaciones. Fue como poner una oficina oficial para revisar cada caso con lupa.
En el siglo XVII, Urbano VIII dijo: "hay que distinguir entre Beatos y Santos". También pidió milagros claros: uno para el Beato, dos para el Santo. Esto va dando forma al proceso actual.
Ya en el siglo XX, Juan Pablo II en 1983 simplificó algunas cosas. Quitó pasos burocráticos y dejó que las diócesis hicieran más desde el inicio. Quería que fuera más ágil el proceso, y vaya que lo puso a prueba ¡Tan solo en su pontificado se canonizaron alrededor de 483 santos!
En la actualidad, todo empieza cuando alguien fallece y la gente dice: "Esta persona era especial, vivía de una manera admirable su fe". No es algo oficial todavía, solo una fama de santidad que se va extendiendo.
Pasan al menos 5 años desde su muerte antes de que la Iglesia decida investigarlo. Es para asegurarse de que esa buena fama sigue viva.
La diócesis correspondiente a la región de misión del posible santo empieza a reunir datos: testimonios, escritos, todo lo que muestre cómo fue su vida. Es como armar un archivo sobre su bondad.
Ese archivo llega al Vaticano. Si ven que vivió las virtudes cristianas de forma ejemplar, lo nombran "Siervo de Dios". Es el primer paso oficial, como empezar una gran aventura que llena de emoción a la Iglesia.
Luego investigan si esas virtudes fueron extraordinarias, casi heroicas. No basta con ser bueno, tiene que ser un compromiso total con Dios. ¿Conoces a alguien que viva así? Ve previendo su candidatura.
Si lo aprueban, el Papa lo declara ‘Venerable’. Eso significa que su vida es un modelo a seguir, aunque aún no hay milagros. Aquí la gente empieza a pedirle favores de intercesión.
Ahora viene el milagro: algo que la ciencia no explique, como una curación, y que se relacione con la intercesión del venerable.
Ese milagro lo revisan con detalle: médicos, científicos y sacerdotes lo analizan. Si pasa la prueba, la persona se convierte en ‘Beato’ o ‘Beata’. Ya está más cerca de ser santo.
Ser Beato permite que lo veneren en un lugar o por grupo específico, no en toda la Iglesia. Es como un reconocimiento más local y muy común. En cada país hay muchísimos beatos actualmente, incontables.
Para ser santo, necesitan un segundo milagro, después de ser Beato. Lo estudian igual de a fondo con peritos, médicos, sacerdotes, científicos, etc. Es como si la Iglesia quisiera estar completamente segura.
Si el segundo milagro es aprobado, el Papa y los cardenales se reúnen para confirmar la santidad del beato. Entonces se hace la canonización, una ceremonia especial para hacerlo oficial ante la Iglesia Universal.
Este proceso puede durar años, décadas o hasta siglos. Algunos, como Madre Teresa, fueron rápidos; otros esperan mucho. ¿Qué opinas de tanta paciencia? ¿Vale la pena?
Es importante siempre saber que canonizar no es "hacer" a alguien santo, sino reconocer que ya lo era por cómo vivió.
Ya como santo, es santo para toda la Iglesia, y no solo con culto de veneración en un lugar. Significa que su vida y su fe son un ejemplo universal. ¿Hay algún santo que te inspire? Cuéntame, y que tengas bendecida semana!
Saludos en el Señor!

Fuente: https://x.com/andrespina__
Andrés Piña