Para San José, la vida de Jesús fue un continuo descubrimiento de
la propia vocación.
Cuando llega el momento de presentar al Niño en el Templo, José, que lleva la ofrenda modesta de un par de tórtolas, ve cómo Simeón y Ana proclaman que Jesús es el Mesías. Su padre y su madre escuchaban con admiración, dice San Lucas.
Más tarde, cuando el Niño se queda en el Templo sin que María y José lo sepan, al encontrarlo de nuevo después de tres días de búsqueda, el mismo evangelista narra que se maravillaron.
José se sorprende, José se admira. Dios le va revelando sus designios y él se esfuerza por entenderlos.
Como toda alma que quiera seguir de cerca a Jesús, descubre en seguida que no cabe la rutina. Porque Dios no se conforma con la estabilidad, Dios exige continuamente más, y sus caminos no son nuestros humanos caminos. San José, como ningún hombre antes o después de él, ha aprendido de Jesús a estar atento para reconocer las maravillas de Dios, a tener el alma y el corazón abiertos.
Pero si José ha aprendido de Jesús a vivir de un modo divino, me atrevería a decir que, en lo humano, ha enseñado muchas cosas al Hijo de Dios.
Cuando llega el momento de presentar al Niño en el Templo, José, que lleva la ofrenda modesta de un par de tórtolas, ve cómo Simeón y Ana proclaman que Jesús es el Mesías. Su padre y su madre escuchaban con admiración, dice San Lucas.
Más tarde, cuando el Niño se queda en el Templo sin que María y José lo sepan, al encontrarlo de nuevo después de tres días de búsqueda, el mismo evangelista narra que se maravillaron.
José se sorprende, José se admira. Dios le va revelando sus designios y él se esfuerza por entenderlos.
Como toda alma que quiera seguir de cerca a Jesús, descubre en seguida que no cabe la rutina. Porque Dios no se conforma con la estabilidad, Dios exige continuamente más, y sus caminos no son nuestros humanos caminos. San José, como ningún hombre antes o después de él, ha aprendido de Jesús a estar atento para reconocer las maravillas de Dios, a tener el alma y el corazón abiertos.
Pero si José ha aprendido de Jesús a vivir de un modo divino, me atrevería a decir que, en lo humano, ha enseñado muchas cosas al Hijo de Dios.
(En el taller de José, San Josemaría Escrivá)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar tu comentario, me alegra el alma