Lo que en realidad nos debe preocupar a los cristianos católicos, no es la proliferación de las sectas, sino tener las bases para defender la fe auténtica.
Si bien es cierto hoy en día que la religión católica es la que reune el mayor número de creyentes, también es cierto, que muchos de los mismos, se preocupan más por los bienes materiales, por sus intereses personales, por los beneficios económicos, por lo temporal y lo externo. Muchos de los que nos decimos católicos, por falta de una verdadera evangelización, por falta de conocimientos, nos hemos convertidos en idolatras. Hemos hecho de la cultura de la muerte nuestro conjunto trinitario, al que le dedicamos todo el tiempo posible y nuestro mayor esfuerzo: Dinero, placer y poder. Dios y sus mandamientos, su misericordia, su amor, el prójimo ni nos preocupa, nuestro futuro espiritual es lo de menos!
Por supuesto que no todas las cosas son iguales, pero son casi iguales, pero desgraciadamente una mayoría, y lo podemos constatar, por falta de evangelizadores (gente comprometida a dar a conocer y llevar la palabra de Dios a sus hermanos - con su ejemplo - principalmente) o por falta de voluntad e interés por conocer, verdaderamente nuestra religión nosotros mismo con nuestra apatía, indiferencia y comodismo hemos caído en una mescolanza, un poquito de todo, "al fin que no le hace daño a nadie" hemos llevado nuestra religiosidad y con nuestro ejemplo hemos llevado a otros a resolver fe con magia, supersticiones, santerismo y algunas otras creencias (sincretismo),
Nuestros deberes cristianos: lo que debemos creer (Creedo-12), lo que debemos recibir (Los sacramentos - 7) lo que debemos pedir ( Padre Nuestro -7) y lo que debemos cumplir (10mandamientos) los tenemos en completo abandono y olvido. Cumplir es sinónimo de practicar y practicar es sinónimo de vivir. No basta con creer hay que practicar.
No nos servimos del dinero, como debe ser (lo hemos convertido en un fin y no es un medio), sino nos hemos vuelto servidores de el, convirtiéndolo en un ídolo a quien debemos servir. El placer, el hedonismo nos ha llevado a centrar toda nuestra actividad en el sexo (pansexualismo) Y el poder nos obsesiona para dominar a los demás. Nos inunda el materialismo que trae consigo la corrupción .
Parte de lo escrito en Revista Católica por Francisco Mario Morales
Fuente: Catholic.net
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