Jesús, no quiero abandonarte, antes bien, deseo dar testimonio de ti a los hombres. Quiero darte a conocer a quienes no han oído hablar de ti. Sé que no será fácil, porque el mundo odia los que te pertenecemos, pero “Tú has vencido al mundo”, y con esa confianza, quiero aventurarme en el anuncio de tu Persona. Catholic.net
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ACI prensa

La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven. http://la-oracion.com

lunes, 25 de octubre de 2010

LAS CONTRADICCIONES QUE NOS DAÑAN

Lo que en realidad nos debe preocupar a los cristianos católicos, no es la proliferación de las sectas, sino tener las bases para defender la fe auténtica.


Si bien es cierto hoy en día que la religión católica es la que reune el mayor número de creyentes, también es cierto, que muchos de los mismos, se preocupan más por los bienes materiales, por sus intereses personales, por los beneficios económicos, por lo temporal y lo externo. Muchos de los que nos decimos católicos, por falta de una verdadera evangelización, por falta de conocimientos, nos hemos convertidos en idolatras. Hemos hecho de la cultura de la muerte nuestro conjunto trinitario, al que le dedicamos todo el tiempo posible y nuestro mayor esfuerzo: Dinero, placer y poder. Dios y sus mandamientos, su misericordia, su amor, el prójimo ni nos preocupa, nuestro futuro espiritual es lo de menos!
Por supuesto que no todas las cosas son iguales, pero son casi iguales, pero desgraciadamente una mayoría, y lo podemos constatar, por falta de evangelizadores (gente comprometida a dar a conocer y llevar la palabra de Dios a sus hermanos - con su ejemplo - principalmente) o por falta de voluntad e interés por conocer, verdaderamente nuestra religión nosotros mismo con nuestra apatía, indiferencia y comodismo hemos caído en una mescolanza, un poquito de todo, "al fin que no le hace daño a nadie" hemos llevado nuestra religiosidad y con nuestro ejemplo hemos llevado a otros a resolver fe con magia, supersticiones, santerismo y algunas otras creencias (sincretismo),
Nuestros deberes cristianos: lo que debemos creer (Creedo-12), lo que debemos recibir (Los sacramentos - 7) lo que debemos pedir ( Padre Nuestro -7) y lo que debemos cumplir (10mandamientos) los tenemos en completo abandono y olvido. Cumplir es sinónimo de practicar y practicar es sinónimo de vivir. No basta con creer hay que practicar.
No nos servimos del dinero, como debe ser (lo hemos convertido en un fin y no es un medio), sino nos hemos vuelto servidores de el, convirtiéndolo en un ídolo a quien debemos servir. El placer, el hedonismo nos ha llevado a centrar toda nuestra actividad en el sexo (pansexualismo) Y el poder nos obsesiona para dominar a los demás. Nos inunda el materialismo que trae consigo la corrupción .


Parte de lo escrito en  Revista Católica  por Francisco Mario Morales

Fuente: Catholic.net

miércoles, 20 de octubre de 2010

El equilibrio no está de moda


Pareciera que nos han impuesto vivir con angustias, tensos, siempre como explotando
 
 El equilibrio no está de moda
El equilibrio no está de moda
Hace un tiempo me he puesto a pensar, viendo algunas actitudes de muchas personas, en dónde está el equilibrio, es decir, el que uno sea “equilibrado” en el momento de actuar, de pensar, de hablar. Y me dí cuenta de todo lo que nos cuesta vivir de esa manera. Pareciera que lo que resalta y debe ser así, son los excesos, los gestos muchas veces extravagantes, las conversaciones hasta violentas si se quiere, y como que eso llama más la atención.

Es más, esos son los modelos que muchas veces se nos presentan. O si no bastaría con preguntarnos y observar: ¿Cómo son los “héroes” que se nos presentan? Miremos en la literatura moderna, en el cine, en las historias televisivas, en la música, donde aparecen supuestos “héroes” que se transforman en ídolos, y en casi todos se da una constante: actúan en forma desaforada, violenta, exaltados, con hasta excesos de vitalidad; y en muy pocos casos el “héroe de turno” se muestra como un ser equilibrado, maduro, sólido sicológicamente.

Basta con ver cuáles son los “ídolos” a quienes siguen los jóvenes, donde generalmente nos damos cuenta que muchos de ellos “actúan” de esa manera, y que sin dudas en su vida serán personas más “tranquilas y equilibradas”, y toda esa manera llamativa de actuar no es otra cosa que eso: una “actuación”.

Me pregunto por qué razón nos cuesta tanto seguir y admirar a alguien digamos “moderado”, equilibrado, que habla y no grita y no gesticula de manera exagerada.

¿Cuál será el motivo para que alguien sea admirado, para que triunfe, necesite ser “extravagante”, “raro”?. Parece que sólo pueden triunfar los que actúen de esa manera.

Pienso que quizás confundamos la serenidad con la apatía, el aburguesamiento, y en realidad se puede ser feliz de una manera también calma, y el hecho de ser equilibrado no necesariamente tiene que ver con vivir angustiado ni desalentado.

¿Cuál es la verdadera personalidad, la verdadera madurez? Pareciera que nos han impuesto vivir con angustias, tensos, siempre como “explotando”, pensando que ser “vital” es sinónimo de excesos, de cierta “neurosis”, como si esos fueran los verdaderos “grandes”.

Y la verdad, que para mí son Grandes en serio aquellos que aman el silencio, los que trabajan sin desalentarse, quien tiene paciencia y sabe esperar y no vive en el “ruido” permanente.

Grande e ídolo es quien es capaz de tener un corazón abierto y disponible para los demás, quien no necesita vivir “aturdido”, el que trabaja constante y silenciosamente esforzándose por construir cada día desde su lugar, un mundo mejor.

En fin, el verdaderamente Grande es lo contrario a lo que muchas veces nos muestran quienes quieren ocupar ese lugar de “modelos” para el hombre de hoy.

Padre Oscar Pezzarini
Superior Provincial de la Obra Don Orione en Argentina, Paraguay, Uruguay y México
 
 
Autor: Padre Oscar Pezzarini | Fuente: www.feliceslosninos.org 

martes, 19 de octubre de 2010

ES BUENO SABER



Es bueno saber que hay hombres de ciencia, pero es mejor que seamos hombres y mujeres de conciencia.

Es bueno saber lo que tenemos que hacer, pero es mejor hacer lo que debemos hacer.

Es bueno hacer planes y fijarse un propósito, pero es mejor llevarlos a cabo.

Es bueno desear el éxito pero es mejor realizar las cosas necesarias para lograrlo.

Es bueno hacer promesas, pero es mejor cumplirlas.

Es bueno tener dignidad, pero es mejor no pisar la de otros.

Es bueno tenerlo todo, pero es mejor compartir con el que no tiene nada.

Es bueno saberse amado y comprendido, pero es mejor amar y comprender.

Es bueno procurar no fracasar, pero es mejor ayudar al fracasado.

Es bueno buscar la verdad, pero es mejor hablar siempre con ella.

Es bueno tener fe, pero es mejor sembrarla en los que aún no conocen a Dios. Pero hazlo ya, porque el tiempo pasa!!!! 


FUENTE: Valores, Encuentra.com 
IMAGEN:   http://blog.espol.edu.ec/lpleon/
 

Regresar al camino

El agradecimiento implica regresar al buen camino de la vida.



“Uno de ellos, al ver que estaba curado, regresó alabando a Dios en voz alta, se postró a los pies de Jesús y le dio las gracias”.

Dice el refrán que “es de bien nacidos el ser agradecidos”. Sin embargo, el episodio de los diez leprosos que encontramos en el Evangelio, nos muestra y nos revela que la gratitud es, más bien, una virtud rara, una virtud exótica, algo parecido a esas flores curiosas que brotan en medio de la nieve o en los lugares más insospechados de la tierra.

Nos cuesta ser agradecidos. Pero ¿por qué? ¿Cuál puede ser la razón de esa dificultad? Tal vez porque en el fondo “dar las gracias” implica regresar un camino; algo que no siempre estamos dispuestos a hacer: “Mientras iban de camino, quedaron limpios de la lepra. Uno de ellos, al ver que estaba curado, regresó...”

Esos hombres, los diez, estaban desahuciados, eran unos muertos en vida, comidos por la enfermedad y por la soledad, señalados por la sociedad, proscritos, relegados, rotos por dentro y por fuera. Esos hombres pasaron en un instante a recuperar, de golpe, toda su dignidad, toda su salud, todo su cuerpo. Debió ser algo impresionante, inesperado, impactante. El único detalle en contra es que Jesús lo hizo gratis. A Jesús no le debían mil millones de dólares, ni una comisión, ni siquiera un regalo de agradecimiento. Lo único que les ataba a la persona que les había curado era su capacidad de agradecer; pero eso implicaba regresar por el mismo camino, tal vez perder un poco de tiempo, y reconocer el favor. Algo que sólo uno estuvo dispuesto a hacer.

“Regresar el camino” y dar las gracias no siempre y no todos estamos dispuestos a hacerlo. Somos mucho más agradecidos con el doctor, con el psicólogo o con el nutriólogo, que nos recibe en su consulta, reloj en mano, y nos receta un medicamento, una dieta o una terapia, que con el confesor que desde el confesionario nos absuelve, sin dinero de por medio, y nos limpia de la lepra del pecado. Somos más agradecidos con el funcionario o con el político que nos hace algún favor, a cambio de una significativa comisión, que con nuestros papás, que con esfuerzo y con sacrificio han gastado y han dado su vida para sacar adelante la nuestra.

¿Y con Dios? con Dios, más que agradecidos somos exigentes y muchas veces injustos. Le exigimos curaciones, le exigimos milagros, le exigimos que tengamos suerte, le exigimos que encontremos un buen trabajo, le exigimos que nos vaya siempre bien en la vida, le exigimos que no nos pase nada ni a nosotros ni a los nuestros, le exigimos que no nos falte el dinero, que nuestros hijos tengan éxito en la vida.... Exigimos, exigimos, exigimos y si no nos cumple renegamos, nos alejamos o dudamos de él haciéndolo culpable de todo lo que nos pasa.

Parece mentira, y es triste, que no nos hayamos dado cuenta de que Dios ya hizo el gran milagro, de que él ya cumplió con su parte. Él nos ha dado lo más importante: la existencia y su amor; su vida y su muerte; su cuerpo y su sangre; la resurrección y la vida eterna. A nosotros es a quienes nos corresponde, ahora, recorrer el camino. El problema es si estamos dispuestos a regresar, de vez en cuando, ese camino, para corresponder con nuestra capacidad de agradecer.

Diez leprosos fueron curados de su enfermedad. Los diez se beneficiaron del milagro, pero sólo uno regresó el camino para dar las gracias. Ese leproso, además del milagro de su curación corporal, escuchó palabras no menos misteriosas e impresionantes, que sin duda marcaron el resto de su existencia: “Levántate y vete, tu fe te ha salvado”.

Cada domingo tenemos la oportunidad de “regresar el camino” para dar gracias a Dios. La palabra “Eucaristía”, significa “acción de gracias”. Sólo por ese motivo ya sería algo grande ir a Misa. Sorprende y entristece ver la facilidad con que dejamos de hacerlo, a veces por flojera, otras veces porque la prisa de la vida, que también se hace presente los fines de semana, nos hace ver ese “dar gracias” como una pérdida de tiempo. Con toda razón, el Papa Juan Pablo II advertía al inicio del tercer milenio a todos los creyentes que “la Eucaristía dominical, congregando semanalmente a los cristianos como familia de Dios en torno a la mesa de la Palabra y del Pan de vida, es también el antídoto más natural contra la dispersión”. No hacerlo, no es sólo signo de ingratitud, sino también signo de despiste existencial. Ser agradecidos no cuesta dinero, es gratis; tal vez eso es lo malo, porque todo lo gratuito corre el riesgo de no ser valorado. Es cierto que no cuesta dinero en esta vida, pero tendrá su peso cuando en la otra oigamos: “¿No fueron diez los que quedaron limpios? ¿Dónde están los otros nueve?”
¡Vence el mal con el bien!


Autor: Ignacio Buisán, L.C. | Fuente: Virtudes y Valores

lunes, 18 de octubre de 2010

Oración a la Virgen de Schoenstatt


Querida Madre y Reina: Vengo a tu Santuario a buscar el silencio que afuera en el mundo lleno de ruidos , no es facil encontrar.
En mi ambiente muchas veces se vive la intranquilidad y en mi familia no siempre se vive la alegría, por eso a veces la vida se me hace dificil.
Hoy junto a Ti, quiero encontrar la paz; quisiera silenciar mi corazón ya que muchas veces no puedo rezar porque mi alma no puede descansar en Ti.
Ahora no sé que decirte pues mi corazón está lleno de tantas cosas...deseo renovarme interiormente en tu presencia, aquí ante tu trono, ante tu Hijo vivo y presente en el Sagrario. Con mucha esperanza he venido a tu Santuario, quisiera quedarme aquí espiritualmente para siempre y recibir con el corazón abierto todo lo que tú me tienes preparado.
Madre, al mirar tu imagen, descubro que tu me miras como si hubieras estado esperándome. Yo sé que quieres ser mi madre; Cristo tu Hijo te dio esta gran misión desde la cruz cuando dijo a Juan: "He aquí a tu Madre". Y Tú me aceptas tal cual soy; con todo lo que me preocupa y alegra, con mis deseos y necesidades, con mis talentos y miserias y en tu corazón encuentro hogar, seguridad y paz.
Allí me siento cobijado. Madre, escribe mi nombre en tu corazón y no lo borres jamás; desde allí enséñame el arte de descubrir el amor Misericordioso del Padre en todas las circunstancias de mi vida. Edúcame para que siempre pueda dar un sí dispuesto a la voluntad de Dios. Transforma mi pequeño corazón, dame la fortaleza en el dolor, paciencia y valor en las adversidades de la vida y dame la gracia que me impulse a colaborar en la construcción del Reino de Dios en mi ambiente.
Por eso hoy me entrego a Ti:
Oh Señora mía. Oh Madre mía, yo me ofrezco todo a Ti y en prueba de mi filial afecto te consagro en este día: mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón, en una palabra todo mi ser; ya que soy todo tuyo oh Madre de bondad, guárdame, defiéndeme y utilízame como instrumento y posesión tuya. Amén.

jueves, 14 de octubre de 2010

La Santa de la naturalidad sobrenatural.

Santa Teresa de Jesús, virgen y doctora de la Iglesia (1515-1583)

"Mujer de inteligencia peregrina y corazón sublime de cristiana, fue más divina cuanto más humana, y más humana cuanto más divina". Así cantó de ella Gabriel y Galán.

Nació Teresa de Cepeda y Ahumada el año de 1515, en el seno de una familia patricia de doce hijos, siendo educada muy cristianamente. A la edad de 12 años construyó una cabaña como la de los padres del desierto en el jardín de sus progenitores; y también deseó ponerse en camino, junto con su hermano Rodrigo, para ir con los moros a buscar las palmas del martirio, para ser decapitada por Cristo, pero su tío se lo impidió y la hizo volver a la casa paterna. Es internada.

Muere su madre y atraviesa una temporada un tanto desviada de sus fervores anteriores. De adolescente fue soñadora y novelera, con gran afición a los libros de caballería, coqueta, y "enemiguísima de ser monja". A los veinte años ingresa, sin permiso de su padre, al Convento de la Encarnación. Viste el hábito carmelitano y hace sus Votos Religiosos en 1537.

Cae muy enferma y sale del convento, y después de sanar prosigue un penoso camino de arideces, tentaciones e incomprensiones que van edificando su alma. Su vida está todavía muy lejos de dar ese "Sí" definitivo o de que sea la tercera conversión al Señor. Esta no llegará hasta la Cuaresma de 1554, cuando ella tenga ya 39 años. Hasta antes de esa edad Teresa vivirá en un ambiente religioso muy mediocre. Se entrega de lleno al Señor y... para siempre. Su vida tuvo un cambio profundo. Sintió un llamado especial de Dios a la santidad y respondió con DECISIÓN y GENEROSIDAD.

Ella acostumbraba decir:

"Ntro. Señor quiere y ama a las almas animosas y humildes. En la vida espiritual hace falta emprender grandes cosas".

Su existencia fue desde entonces un milagro contínuo lleno de visiones, éxtasis, persecuciones demoníacas y apariciones de Ntro. Señor. Felizmente para liberarla de los teólogos que la asediaban y la inducían al error, Dios le envió al gran místico, Pedro de Alcántara. Este continuó guiándola apareciéndosele después de muerto.

A partir de 1562 llevó a cabo grandes obras como fueron las fundaciones de numerosos centros de vida contemplativa y logró, tras difíciles oposiciones, la reforma del Carmelo, y sin embargo pudo gozar de la quietud que reclama la más alta contemplación, escalando siempre las más elevadas cumbres. En 1568 funda el primer convento de Padres reformados, yendo a la cabeza San Juan de la Cruz.

Herida de una pierna, se quejó un día con el Señor, diciéndole:

"Señor, después de tantos problemas, ¿hacía falta también éste? A lo que el Señor le contestó: "Teresa, yo así trato a mis amigos" y ella Concluyó diciendo: "¡Ah, Dios mío! Ahora entiendo por qué tienes tan pocos amigos".


Escribe libros prodigiosos llenos de sabiduría y experiencia mística: su autobiografía, camino de perfección, las moradas, cartas , poesías, modo de visitar conventos, constituciones... libros que son un prodigio de gracia personal, simpatía y elevación. Teresa fue la admiración de propios y extraños. En éxtasis o entre puhttp://www.encuentra.com/articulos.php?id_sec=38&id_art=393&id_ejemplar=0cheros, es la SANTA DE LA NATURALIDAD SOBRENATURAL, de una sencillez altísima que parece inasequible a los humanos sin la ayuda de Dios. Muere en Alba de Tormes, España en 1582. Es canonizada en 1622 y el 27 de septiembre de 1970 es declarada Doctora de la Iglesia por el Papa Paulo VI. 


* Quien a Dios tiene, nada le falta. Sólo Dios basta.

sábado, 9 de octubre de 2010

AHORA


“Ahora”. Así de fácil y así de difícil. Así de simple y así de fuerte.



“Ahora” es una palabra breve, pero que llega muy a fondo, que cambia radicalmente situaciones de modorra, de apatía o de tristeza.

“Ahora” es ahora. No es “antes”, pues lo que ya pasó ya pasó. No es “después”, porque no sabemos qué pueda ocurrir en unos minutos, en unos días, en unos meses.

“Ahora” implica permitir que inteligencia y voluntad trabajen juntas. Porque muchas veces, en el pasado, la inteligencia decía “quita el polvo del cuarto, abre el libro de matemáticas, escribe esa carta a un amigo, llama por teléfono y pide perdón a quien tanto necesita escuchar tu voz”. Pero la voluntad, remolona, prefería dejar las cosas para luego. Y el luego se alargaba, se alargaba, mientras la inteligencia veía claro y el corazón sentía una pena extraña por no hacer cosas que, de verdad, uno querría hacer... y nunca hace.

Pero la palabra “ahora” ha sonado fuerte y decidida. La voluntad mandó a las manos y cogió el sacudidor, y el cuarto quedó más limpio. El libro abrió sus páginas, y esta vez sí que rindió la tarde de estudio. La carta ya está cerrada y con sus sellos, y en unos minutos irá al buzón más cercano. Y un amigo ha sentido un nudo en la garganta al escucharme pedir perdón con una voz sincera, deseosa de restablecer esos lazos de afecto que los dos necesitamos en el camino de la vida.

“Ahora”. Así de fácil y así de difícil. Así de simple y así de fuerte.

El mundo se decide, cambia, crece, desde hombres y mujeres que dicen “ahora” para tantas cosas buenas. Por desgracia, también hay quienes dicen “ahora” para cometer un crimen, para lanzar mentiras, para destrozar familias, para promover injusticias en una sociedad en la que sobran las maldades.

Hace falta que millones de corazones buenos, aunque a veces con restos de temor que no terminan de esfumarse, digan fuerte su “ahora”. Entonces algo nuevo surgirá en el planeta: el bien será más fuerte, la alegría llegará más lejos, habrá amor verdadero. Porque el amor es cojo sin “ahoras” decisivos. Pero el amor corre ligero desde esa voluntad decidida que dice simplemente: “ahora”.



¡Vence el mal con el bien!

Autor: Bosco Aguirre | Fuente: Mujer Nueva

miércoles, 6 de octubre de 2010

Ríos, vientos y encinas


Lo importante es que no nos arrastren las aguas, no nos lleve el viento, no se nos pudran las raíces.

Ríos, vientos y encinas
Ríos, vientos y encinas


Hay autores que comparan la vida con los ríos. Para otros la vida se puede comparar con el viento. El río da la sensación de permanencia: el agua siempre corre por el mismo cauce. El viento es algo tan indeterminado que no sabemos cuándo iniciará y de dónde y hacia dónde se moverá.

Nuestra vida corre veloz, va de un lado para otro. En momentos se asemeja a una montaña tranquila: todo ocupa su lugar, nada da muestras de querer cambiar. Otros instantes somos arrastrados de un sitio para otro, hasta el punto que creemos que en cualquier momento se va a romper nuestro frágil equilibrio interior y saltará en mil pedazos el cristal que dibuja nuestra imagen ante los demás y ante nosotros mismos.

Conviene no olvidar, sin embargo, que en el continuo cambio del viento también hay algo que permanece. El viento es siempre aire. Aire que se mueve, pero aire... Nuestra vida zarandeada por el viento del tiempo, es siempre vida. Pero hace falta algo para que sea vida plenamente: la estabilidad.

Hay dos modos de dar estabilidad a una existencia humana. Uno es el compromiso. Otro es el amor. O, si juntamos las dos cosas, sólo adquirimos estabilidad cuando nos comprometemos en el amor, o cuando amamos hasta llegar a compromisos sinceros.

En un mundo en el que todo pasa con velocidad creciente, en el que hoy dos jóvenes dicen amarse y mañana ni se saludan cuando se cruzan por la calle, en el que dos adultos inician el proceso de divorcio para separar unas vidas que un día fueron amor hasta la muerte... el que alguien pueda amar hasta un compromiso total hace que se encienda un faro de luz que llena de esperanza.

Si se admite que hay un parecido entre la vida y el viento, también podemos intentar comparar nuestro vivir con la encina. Cada amor comprometido arraiga la existencia de un hombre o de una mujer hasta convertirlos en algo que dura. La encina está allí, a merced del viento, de la lluvia, del granizo o de la contaminación. La encina grita al cielo que durará mientras sea lo que es, mientras pueda seguir luchando, día a día, contra la sequía, contra el abandono, contra el hacha que le roba algunas ramas para alimentar el fuego de un hogar.

Lo hermoso es poder llegar a un compromiso precisamente cuando uno sabe que puede tomarlo o dejarlo, pero que una vez tomado ese compromiso marcará toda una vida. Así debería ser cualquier matrimonio, así debería ser cualquier amistad, así debería ser cualquier profesión que implique un servicio a la sociedad (y, en el fondo, cualquier trabajador es una fuente de bien para los demás).

El hecho de que el compromiso sea algo hermoso no quita el que sea también difícil. Pero lo que vale cuesta. No sólo cuando se trata de comprar un diamante. La amistad, el amor verdadero, el compromiso de entrega a los demás, no se puede comprar con todo el oro del mundo. Los corazones no se venden sin permiso, aunque haya quien venda su corazón por un puñado de placer.

Ríos, vientos, encinas. Son imágenes de algo tan complejo como el vivir. Son elementos naturales que no pueden representar bien lo que significa ser hombre y ser mujer en un mundo en cambios continuos. Lo importante es que no nos arrastren las aguas, no nos lleve el viento, no se nos pudran las raíces. Un amor comprometido y fresco puede vencer cualquier dificultad. Y puede tocar la eternidad ya en este mundo.

Autor: Fernando Pascual | Fuente: Catholic.net

martes, 5 de octubre de 2010

EL UNICO CAMINO

SI EN LA VIDA LLEGA ESE FATAL MOMENTO QUE TE ENCUENTRAS TAN PERDIDO ,QUE NI TE RECONOCES , Y LO QUE VES NO TE GUSTA .

SI EN TU PASADO CREES HABER SENTIDO, LA INSOPORTABILIDAD QUE EXISTE EN TODO AQUELLO, QUE A GOLPE FUE IMPUESTO , AUNQUE SIN MAS RUIDO QUE EL DE UNA HOJA AL CAER MECIDA POR EL VIENTO .

SI EN TU VIDA CREES HABER VIVIDO VECES, EN LAS QUE TE ABANDONAN LAS FUERZAS, CUANDO MAS FALTA PARECE QUE HACEN, PARA NO SUCUMBIR COMO PERSONA QUE TOMA SUS PROPIAS DECISIONES EN LIBERTAD



SI SENTISTES ESTO, Y MAS AUN, EL NO SABER SI TODO LO QUE VIVES ES REALIDAD, PUES TE DA LA SENSACION A VECES DE NO SER PARTE DE ELLA, DE NO PERTENECER AL LUGAR, NI AL MODO EN EL QUE TODO SE REALIZA



NO ODIES POR ELLO, NO CULPES A NADIE, NO TE SIENTAS PERDIDO, NO PIENSES QUE ERES IMPOTENTE Y NO PUEDES HACER NADA PARA QUE CAMBIE


TODO LO CONTRARIO, ERES PIEZA IMPRESCINDIBLE PARA EL CAMBIO, SOLO NECESITAS ALEJAR DE TI LOS SENTIMIENTOS NEGATIVOS Y SUSTITUIRLOS POR AMOR A TODO, INCLUSO A LAS COSAS QUE PARECEN NO GUSTARTE, PUES ESAS COSAS SON LAS QUE MAS FALTAS DE AMOR ESTAN PARA QUE PUEDAN CAMBIAR, INTENTA COMPRENDER QUE SOLO EL CAMINO DEL AMOR PUEDE LLEVARTE A OTRA REALIDAD

lunes, 4 de octubre de 2010

ORACIÓN SIMPLE DE
SAN FRANCISCO DE ASÍS
Oh, Señor, hazme un instrumento de Tu Paz .
D
onde hay odio, que lleve yo el Amor.

D
onde haya ofensa, que lleve yo el   Perdón.
D
onde haya discordia, que lleve yo la Unión.
D
onde haya duda, que lleve yo la Fe.
D
onde haya error, que lleve yo la Verdad.
D
onde haya desesperación, que lleve yo la Alegría.

D
onde haya tinieblas, que lleve yo la Luz.
Oh, Maestro, haced que yo no busque tanto ser consolado, sino consolar;
ser comprendido, sino comprender;
ser amado, como amar.
Porque es:
Dando , que se recibe;
Perdonando, que se es perdonado;
Muriendo, que se resucita a la
Vida Eterna.

sábado, 2 de octubre de 2010

Chemita... para mi, otro Angel Custodio ..


Chemita
Luchen diario por lo que quieren y acuérdense de esto en las mañanas y cuando tengamos más flojera que nunca
 
Chemita
Chemita
Esta foto es de Chemita... El sábado antepasado estaba de guardia en la Cruz Roja y llegó una niña de 17 años que seguro se había tomado algo para abortar... y dio a luz a este bebé... (no les pongo las demás fotos para que los que no son médicos no se traumen). El caso es que un amigo y yo nos quedamos cuidándolo las pocas horas que vivió... chequen el tamaño de sus manitas por favor... (la mano de encima es la mía). La mamá tenía apenas cuatro meses de embarazo!!! pero él ya estaba perfectamente bien formadito... uñitas, deditos, orejitas, boquita, todo...

El caso y lo padre de la situación fue que como ni siquiera lo pudimos intubar, (no había cánulas tan chiquitas... además le podíamos tronar los pulmoncitos), entonces tuvimos que quedarnos junto a él toooodo el tiempo calentándolo con sábanas y lámparas y echándole aire por la boquita. Llegó un momento en que nos quedamos maravillados de la fuerza que tenía ese bebé... créanme que cuando veíamos que su corazoncito empezaba a fallar, dejábamos de darle respiraciones para que no sufriera más... y en el momento en que le quitábamos el aire, el ritmo cardíaco volvía a subir... IMPRESIONANTE!!!! nos trajo así casi 4 horas!!! Después de muchos intentos, cuando lo vimos que ya estaba medio mal, lo bautizamos (sí, salió la educación religiosa cañón... pero no podíamos dejar que alguien así, que había luchado tanto, se fuera sin un nombre, como si no hubiera pisado este mundo... y como no sabíamos aún si era niño o niña, le pusimos José María... "Chemita" pa´ los cuates...)

Cuando murió, (debo confesar que lloré muchísimo) me puse a pensar en todo lo que él quería vivir, en todo lo que él luchó... y ¡caray! vivió sólo 4 horas!!! y yo a mis 21, casi 22, no he hecho un pepino, me da flojera despertar y vivo "jetona"!!!

El sábado fui con unos niños de prepa y secundaria y les puse la foto, les expliqué lo mismo que les digo a ustedes, etc... y créanme... chequen la cantidad de vidas (la mía, la de mi familia, mis amigos, los doctores y enfermeras de la Cruz, los chavos del sábado y ahora ustedes...) en las que ha influido Chemita... en 4 horas de vida!!!!

Ya quisieramos muchos esas ansias de luchar por lo que queremos, por vivir... pero la neta es que lo vemos como algo de todos los días, como algo que siempre pasa... ya se nos hizo costumbre respirar, despertarnos, y no vemos lo increíble y la dicha que tenemos de poder cambiar diario este mundo... hacer algo bueno por alguien...

IMAGÍNENSE LAS ENORMES GANAS QUE TENÍA ESE CHIQUITO DE SOBREVIVIR... así que neto, luchen diario por lo que quieren y acuérdense de esto en las mañanas y cuando tengamos más flojera que nunca.

Se me hizo padre contarles esta experiencia, creo que vale muchísimo la pena....y pues si quieren o así... denle forward... a ver en cuantas vidas puede seguir influyendo alguien que vivió 4 horas!

LOS QUIERO MUCHISISISISISISISIMO

(PERDON POR EL ROLLO CURSI PERO VALÍA LA PENA) me contestan a ver que les pareció...

Autor: Julia Salinas 

Nuestro ángel de la guarda


Necesitamos renovar nuestro trato afectuoso y sencillo con nuestro ángel de la guarda que está a nuestro lado y nos ayuda de mil modos.
 
Nuestro ángel de la guarda
Nuestro ángel de la guarda
Muchos tienen la costumbre de hablar con su ángel de la guarda. Le piden ayuda para resolver un problema familiar, para encontrar un estacionamiento, para no ser engañados en las compras, para dar un consejo acertado a un amigo, para consolar a los abuelos, a los padres o a los hijos.

Otros tienen al ángel de la guarda un poco olvidado. Quizá escucharon, de niños, que existe, que nos cuida, que nos ayuda en las mil aventuras de la vida. Recordarán, tal vez, haber visto el dibujo de un niño que camina, cogido de la mano, junto a un ángel grande y bello. Pero desde hace tiempo tienen al ángel “aparcado”, en el baúl de los recuerdos.

De grandes es normal que hablemos a los niños de su ángel de la guarda. Nos sería de provecho pensar también en nuestro ángel que está a nuestro lado y nos ayuda de mil modos.

Es verdad: Dios es el centro de nuestro amor, y a veces no tenemos mucho tiempo para pensar en los espíritus angélicos. Podemos, sin embargo, ver a nuestro ángel de la guarda no como una “devoción privada” ni como un residuo de la niñez, sino como un regalo del mismo Dios, que ha querido hacernos partícipes, ya en la tierra, de la compañía de una creatura celeste que contempla ese rostro del Padre que tanto anhelamos.

Necesitamos renovar nuestro trato afectuoso y sencillo, como el de los niños que poseen el Reino de los cielos (cf. Mt 19,14), con el propio ángel de la guarda. Para darle las gracias por su ayuda constante, por su protección, por su cariño. Para sentirnos, a través de él, más cerca de Dios. Para recordar que cada uno de nosotros tiene un alma preciosa, magnífica, infinitamente amada, invitada a llegar un día al cielo, al lugar donde el Amor y la Armonía lo son todo para todos. Para pedirle ayuda en un momento de prueba o ante las mil aventuras de la vida.

Necesitamos repetir, o aprender de cero, esa oración que la Iglesia, desde hace siglos, nos ha enseñado para dirigirnos a nuestro ángel de la guarda:

Ángel del Señor, que eres mi custodio,
puesto que la Providencia soberana me encomendó a ti,
ilumíname, guárdame, rígeme y gobiérname en este día.
Amén
.


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