viernes, 4 de junio de 2010
Dios no deja de hablar al alma
Buenos días Jesús mío. ¿Qué quieres que te diga? “Dímelo”. Es que igual te ríes dadas las circunstancias de mi alma. “No te avergüences ante Mí”. Jesús, es que te lo he dicho tantas veces y en tantas ocasiones te he fallado que… “Confía”. Bueno, pues te digo que quiero ser santo. Señor, ¿crees que puedo llegar a serlo de verdad? “Guillermo, Soy Yo el que te hago santo, no hay nada que más desee que compartir Mi Santidad con mis hijos, pero sólo encuentro obstáculos”.
Ya lo sé. En lo que a mí se refiere por una parte te pido ser santo y por otra parece que procuro todo lo contario. ¿Qué puedo hacer Jesús mío? “No dejar de creer en Mí, contarme tus problemas y dificultades, confiarme tu vida entera, pedir perdón y proseguir el camino Conmigo”. No me dejes. “No te dejo”. Nunca. “Nunca hijo mío, nunca”.
Estaba pensando en una señora que me encontré en una tienda, aquella buena mujer, ¿recuerdas? “Son muchas las gracias que te doy, pero la mayoría no sabes verlas”. Cuando le di las gracias, por dejarme pasar, nunca pensé… “Dar las gracias a una persona puede significar mucho para ella y a Mí me dejas entrar en su alma”. ¿De verdad? “Una sola palabra puede ser un acto de caridad de gran eficacia”. Todavía me emociono cuando recuerdo lo que me contestó la buena mujer: ‘Las gracias siempre a Dios’, dijo. ¿Fuiste Tú? “Si tu alma está atenta al Espíritu te darás cuenta de muchos de estos dones”.
¿Ves?, ahora ya no sé qué contarte. “Me interesa todo de ti, ¿no te das cuenta?”. Estaba mirando el cielo con sus nubes, los edificios cercanos, las personas que viven en ellos… “Piensa siempre en almas y pídeme por ellas”. Te lo prometo. “¿Qué más ves?”. La luz en las fachadas. “Esa luz es obra mía”. Pues es maravillosa Jesús mío. Es de lo más bello, pues alumbra todo lo demás. “En ella también puedes verme a Mí, porque Yo Soy la Luz, la fuente de toda luz, y quiero llenar de esa luz a todos los hombres”.
Señor, igual es una bobada, pero ya sabes lo que me gusta asomarme a las ventanas. “Las almas en gracia son mis ventanas al mundo y desde ellas bendigo y tengo misericordia”. Quiero ser una de esas ventanas. “Pero tienes que abrirla más a Mi Voluntad, no a tu comodidad”. Me despisto mucho Jesús mío, se me van las horas sin pensar en Ti apenas. “¿Imaginas que Yo dejará de pensar en ti? Durante esas horas de las que hablas Te estoy esperando”. ‘Señor, ten piedad y misericordia de mí’. “Me gustó cuando viniste ayer a verme. Te estaba llamando y me oíste”. Estaba cansado. “¿Qué descanso mejor que estar con tu Dios?”.
Jesús mío… “Sé lo que te preocupa, no olvides que Soy tu Padre”. Pero… “Soy tu Padre siempre. ¿Cuándo he dejado de perdonarte, cuándo he dejado de ayudarte”. Perdona Señor mis dudas y mis pecados, mis desánimos y egoísmos. Toma mi corazón. “Toma tú el Mío”.
http://www.guillermourbizu.com/2010/06/dios-no-deja-de-hablar-al-alma.html
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