Jesús, no quiero abandonarte, antes bien, deseo dar testimonio de ti a los hombres. Quiero darte a conocer a quienes no han oído hablar de ti. Sé que no será fácil, porque el mundo odia los que te pertenecemos, pero “Tú has vencido al mundo”, y con esa confianza, quiero aventurarme en el anuncio de tu Persona. Catholic.net
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domingo, 21 de diciembre de 2025

Granito de arena de Esperanza... San José en el silencio

 

Creo que hoy merece la pena detenerse en una figura que suele pasar desapercibida… y que precisamente por eso enseña tanto.


1 San José no quiso hacer ruido.
Cuando descubre que María está encinta, no monta un escándalo. No convoca testigos. No se defiende. No se justifica. En un mundo donde todo se airea, José elige el silencio.

2 No vilipendia a nadie.
Ni siquiera a María. No la expone. No la señala. No la pone en evidencia. Podría haberlo hecho. La ley se lo permitía. Pero el amor verdadero no humilla nunca.

3 Tampoco reprocha nada.
José no exige explicaciones. No pide cuentas. No lanza reproches. Cuando uno ama de verdad, no convierte el dolor en arma contra el otro.

4 Decide marcharse en silencio.
Su plan es sencillo y doloroso: desaparecer. Hacerse a un lado. Quitar ruido para que Dios siga actuando. Hay silencios que son más elocuentes que mil discursos.

5 Y entonces llega el “no temas”.
El ángel le dice: «No temas». Dos palabras. Nada más. Pero le cambian la vida. Dios no le da un tratado teológico. Le pide confianza.

6 El “no temas” lo recoloca todo.
José pasa del silencio de la huida al silencio de la obediencia. Ya no se va. Se queda. Y se queda para siempre. Acepta una misión que no entiende del todo, pero que acoge del todo.

7 Desde ese día, José vive así.
Sin reproches. Sin ruido. Sin protagonismo. Custodiando un misterio que no es suyo, pero que se le confía. Dios actúa con fuerza en quienes no necesitan explicarse.

8 San José sigue enseñándonos hoy.
Que no todo conflicto se gana hablando.
Que no toda herida se cura exponiéndola.
Que hay silencios que son profundamente evangélicos.

9 Y que el “no temas” de Dios sigue siendo actual.
Cuando uno lo escucha de verdad, no elimina las dificultades. Pero lo cambia todo. Porque cambia el corazón.

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