San José caminó donde el camino estaba desnudo,
Con un bastón de madera y un peso de cuidado.
La noche era amplia con un cielo vigilante,
Pero aún más silencioso estaba el hombre que estaba cerca.
No se protegió con la espada de un soldado,
Pero con paso firme y confianza en el Señor.
A su lado caminaba la doncella apacible,
Llevando el mundo dentro de su Niño.
¡Oh extraño decreto del plan eterno!
Que Dios se esconda detrás de un hombre,
Y el Cielo se inclina, en profundo silencio,
Sobre el voto de José de guiar y guardar
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