No, no necesitas que una persona te diga lo mucho que vales.
Ya hay alguien que te demostró todo tu valor en la Cruz.
No, no necesitas que una persona te diga lo mucho que vales.
Ya hay alguien que te demostró todo tu valor en la Cruz.
Oh mi buen Maestro, Jesucristo, estaba yo sin ningún auxilio, no pedía nada, y ni tan sólo pensaba en ello, y tu luz me ha iluminado durante la noche... Tú has alejado de mi el peso que me hundía, tú has repelido a los que me asaltaban, tú me has llamado con un nombre nuevo (Ap 2,17), tomado del tuyo, el nombre de cristiano. Yo estaba ya sin fuerzas, tú me has levantado. Me has dicho: «Confianza, Yo te he rescatado, Yo que he dado mi vida por ti. Si quieres unirte a mi, te liberarás del mal y del abismo en el que estás metido, y te conduciré a mi Reino...»
Si, Señor, ¡tú lo has hecho todo por mí! Yo estaba en las tinieblas y no sabía nada..., yo bajaba al abismo de la injusticia, estaba caído en la miseria del tiempo para caer más bajo todavía. Y en la hora en que me encontraba sin ayuda ninguna, tú me has iluminado. Sin que ni siquiera te lo pidiera, me has iluminado. En tu luz he visto lo que eran los otros y lo que yo mismo soy...; tú me has dado la confianza en mi salvación, tú, que has dado tu vida por mí... Lo reconozco, oh Cristo, me debo del todo a tu amor.
San Anselmo (1033-1109)
benedictino, arzobispo de Canterbury, doctor de la Iglesia
Meditaciones.evangelizo.com
Al Ángel de la Guarda:
Ángel de Dios, que eres mi custodio, ya que la soberana piedad me ha encomendado a ti, ilumíname, guárdame, rígeme y gobiérname. Amén.
A San Miguel Arcángel:
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén.
Buenos días Señor, gracias por permitirme un día más.
Cuántos proyectos a realizar esta semana, cuántos planes, cuántas buenas intenciones.
Voy recorriendo poco a poco cada uno de ellos, y tú Señor ¿Qué planes tienes para mi está semana?
¿Qué puedo o qué debo hacer para crecer en tu amistad?
Señor, dame la gracia de todos los días buscarte en la oración, de escuchar tu voz.
Guía, Señor, mis pasos a través de las Escrituras, ilumina mi camino.
Dame la gracia de saber vencer el egoísmo en mi vida y poder así colocarte al centro de mi corazón.
Yo sé que no es fácil, pero también sé que junto a ti todo lo puedo, en ti encuentro paz,
contigo las ideas se aclaran, las tormentas se calman y la toma de decisiones se torna más fácil.
No sé qué planes tienes para mí esta semana, yo tengo los míos, los pongo en tus manos,
ayúdame a vivir plenamente cada día, a aprovecharlo al máximo, viviendo con alegría y generosidad, con sencillez y servicialidad,
que todo cuanto haga me ayude a estar más cerca de ti.
Gracias Señor por este día, por esta nueva semana, me pongo en tus manos
Amén.
La muerte despoja al hombre de todos los bienes de este mundo. ¡Qué espectáculo el ver echar de su propio palacio a un príncipe que no ha de volver a entrar mas en él, y a otros al mismo tiempo tomar posesión de sus muebles, de sus tesoros, de todos sus bienes!
Sus servidores le dejan llevar al sepulcro con un vestido que cubre apenas su desnudez. Ni una persona hay que haga caso de él, ni que le adule; ni aun se atiende a su voluntad postrera.
Preparación para la muerte.
Consideración II
San Alfonso María de Ligorio
“Dios es el Padre de las cosas creadas; María es la Madre de las cosas recreadas… Dios es el Padre de la constitución de todo; María es la madre de la restitución de todo.
Porque Dios engendró a aquel por quien todo fue creado; y María dio a luz a aquel por quien todo fue salvado…
¡Oh, bendita confianza! ¡Oh, refugio seguro! La Madre de Dios es nuestra Madre”.
San Anselmo, doctor de la Iglesia (1109).
En otros tiempos, Cristo decía: “Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes” (Jn 6,53). Pero no escucharon espiritualmente sus palabras y se fueron, escandalizados, pensando que el Señor los invitaba a una comida ordinaria.
Ya en el Antiguo Testamento, se presentaba el pan de Proposición. Actualmente no tiene objeto ofrecer los panes de la Antigua Alianza. En la Nueva Alianza se presenta un pan celeste y una copa de salvación (cf. Sal 116,13) que santifican el alma y el cuerpo. Lo mismo que el pan se acorda con el cuerpo, el Verbo se armoniza con el alma.
No te detengas en el pan y el vino como si se tratara de esto únicamente, ya que según la afirmación del Maestro se trata de cuerpo y de sangre. Más allá de lo que te sugiere la percepción de los sentidos, la fe te asegura. No juzgues la realidad según el sabor sino según la fe. (…)
Lo que aprendes te da esta certeza: lo que parece pan, aunque tenga el sabor, no es pan sino el Cuerpo de Cristo. Lo que parece vino, aunque tenga el sabor, no es vino sino la Sangre de Cristo.
San Cirilo de Jerusalén (313-350)
obispo de Jerusalén, doctor de la Iglesia
Catequesis mistagógica 4º (Lectures chrétiennes pour notre temps, Abbaye d'Orval, 1971), trad. sc©evangelizo.org
San León Magno (¿-c. 461)
papa y doctor de la Iglesia
Sermón XII sobre la Pasión (PL 54. Lectures chrétiennes pour notre temps, Abbaye d'Orval, 1972), trad. sc©evangelizo.org