«Ambos nacieron de forma maravillosa, tanto el heraldo como el juez, la lámpara y el día, la voz y la Palabra, el siervo y el Señor. El siervo nació de una estéril; el Señor, de una virgen. El Señor en persona se procuró para sí un servidor en el seno de una estéril, de padre y madre ancianos; el mismo Señor se hizo para sí la carne en el seno de una virgen, sin padre humano, Él que creó al primer hombre sin padre ni madre».
San Agustín - Sermón 290 [En el Natalicio de Juan Bautista]
San Agustín - Sermón 290 [En el Natalicio de Juan Bautista]
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