Jesús, no quiero abandonarte, antes bien, deseo dar testimonio de ti a los hombres. Quiero darte a conocer a quienes no han oído hablar de ti. Sé que no será fácil, porque el mundo odia los que te pertenecemos, pero “Tú has vencido al mundo”, y con esa confianza, quiero aventurarme en el anuncio de tu Persona. Catholic.net
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ACI prensa

La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven. http://la-oracion.com

domingo, 29 de enero de 2023

Los siete dolores y gozos de san José

Primer domingo de san José


Primer dolor: Estando desposada su madre María con José, antes de vivir juntos se halló que había concebido en su seno por obra del Espíritu Santo (Mt 1,18).

Primer gozo: El ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, pues lo concebido en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús (Mt 1, 20-21).
 
 
Primer dolor y gozo de san José
 

El Reino de los cielos es para ellos

“Dichosos los pobres de corazón, porque el Reino de los cielos es para ellos.” Sí, dichosos los que rechazan las cargas sin valor pero bien pesadas de este mundo. Los que no buscan hacerse ricos sino es poseyendo al Creador del mundo, y él sólo por él sólo. Los que son como gente que no tienen nada pero poseen todo. (cf 2Cor 6,10) ¿No poseen todo aquellos que poseen al que contiene todo y dispone todo, aquellos que poseen a Dios en heredad? (Nm 18,20) “Nada les falta a los que le temen.” (Sal 33,10) Dios les otorga todo lo que sabe que les es necesario. Se da él mismo para que su alegría sea plena.... ¡Gocémonos, pues, hermanos, de ser pobres por Cristo y esforcémonos de ser humildes con Cristo. No hay nada más detestable y más miserable que un pobre orgulloso...

“El Reino de Dios no es ni comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.” (Rm 14,17) Si nos damos cuenta de que tenemos todo esto en nuestro interior ¿por qué no proclamar con seguridad que el Reino de Dios está dentro de nosotros? (Lc 17,21) Ahora bien, lo que está en nosotros nos pertenece realmente. Nadie nos lo puede arrebatar. Por esto, cuando el Señor proclama dichosos a los pobres tiene razón cuando dice: “El Reino de Dios es para ellos”, no dice “será para ellos”. No lo es solamente por una ley establecida sino también como prenda absolutamente segura, es una experiencia ya ahora de la felicidad perfecta. No solamente porque el Reino está preparado para ellos desde la creación del mundo (Mt 25,34) sino también porque ya han comenzado a poseerlo ahora. Poseen ya el tesoro celestial en vasijas de barro (cf 2Cor 4,7); llevan a Dios en sus cuerpos y en su corazón.
 
 
Beato Guerrico de Igny (c. 1080-1157)
abad cisterciense
Sermón para la fiesta de Todos los Santos 3, 5-6; SC 202, pag 503 ss.evangelizo.org

sábado, 28 de enero de 2023

Sábados consagrados a María

Oración por los cristianos perseguidos de Monseñor Cattenoz:

"Santísima Madre de Dios, nos dirigimos a ti como Madre de la Iglesia, madre de todos los cristianos que sufren y de todas las minorías perseguidas. Te suplicamos, por tu ardiente intercesión, que hagas caer ese muro, los muros de nuestros corazones, y los muros que producen odio, violencia, miedo e indiferencia, entre los hombres y entre los pueblos.

Tú, que mediante tu Fiat aplastaste a la serpiente antigua, congréganos y únenos bajo tu manto virginal, protégenos de todo mal, y abre para siempre en nuestras vidas la puerta de la esperanza.

Haz que nazca en nosotros y en este mundo la civilización del amor que pende de la cruz y de la resurrección de tu Divino Hijo, Jesucristo, Nuestro Salvador, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén".

MISLopez 

María Auxiliadora de Algeciras.

jueves, 26 de enero de 2023

Un encuentro personal con Dios

Cuando le recibas, dile: Señor, espero en Ti; te adoro, te amo, auméntame la fe. Sé el apoyo de mi debilidad, Tú, que te has quedado en la Eucaristía, inerme, para remediar la flaqueza de las criaturas (Forja, 832)

No descubro nada nuevo si digo que algunos cristianos tienen una visión muy pobre de la Santa Misa, que para otros es un mero rito exterior, cuando no un convencionalismo social. Y es que nuestros corazones, mezquinos, son capaces de vivir rutinariamente la mayor donación de Dios a los hombres. En la Misa, en esta Misa que ahora celebramos, interviene de modo especial, repito, la Trinidad Santísima. Corresponder a tanto amor exige de nosotros una total entrega, del cuerpo y del alma: oímos a Dios, le hablamos, lo vemos, lo gustamos. Y cuando las palabras no son suficientes, cantamos, animando a nuestra lengua ‑Pange, lingua!‑ a que proclame, en presencia de toda la humanidad, las grandezas del Señor.

Vivir la Santa Misa es permanecer en oración continua; convencernos de que, para cada uno de nosotros, es éste un encuentro personal con Dios: adoramos, alabamos, pedimos, damos gracias, reparamos por nuestros pecados, nos purificamos, nos sentimos una sola cosa en Cristo con todos los cristianos. (Es Cristo que pasa, nn. 87-88)
 
 

 

Ser una lámpara sobre el candelero

Los laicos a quienes su vocación específica coloca en medio del mundo y al frente de las tareas materiales más variadas, deben ejercer, en virtud de esta vocación, una forma singular de evangelización. Su tarea primera e inmediata no es la institución y el desarrollo de la comunidad eclesial,—esto es el papel específico de los pastores--, sino la puesta en marcha de todas las posibilidades cristianas y evangélicas escondidas, pero ya presentes y activas en las cosas del mundo. El campo propio de su actividad evangelizadora es el vasto mundo complejo de la política, de lo social, de la economía, y también de la cultura, de las ciencias y del arte, de las relaciones internacionales, de los medios de comunicación, así como ciertas realidades abiertas a la evangelización como el amor, la familia, la educación de los niños y adolescentes, el trabajo profesional, el sufrimiento.
Cuanto más laicos estén impregnados del espíritu evangélico, responsables de estas realidades y comprometidos claramente en ellos, competentes para promoverlos y conscientes que hace falta desarrollar su plena capacidad cristiana a menudo sofocada y arrinconada, tanto más estas realidades serán caminos al servicio de la edificación del reino de Dios y, por lo tanto, de la salvación en Jesucristo, sin perder o sacrificar nada de su potencial humano sino manifestando la dimensión trascendente a menudo desconocida
 
 
San Pablo VI
papa 1963-1978
Evangelii Nuntiandi, 70.evangelizo.org

miércoles, 25 de enero de 2023

CONVERSIÓN DE SAN PABLO (25 enero)

 

No hay corazón, por esclavo que sea del odio, que resista al Amor. Los muros de hielo, que lo aíslan de Dios y lo privan de su divino fuego, se convertirán en ríos de agua que bautizan y salvan.

“Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? ”

Bastó esa cálida Voz, preñada de pena al ver cómo ese corazón malgastaba sus fuerzas, bastó que de él se compadeciera, para que ese bravo espíritu recobrara la luz y encontrara el camino.

Y Pablo, en ese instante, humilló su corazón, puso al servicio de ese Cristo al que perseguía su alma y arrojó fuera de sí lo que de Él le apartaba.

Cuanto mayor es el dolor por la ofensa causada, cuanto más alto es el arrepentimiento, mayor es el Amor que Él vuelca en esa alma; así, la espada que buscaba la muerte de los cristianos se tornó en afilada palabra que buscó la conversión de los paganos.

San Pablo, alcanza la conversión de quienes no conocen o persiguen a Dios y ayúdanos a dejarnos guiar por su divina Luz. 


Abel De Miguel Sáenz




martes, 24 de enero de 2023

La fe de su madre; la fe de sus hermanos

En la escuela de María, la mujer “eucarística”: En cierto sentido, María ha practicado su fe eucarística antes incluso de que ésta fuera instituida, por el hecho mismo de haber ofrecido su seno virginal para la encarnación del Verbo de Dios. La Eucaristía, mientras remite a la pasión y la resurrección, está al mismo tiempo en continuidad con la Encarnación. María concibió en la anunciación al Hijo divino, incluso en la realidad física de su cuerpo y su sangre, anticipando en sí lo que en cierta medida se realiza sacramentalmente en todo creyente que recibe, en las especies del pan y del vino, el cuerpo y la sangre del Señor.
 
Hay, pues, una analogía profunda entre el fiat pronunciado por María a las palabras del Ángel y el amén que cada fiel pronuncia cuando recibe el cuerpo del Señor. A María se le pidió creer que quien concibió « por obra del Espíritu Santo » era el « Hijo de Dios » (cf. Lc 1, 30.35). En continuidad con la fe de la Virgen, en el Misterio eucarístico se nos pide creer que el mismo Jesús, Hijo de Dios e Hijo de María, se hace presente con todo su ser humano-divino en las especies del pan y del vino. « Feliz la que ha creído. » (Lc 1,45)
 
 
San Juan Pablo II (1920-2005)
papa
Encíclica Ecclesia de Eucharistia,VI, 55 - Copyright © Libreria Editrice Vaticana.evangelizo.org
 

 

sábado, 21 de enero de 2023

Le pregunté al Señor, ¿qué quieres de mí?

“Los Hijos de María, los niños que mueren antes de nacer, llévalos a María y Ella, mi Madre, hará el resto”.

Cada mañana durante los siguientes seis meses, en la tumba de Madre Teresa, escribía en la caja de peticiones “Hijos de María”.
Después entendí que debía rendirme a Su Voluntad y empecé a escribir “Lo que Tú quieras, Señor”.
Así fue como Dios puso en mi corazón que en la lucha por los niños no estaría solo.
Somos todos “Hijos de María” independientemente de nuestro credo. María es nuestra Madre y Ella solo quiere una cosa: “Llevarnos a Su Hijo”. Que podamos sentir el infinito amor de Dios por cada uno de Sus hijos.
María, Madre de cada niño en el vientre materno y Madre que acude a nuestro auxilio siempre, desde la concepción hasta la muerte natural.
María, siempre Madre, te traemos a Tus hijos y te pedimos que nos guíes y los protejas.
Son tuyos, Somos Tuyos»
 
Fernando Gutiérrez @DOTE82
📷: Chelimo sonriendo a la Virgen María.
 
Os animo a colaborar con su misión en Kenya a través de:

Jesús se dio totalmente: se dio Él mismo como comida

El Hijo único de Dios, queriendo hacernos participar de su divinidad, tomó nuestra naturaleza con el fin de divinizar a los hombres, y se hizo hombre. Además, lo que tomó de nosotros nos lo ha dado enteramente para nuestra salvación. En efecto, sobre el altar de la cruz ofreció su cuerpo en sacrificio a Dios Padre con el fin de reconciliarnos con él, y derramó su sangre para que fuera al mismo tiempo nuestro rescate y nuestro bautismo: rescatados de una lamentable esclavitud, quedaríamos purificados de todos nuestros pecados.

 
Y para que conserváramos siempre en la memoria un tan gran beneficio, dejó a sus fieles su cuerpo como comida y su sangre como bebida, bajo las apariencias de pan y de vino... ¿Puede haber algo de mayor precio que ese banquete en el que no se nos propone, como en la Ley antigua, comer la carne de terneros y machos cabríos, sino el mismo Cristo que es Dios verdaderamente? ¿Hay algo más admirable que este sacramento?... Nadie es capaz de expresar las delicias de este sacramento puesto que en él se gusta la dulzura espiritual en su misma fuente; y en él se celebra la memoria de este amor insuperable que Cristo nos mostró En su Pasión.


Quiso que la inmensidad de este amor quedara grabado más profundamente en el corazón de los fieles. Por eso en la última Cena, después de haber celebrado la Pascua con sus discípulos, sabiendo que iba a pasar de este mundo a su Padre, instituyó este sacramento como memorial perpetuo de su Pasión, cumplimiento de las antiguas prefiguraciones, el mayor de todos los milagros; y a los que su ausencia iba a llenar de tristeza, les dejó este sacramento como incomparable consuelo

  Santo Tomás de Aquino (1225-1274)
dominico, teólogo, doctor de la Iglesia
Opúsculo para la fiesta del Cuerpo de Cristo.evangelizo.org

viernes, 20 de enero de 2023

El misterio de la vocación

No voy a hacer otra cosa sino: comenzar a cantar lo que he de repetir eternamente -¡¡¡las misericordias del Señor!!! (cf Sal 88,1)...Abriendo el Santo Evangelio, mis ojos han topado con estas palabras: “habiendo subido Jesús a un monte, llamó a sí a los que quiso; y ellos acudieron a él” (Mc 3,13). He aquí, en verdad, el misterio de mi vocación, de toda mi vida, y el misterio, sobre todo, de los privilegios que Jesús ha dispensado a mi alma... El no llama a los que son dignos, sino a los que le place, o como dice san Pablo: “Dios tiene compasión de quien quiere y usa de misericordia con quien quiere ser misericordioso. No es, pues, obra ni del que quiere ni del que corre, sino de Dios, que usa de misericordia” (Rm 9,15-16).

 
Durante mucho tiempo estuve preguntándome a mí misma por qué Dios tenía preferencias, por qué no todas las almas recibían las gracias con igual medida. Me maravillaba al verle prodigar favores extraordinarios a santos que le habían ofendido, como san Pablo, san Agustín, y a los que él forzaba, por decirlo así, a recibir sus gracias; o bien, al leer la vida de los santos a los que nuestro Señor se complació en acariciar desde la cuna hasta el sepulcro, apartando de su camino todo lo que pudiera serles obstáculo para elevarse a él... Jesús se dignó instruirme acerca de este misterio. Puso ante mis ojos el libro de la naturaleza, y comprendí que todas las flores creadas por él son bellas, que el brillo de la rosa y la blancura de la azucena no le quitan a la diminuta violeta su aroma ni a la margarita su encantadora sencillez...Jesús ha querido crear santos grandes, que pueden compararse a las azucenas y a las rosas; pero ha creado también otros más pequeños, y éstos han de contentarse con ser margaritas o violetas, destinadas a recrearle los ojos a Dios cuando mira al suelo. La perfección consiste en hacer su voluntad, en ser lo que él quiere que seamos.

 

  Santa Teresa del Niño Jesús (1873-1897)
carmelita descalza, doctora de la Iglesia
Manuscrito A, 2 rº -vºevangelizo.org

 

jueves, 19 de enero de 2023

Lo seguían multitudes venidas de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea, y Transjordania

“Señor, ábreme los labios y mi boca proclamará tu alabanza.” (Sal 50,17) Cuando uno advierte que estas palabras son proclamadas cada día a la hora de la alabanza matutina en nombre de la Iglesia que ora por ella misma y por el mundo entero, por miles y cientos de miles de bocas implorando esta gracia, nuestra visión se ensancha y se completa. Es la Iglesia que se anuncia, no como un monumento histórico del pasado, sino como una institución viva. La Santa Iglesia no es como un palacio que se construye en un año. Es una ciudad grande que contiene el universo entero. “La montaña de Sión está fundada sobre la alegría de toda la tierra; la ciudad del gran Rey se extiende hacia el Norte.” (Sal 47,3 Vulgata)
 
La fundación de la Iglesia se comenzó hace veinte siglos y sigue realizándose. Se extiende a toda la tierra hasta que el nombre de Cristo sea adorado en todas partes. A medida que prosigue su construcción, los nuevos pueblos a quienes es anunciado el nombre de Cristo exultan de gozo: “Los pueblos se alegran por el gozoso anuncio.” (cf Hch 13,48) Es bello pensar en esto, edificante para todo presbítero que recita su breviario: cada uno tiene que comprometerse a fondo en la construcción de esta Iglesia santa.
El que se dedica a la predicación, en calidad de mensajero del evangelio, diga al Señor: “Señor, ábreme los labios y mi boca proclamará tu alabanza.” (Sal 50,17) El que no es misionero, que desee ardientemente cooperar en la gran tarea de la misión. Y cuando salmodia en privado, solo en su celda, que diga también: “Señor, ábreme los labios.” Porque, por la comunión en la caridad debe considerar como suya toda lengua que anuncia el evangelio en aquel momento, siendo el evangelio la suprema alabanza divina. 
 
 
San Juan XXIII (1881-1963)
papa
Diario del alma, 29/11/1940.evangelizo.org

miércoles, 18 de enero de 2023

Miércoles de San José

Un gesto de humildad es reconocer las propias limitaciones, y admitir que los demás hacen mucho mejor que nosotros determinadas tareas. 

En esta escena contemplamos a José entregando con cariño al niño Jesús en brazos de María. El Hijo la busca con la mirada y con sus manos abiertas, porque sabe bien que hay cosas que solo comprende una Madre. 

Estar atento a la voluntad de Dios nos hace inclinarnos hacia donde su voluntad nos sugiere, con docilidad

MISLopez 




Cristo cura la parálisis de nuestros miembros y de nuestros corazones

La encarnación de Cristo no es normal, es milagrosa; no es conforme a la razón, sino según el poder divino; eso viene del Creador, no de la naturaleza; no es común, es única; es divina, no humana. No se ha realizado por necesidad, sino por poder… Ha sido un misterio de fe, para renovar y salvar al hombre. Aquel que sin haber nacido formó al hombre del barro intacto (Gn 2,7), naciendo ha formado a un hombre a partir de un cuerpo intacto; la mano que se dignó coger arcilla para crearnos, se ha dignado también coger nuestra carne para recrearnos…

 
Hombre, ¿por qué te desprecias de tal manera, siendo así que eres tan precioso para Dios? ¿Por qué, cuando Dios te honra de tal manera, tú te deshonras hasta tal punto? ¿Por qué te interesa tanto saber como has sido hecho y no buscas en vistas a qué has sido hecho? ¿Es que toda esta morada del mundo que ves no ha sido hecha para ti?...

 
Cristo tomó carne humana para devolver toda su integridad a la naturaleza corrompida; asume la condición de niño, acepta ser alimentado, atraviesa las sucesivas edades con el fin de restaurar la edad única, perfecta y duradera que él mismo había creado. El lleva al hombre para que el hombre no pueda ya volver a caer. Al que había creado terrestre, lo vuelve celestial; a aquel a quien había dado un espíritu humano, le da la vida de un espíritu divino. Y es así como lo eleva todo entero hasta Dios, a fin de no dejar en él nada de lo que pertenece al pecado, a la muerte, al trabajo, al dolor, a la tierra. Esto es lo que nos trae nuestro Señor Jesucristo el cual, siendo Dios, vive y reina con el Padre, en la unidad del Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

 

 San Pedro Crisólogo (c. 406-450)
obispo de Ravenna, doctor de la Iglesia
Homilía sobre el misterio de la Encarnación, 148; PL 52, 596
.evangelizo.org

martes, 17 de enero de 2023

El sábado se ha hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado

Es particularmente urgente a nuestra época recordar que el domingo, el Día del Señor, es también día de descanso en lo que se refiere al trabajo. Deseamos vivamente que esto sea reconocido como tal por la sociedad civil, de manera que sea posible estar libre de las actividades del trabajo sin estar, por otra parte, penalizado. En efecto, los cristianos, en relación con el significado del sábado en la tradición judía, siempre han visto igualmente en el Día del Señor, el día de descanso del trabajo cotidiano.


Esto tiene un sentido preciso, constituyendo una relativización del trabajo, el cual está ordenado al hombre: el trabajo es para el hombre y no el hombre para el trabajo. Es fácil, pues, comprender la protección que de ello se desprende para el mismo hombre, que así se emancipa de una posible forma de esclavitud. Tal como he tenido ocasión de afirmar, “el trabajo es de primera importancia para la realización del hombre y para el desarrollo de la sociedad, y por eso es conveniente que sea siempre organizado y llevado a cabo dentro del pleno respeto a la dignidad humana y al servicio del bien común. Es importante, al mismo tiempo, que el hombre no se deje dominar por el trabajo, que no haga de él un ídolo, con la pretensión de encontrar en él el sentido último y definitivo de la vida”. Es en el día consagrado a Dios que el hombre comprende el sentido de su existencia así como de su trabajo.

 

 Benedicto XVI
papa 2005-2013
Exhortación apostólica Sacramentum Caritatis, 74.evangelizo.org

lunes, 16 de enero de 2023

Almas del purgatorio

COMO CADA LUNES, UNIDOS A LA ORACIÓN DE NUESTRA VIRGEN DEL CARMEN, IMPLORAMOS POR LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO!

POR NUESTROS FAMILIARES, AMIGOS, QUE HAN PARTIDO A LA PRESENCIA  DEL SEÑOR  Y POR LAS ALMAS QUE NADIE RECUERDA!


Piadosa Madre del Carmelo, protectora de todos los que sufren y de quienes se purifican para participar en el gozo celestial, escucha nuestras oraciones.

Te encomendamos a nuestros hermanos ya fallecidos y a todas las benditas almas del purgatorio.

Intercede ante tu Hijo Jesucristo nuestro Salvador, para que sea con ellos juez misericordioso y les perdone las culpas que en su fragilidad cometieron.

Vela por quienes seguimos en este mundo y concédenos la gracia de amarte y honrarte para siempre para que tú nos guíes a tu Hijo y con Él participemos de la gloria eterna.

Concédele Señor el descanso eterno a todas las benditas almas. Brille para ellas la luz perpetua. Por la misericordia de Dios descansen en paz todos nuestros hermanos difuntos.

Amén.

FCdlSysV



domingo, 15 de enero de 2023

La corrección fraterna

La práctica de la corrección fraterna –que tiene entraña evangélica– es una prueba de sobrenatural cariño y de confianza. Agradécela cuando la recibas, y no dejes de practicarla con quienes convives. (Forja, 566)


Sed prudentes y obrad siempre con sencillez, virtud tan propia del buen hijo de Dios. Mostraos naturales en vuestro lenguaje y en vuestra actuación. Llegad al fondo de los problemas; no os quedéis en la superficie. Mirad que hay que contar por anticipado con el disgusto ajeno y con el propio, si deseamos de veras cumplir santamente y con hombría de bien nuestras obligaciones de cristianos.

No os oculto que, cuando he de corregir o de adoptar una decisión que causará pena, padezco antes, mientras y después: y no soy un sentimental. Me consuela pensar que sólo las bestias no lloran: lloramos los hombres, los hijos de Dios. Entiendo que en determinados momentos también vosotros tendréis que pasarlo mal, si os esforzáis en llevar a cabo fielmente vuestro deber. No me olvidéis que resulta más cómodo -pero es un descamino- evitar a toda costa el sufrimiento, con la excusa de no disgustar al prójimo: frecuentemente, en esa inhibición se esconde una vergonzosa huida del propio dolor, ya que de ordinario no es agradable hacer una advertencia seria. Hijos míos, acordaos de que el infierno está lleno de bocas cerradas.

(…) Para curar una herida, primero se limpia bien, también alrededor, desde bastante distancia. De sobra sabe el cirujano que duele; pero, si omite esa operación, más dolerá después. Además, se pone enseguida el desinfectante: escuece -pica, decimos en mi tierra-, mortifica, y no cabe otro remedio que usarlo, para que la llaga no se infecte.

Si para la salud corporal es obvio que se han de adoptar estas medidas, aunque se trate de escoriaciones de poca categoría, en las cosas grandes de la salud del alma -en los puntos neurálgicos de la vida de un hombre-, ¡fijaos si habrá que lavar, si habrá que sajar, si habrá que pulir, si habrá que desinfectar, si habrá que sufrir! La prudencia nos exige intervenir de este modo y no rehuir el deber, porque soslayarlo demostraría una falta de consideración, e incluso un atentado grave contra la justicia y contra la fortaleza. (Amigos de Dios, nn. 160-161)

Oración de Encomienda

Pequeña oración para sabernos sostenidos en las manos de Dios y encomendar a él cada situación que viviremos.

Querido Dios, Señor nuestro, gracias por regalarnos una nueva oportunidad para entregarnos a ti y salir victorioso de cada dificultad. En tus manos ponemos esta preciosa semana que nos regalas. Sabemos que los problemas no desaparecerán, pero tenemos la certeza de que tienes tus ojos puestos sobre nosotros, sobre nuestro hogar, sobre todos los que nos hemos dedicado a honrarte con palabras y acciones y en cada cosa que hagamos. Tú aseguras que, quien siga tus pasos, permanecerá a salvo. Tú eres nuestra Roca sólida, nuestro refugio seguro. Aunque atravesemos algunas dificultades, o vivamos relaciones complicadas, sabemos que seguirás dándonos la fuerza para mantener nuestros pies firmemente plantados en la dirección correcta. Por tu Santo Nombre, lo pedimos. Amén.

(Autor: Qriswell Quero de Pérez, Pildorasdefe.net)

"Yo alabo tu fuerza, Señor, desde la mañana celebro tu amor, porque tú has sido mi fortaleza, mi refugio cuando estaba angustiado" (Salmo 60,17)
 
 
 

He aquí el Cordero de Dios

Y en verdad, un solo cordero murió por todos, preservando así toda la grey de los hombres para Dios Padre: uno por todos, para someternos todos a Dios; uno por todos, para ganarlos a todos; en fin, para que todos no vivan ya para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos…

    Estando efectivamente implicados en multitud de pecados y siendo, en consecuencia, esclavos de la muerte y de la corrupción, el Padre entregó a su Hijo en rescate por nosotros, uno por todos, porque todos subsisten en Él y Él es mejor que todos. Uno ha muerto por todos, para que todos vivamos en Él.
 
La muerte que absorbió al Cordero degollado por nosotros, también en Él y con Él, se vio precisada a devolvernos a todos la vida. Todos nosotros estábamos en Cristo, que por nosotros y para nosotros murió y resucitó.
 
    Abolido, en efecto, el pecado, ¿quién podía impedir que fuera asimismo abolida por Él la muerte, consecuencia del pecado? Muerta la raíz, ¿cómo puede salvarse el tallo? Muerto el pecado, ¿qué justificación le queda a la muerte? Por tanto, exultantes de legítima alegría por la muerte del Cordero de Dios, lancemos el reto: “¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está, infierno, tu aguijón?”
 
    Como en cierto lugar cantó el salmista: A la maldad se le tapa la boca, y en adelante no podrá ya seguir acusando a los que pecan por fragilidad, porque “Dios es el que justifica. Cristo nos rescató de la maldición de la ley, haciéndose por nosotros un maldito”, para que nosotros nos veamos libres de la maldición del pecado.
 
 
San Cirilo de Alejandría (380-444)
obispo y doctor de la Iglesia
Comentario al Evangelio de Juan, Libro 2: PG 73, 191-194 evangelizo.org

sábado, 14 de enero de 2023

Sábados consagrados a María

"El niño mira a su madre con los ojillos del alma. 

La madre le respondía con su corazón en ascuas:

–Madre, déjame crecer como el sauce junto al agua, a tu orilla, por el aire, la luz de nieve en la rama. 

Madre, déjame apoyar mi cabeza en tu almohada, mis nubes en tus mejillas, mi corazón en tu llama. 

Su madre le respondía–la ternura enajenada–, derritiéndose sus ojos en miles de estrellas claras.

–Cómo me llena, hijo mío, cuando te aprieto y me abrazas; eres mi tierno tesoro, la joya de mis entrañas. 

Tú eres mi mar y mi cielo, el balcón de mi mirada, partitura de mi risa, de mi silencio cantata.

El niño, siendo un lucero, se ha dormido en la mañana. Su madre le sonreía. Al amanecer, el alba..."

Francisco Contreras Molina: La canción del Nacimiento.

MISLopez 



 Acordaos

 Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestro auxilio, haya sido desamparado. Animado por esta confianza, a Vos acudo, oh Madre, Virgen de las vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante Vos. Oh madre de Dios, no desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén.

 

 


El hombre se levantó y lo siguió

¡Tarde te amé, oh Hermosura siempre antigua y siempre nueva, tarde te amé! He aquí que tú estabas dentro de mí y yo fuera de mí mismo. Te buscaba afuera, me precipitaba, deforme como era, sobre las cosas hermosas de tu creación. Tú estabas conmigo, pero yo no estaba contigo; estaba retenido lejos de ti a través de esas cosas que no existirían si no estuvieran en ti. Has clamado, y tu grito ha quebrantado mi sordera; has brillado, y tu resplandor ha curado mi ceguera; has exhalado tu perfume, lo he aspirado, y ahora te anhelo a ti. Te he gustado, y ahora tengo hambre y sed de ti; me has tocado, y ardo en deseo de la paz que tú das.

 
Cuando todo mi ser esté unido a ti, ya no habrá para mí dolor ni fatiga. Entonces mi vida, llena de ti, será la verdadera vida. Al que llenas tú, lo aligeras; ahora, puesto que todavía no estoy lleno de ti, soy un peso para mí mismo... ¡Señor, ten piedad de mí! Mis malas tristezas, luchan contra mis buenos gozos; ¿saldré victorioso de esta lucha? ¡Ten piedad de mí, Señor! ¡Soy tan pobre! Aquí tienes mis heridas, no te las escondo. Tú eres el médico, yo soy el enfermo. Tú eres la misma misericordia, yo soy miseria.
 
 
San Agustín (354-430)
obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia
Confesiones, X, 27.evangelizo.org

jueves, 12 de enero de 2023

Evangelio del día

Marcos 1:40-45
Compadecido, Jesús tocó al leproso y lo curó.
 
Reflexión sobre el grabado

Una de las primeras palabras que notamos al leer el Evangelio de hoy es queSintiendo lástima por él, Jesús le tendió la mano y le tocó'. Jesús estaba lleno de compasión. No se limitaba a curar a la gente por obligación o para que escucharan lo que tenía que decir... Jesús sentía auténtica compasión por la gente. Se preocupaba por la gente y sus necesidades. Cuando el leproso se le acercó, estaba realmente conmovido y molesto por la situación. Jesús no dudó ni un segundo en curar. DijoPor supuesto que quiero curarte' y luego tocó al hombre.

Pero no se trataba de un hombre cualquiera: Jesús tocó a un leproso. Tocó a alguien gravemente enfermo y contagioso. Los espectadores debieron ver con horror cómo Jesús extendía la mano. Al hacerlo, Jesús entró en el dolor físico y los síntomas de la enfermedad del leproso. Jesús se expuso a la enfermedad. Probablemente, el leproso no había sido tocado en años, por lo que el contacto de Jesús habría tenido para él tanta importancia como la curación misma.

Cristo nos toca... pero nosotros también podemos tocar a Cristo... En palabras del Papa Francisco: "Tocamos la carne de Cristo en los marginados, hambrientos, sedientos, desnudos, encarcelados, enfermos, desempleados, perseguidos, en busca de refugio".

En nuestro grabado alemán de 1535, vemos al leproso que vive fuera de las murallas de la ciudad y que aparece representado a la izquierda. Era un marginado, no formaba parte de la sociedad. Vemos el momento en que Jesús lo toca y lo cura. Las dos manos de Jesús y del leproso interactúan maravillosamente, y la mano derecha del leproso ocupa el centro del grabado, ilustrando cómo tendió la mano a Jesús en señal de gratitud.

by Patrick van der Vorst

 

Puedes purificarme

No debes carecer de confianza en Dios ni perder la esperanza de su misericordia. No quiero que dudes o que te desesperes de poder ser mejor. Pues, si el demonio consiguió precipitarte desde la altura de la virtud hasta el abismo del mal, con mayor motivo Dios podrá llamarte a elevarte hacia la cima del bien y no sólo reponerte en el estado en el que te encontrabas antes de tu caída, sino hacerte más feliz de lo que parecías antes. No te desanimes, te lo ruego, y no eludas la esperanza del bien por miedo a que sea de ti lo que les ocurre a quienes no aman a Dios; porque no es la multitud de los pecados la que lleva el alma a la desesperanza, sino el desprecio que se siente por Dios.
 
Cualquier pensamiento que nos quita la esperanza de la conversión procede de la falta de fe: como una piedra pesada atada del cuello nos lleva a mirar hacia abajo, hacia el suelo, sin poder levantar la mirada hacia el Señor. Pero el que se arma de valor y que tiene el espíritu iluminado, logra liberarse de tan aborrecible peso. "Como los ojos de los siervos miran la mano de sus señores, y como los de la sierva la mano de su señora, así nuestros ojos miran al Señor, nuestro Dios, hasta que tenga misericordia de nosotros. (Sal 123,3).
 
 
Rabano Mauro (c. 784-856)
abad benedictino, obispo
Rabano Mauro (h. 784-856), abad benedictino y obispo Tres libros a Bonose, libro 3,4; PL 112,1306 evangelizo.org

martes, 10 de enero de 2023

¿Has venido a acabar con nosotros?

“Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo”. Este espíritu no podía soportar la presencia del Señor; se trataba de ese espíritu impuro que había llevado a todos los hombres a la idolatría (…) “¿Qué acuerdo había entre Cristo y Satán?” (2C 6,15); Cristo y Satán no podían estar de acuerdo el uno con el otro. “Se puso a gritar: ¿Qué quieres de nosotros?” El que así se exclama es un individuo que habla en nombre de muchas personas; eso da a entender que tiene conciencia de ser vencido él y los suyos.
 
“Se puso a gritar: ‘¿Qué quieres de nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios’”. Atormentado y a pesar de la intensidad de los sufrimientos que le hacen gritar, no ha abandonado su hipocresía. Esconde el decir la verdad, el sufrimiento le aprieta, pero la malicia le impide decir toda la verdad: “¿Qué quieres de nosotros, Jesús de Nazaret?” ¿Por qué no reconoces al Hijo de Dios? ¿Es este hijo de Nazaret el que te tortura, y no el Hijo de Dios? (...)
 
¿Acaso Moisés no era Santo de Dios? E Isaías y Jeremías, ¿no eran Santos de Dios? (...) ¿Por qué no les has dicho: “Sé quién eres, santo de Dios”? (...) No digas “Santo de Dios” sino “Dios Santo”. Te imaginas que sabes, y no sabes nada; o bien si lo sabes, te callas por esa misma doblez. Porque no es solamente el Santo de Dios, sino Dios Santo.
 
 
San Jerónimo (347-420)
sacerdote, traductor de la Biblia, doctor de la Iglesia
Comentario al evangelio de Marcos, 2; PL 2, 125s.evangelizo.org
 

viernes, 6 de enero de 2023

QUERIDOS REYES MAGOS….

 

Si por el oriente nace el Sol que acaba iluminando el universo entero, de allí vinieron aquellos Reyes (Melchor, Gaspar y Baltasar) iluminados por una Luz superior, la del Espíritu Santo.

 Rindieron su realeza y dejaron oro a los pies del único Rey de reyes.

El más puro incienso se convirtió, ante Jesús niño, en aroma agradable a Dios.

Ofrecieron mirra, símbolo de esa mortalidad que acababa de asumir Dios.

Reyes Magos, imagen del poderío y esplendor humano, vuestra belleza radica en que supisteis que todo lo que teníais se lo debíais a ese Niño Dios, ante el que no os importó postraros como vasallos.

En vuestras almas ardía el Espíritu Santo y en vuestros corazones la Esperanza.

Queridos Reyes Magos os pido: 


Que me alcancéis esa pura ilusión que os llevó a Belén. 

Concededme la humildad que os hizo olvidaros de vuestro poder. 

Que alcance el amor que os convirtió en los más nobles y dignos vasallos. 

Y si en este día yo fuera uno de vosotros al Niño Dios le regalaría:

Como oro: los dones que Dios me ha dado, pues de Él han venido.

Como incienso: mis pensamientos y oraciones como aroma agradable a Dios.

Como mirra: mi pobre cuerpo, para que no se olvide que solo descansa en Dios. 


Queridos Reyes Magos:  ¡rogad por nosotros” 


Abel De Miguel Sáenz



jueves, 5 de enero de 2023

Dame la fuerza de buscarte!


Señor Dios nuestro, en ti creemos, Padre, Hijo y Espíritu Santo. (...)
Te he buscado
en cuanto me ha sido posible,
en cuanto tú me has hecho capaz,
y he tratado de comprender con la razón lo que creía con la fe;
mucho he discutido y mucho me he esforzado.
Señor y Dios mío, mi única esperanza,
óyeme para que no sucumba al desaliento y deje de buscarte;
ansíe siempre tu rostro con ardor.
Dame la fuerza de buscarte,
tú que te dejas encontrar
y que me has dado la esperanza de poder encontrarte cada vez más.
Ante ti está mi fuerza y mi debilidad;
conserva aquélla, sana ésta.
Ante ti está mi saber y mi ignorancia.
Allí donde tú me has abierto, acoge a quien entra;
allí donde has cerrado, abre a quien llama.
Haz que me acuerde siempre de ti,
te comprenda,
te ame. 

 San Agustín (354-430)
obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia
La Trinidad XV, XXVIII,51evangelizo.org

 





















martes, 3 de enero de 2023

 ¡Oh Jesús!

 ¡Oh Jesús!, esperanza para los penitentes, qué piadoso eres con quienes piden, qué bueno con quienes te buscan, pues ¿qué será para los que te encuentran? 

Ni la lengua es capaz de decir ni la letra de expresar. 

Sólo el experto puede creer lo que es amar a Jesús.

 

https://twitter.com/DivineMercyEsp
 

Jesús

 Es dulce el recuerdo de Jesús, que da verdaderos gozos al corazón pero cuya presencia es dulce sobre la miel y todas las cosas. 

Nada se canta más suave, nada se oye más alegre, nada se piensa más dulce que Jesús el Hijo de Dios.

https://twitter.com/DivineMercyEsp


 

El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo

En el Apocalipsis, el apóstol Juan escribe: “Vi entonces en medio del trono…un Cordero en pie con señales de haber sido degollado” (Ap 5,6). Cuando el vidente de Patmos contempló esta visión, aún estaba vivo en él el recuerdo inolvidable de ese día junto al Jordán, cuando Juan el Bautista le señaló al “Cordero de Dios” que “quita el pecado del mundo”…

 
Pero, el Señor ¿por qué había elegido el cordero como símbolo privilegiado? ¿Por qué se mostró, incluso, de ese modo en el trono de la eterna gloria? Porque él estaba libre de pecado y era humilde como un cordero; y porque él había venido para “dejarse llevar como cordero al matadero” (Is 53,7). Todo eso también lo presenció Juan cuando el Señor se dejó atar en el Monte de los Olivos. Allí, en el Gólgota, fue llevado a cumplimiento el auténtico sacrificio de reconciliación. A partir de entonces los antiguos sacrificios perdieron su eficacia; y pronto desaparecerían del todo, igual que el antiguo sacerdocio, cuando el templo fue destruido. Todo esto lo vivió Juan de cerca. Por eso no le asombraba ver al Cordero en el Trono.

 
Igual que el Cordero tuvo que ser matado para ser elevado sobre el trono de la gloria, así el camino hacia la gloria conduce a todos los elegidos para “el banquete de bodas” a través del sufrimiento y de la cruz. El que quiera desposar al Cordero tiene que dejarse clavar con él en la cruz. Para esto están llamados todos los que están marcados con la sangre del Cordero (cf Ex 12,7), y éstos son todos los bautizados. Pero no todos entienden esta llamada y la siguen.

  Santa Teresa Benedicta de la Cruz
Edith Stein, (1891-1942), carmelita descalza, mártir, copatrona de Europa
Las Bodas del Cordero, 14/9/1940.evangelizo.org

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