Jesús, no quiero abandonarte, antes bien, deseo dar testimonio de ti a los hombres. Quiero darte a conocer a quienes no han oído hablar de ti. Sé que no será fácil, porque el mundo odia los que te pertenecemos, pero “Tú has vencido al mundo”, y con esa confianza, quiero aventurarme en el anuncio de tu Persona. Catholic.net
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ACI prensa

La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven. http://la-oracion.com

sábado, 30 de abril de 2022

Sábado de la Virgen María

 La Virgen era muy bella y tenía una complexión corporal armónica y perfecta pero nunca le interesó vestir lujosamente. Por supuesto la elegancia natural y sobria, así como el aseo y la pulcritud son muy agradables a Dios. Pero el lujo y la vanidad de la ropa, tanto en mujeres como en hombres, le desagradan profundamente. (San Alfonso María de Ligorio llega a decir que una mujer fastuosamente vestida es cueva de todos los demonios)

La modestia en nuestros modales es también importante. Modestia en el tono de la voz, en nuestra risa. Modestia al caminar, en la postura de sentarse, modestia en la mirada sin buscar a su vez que otros nos miren. No sólo en público sino en privado porque Dios siempre nos ve y la modestia es una de las virtudes que más le agradan.


Rafael María Molina Sánchez

PyC




“Tú te abriste un camino por las aguas, un vado por las aguas caudalosas” (Sl 76,20)

“Tú te abriste un camino por las aguas, un vado por las aguas caudalosas” (Sl 76,20)
Santo eres tú, Señor, Dios todopoderoso,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
el paraíso de la felicidad, el cetro real,
el amor suntuoso, la esperanza cierta…
Santo eres tú, Señor Dios,
tú eres “el Rey de los reyes y Señor de los señores.
Sólo tú posees la inmortalidad.
Tú habitas en una luz inaccesible
que nadie ha visto jamás” (1Tm 6,15-16).
Tú te paseas sobre las alas del viento (Sl 103,3);
tú has creado el cielo, la tierra y el mar
y todo lo que contienen (Hch 4,24).
Tú tienes a los vientos por mensajeros
y al fuego llameante por ministro (Sl 103,4);
tú has creado al hombre a tu imagen y semejanza (Gn 1,26),
tú has medido el cielo con tu palmo
y la tierra entera con el dedo de tu mano (Is 40,12).
Sí, tus obras son bellísimas en tu presencia.
 
 
Oración llamada “de Pedro y de los demás apóstoles”

viernes, 29 de abril de 2022

5 MINUTOS CON EL ESPÍRITU SANTO

 Hoy contemplamos lo que hizo el Espíritu en la vida de Santa Catalina de Siena. Por una parte, en ella vemos realizada la sabiduría de los sencillos, porque Catalina era una mujer analfabeta, sin formación, que llegó a explicar misterios profundos de la vida espiritual y fue capaz de sacar de sus errores a muchos pretendidos sabios de su época. La acción del Espíritu en quien se deja enseñar por él, produce la más alta sabiduría, e infunde en los aparentemente débiles un arrojo incomprensible. La humilde e inculta Catalina era capaz de dirigirse al Papa dándole consejos y de reprochar de frente las debilidades de los obispos.

Además, el hombre o la mujer donde obra el Espíritu, que se deja llevar en la existencia por el impulso de vida del Espíritu Santo, pierde el temor al desgaste que pueda ocasionarle su misión; ya no le tiene miedo al paso del tiempo, a la pérdida de energías, y cada vez experimenta una seguridad mayor, prueba "gozo y paz en el Espíritu Santo" (Romanos 14,17). Por la firme vitalidad que le ha ido dando el Espíritu con el paso de los años, "en la vejez seguirá dando fruto, y estará frondoso y lleno de vida" (Salmo 92,15).

La vida de Dios en nosotros nos hace experimentar, cuando una parte de nosotros se va desgastando, que hay otro nivel de vida que va creciendo: "Al cansado da vigor, y al que no tiene fuerzas le acrecienta la energía" (lsaías 40,29-31).

Es bueno que hoy pidamos al Espíritu Santo que derrame en nosotros esa sabiduría de los humildes y esa fortaleza de los santos que se dejan conducir por él.


(Por Monseñor Víctor Manuel Fernández)

 

«Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió»

Sin duda que la dimensión más evidente de la Eucaristía es la de una comida. La Eucaristía nació al atardecer del Jueves santo, en el contexto de la cena pascual. En su misma estructura lleva, pues, inscrito el sentido de la convivialidad: «Tomad, comed (...). Después, cogiendo la copa (...), y se la pasó diciendo: bebed todos de ella» (Mt 26, 26.27). Este aspecto expresa bien la relación de comunión que Dios quiere establecer con nosotros y que nosotros mismos debemos también hacer crecer unos con otros.

De todas maneras no se puede olvidar que la comida eucarística tiene también un sentido primordial, profundamente y ante todo, sacrificial. Cristo, en ella, nos presenta de nuevo el sacrificio llevado a cabo de una vez por todas en el Gólgota. Estando presente en ella como Resucitado, lleva consigo las marcas de su Pasión de la que cada misa es el «memorial», tal como nos lo recuerda la liturgia en la aclamación de después de la consagración: «Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, Señor Jesús...». La Eucaristía, al mismo tiempo que nos hace presente el pasado, nos hace mirar hacia el futuro, hacia el retorno de Cristo al final de los tiempos. Este aspecto «escatológico» da al Sacramento eucarístico una dinámica que pone en marcha la vida cristina y le da el hálito de esperanza.
Todas estas dimensiones de la Eucaristía se juntan en un aspecto que, más que los demás, pone a prueba nuestra fe, a saber, el del misterio de la presencia "real". Nosotros, con toda la tradición de la Iglesia, creemos que Jesús está realmente presente bajo las especies eucarísticas. (...) Es su misma presencia que da a todas las demás dimensiones –comida, memorial de la Pascua, anticipación escatológica- una significación que es mucho más que un puro simbolismo. La Eucaristía es misterio de presencia a través del cual se realiza de manera eminente la promesa de Jesús de quedarse entre nosotros hasta el fin del mundo (Mt 28,20).
 
San Juan Pablo II (1920-2005)
papa
Carta apostólica «Mane nobiscum Domine», § 15-16
 

jueves, 28 de abril de 2022

Los cinco minutos de Dios.

ABRIL 28

Interesa lo que eres, porque ante tu conciencia y ante Dios es eso precisamente lo que vales; tú ves tu conciencia y Dios penetra el fondo de tu corazón.
Pero también interesa lo que piensas, pues, según pienses, se irá formando tu interior; ya amonestaron los antiguos: "dime lo que piensas y te diré quién eres".
Interesa también lo que sientes, pues las obras son fruto de los sentimientos; si bien los sentimientos proceden de las obras.
Interesa también lo que hablas, pues de la abundancia del corazón habla la boca; las palabras son los medios de comunicación de nuestra intimidad con los demás; no podemos comunicar una intimidad mezquina, raquítica o desmazalada; es preciso estar en disposición de poder comunicar algo positivo, una intimidad rica y enriquecedora, que lleve al bien y entusiasmo para la acción.
Todo: lo que hablas, lo que piensas, lo que sientes, constituye tu yo, y todo tu yo debe estar al servicio de los demás.
Los impíos "irán acobardados a dar cuenta de sus pecados y sus iniquidades se levantarán contra ellos para acusarles" (Sab, 4, 20). "Decid verdad unos a otros; juicio de paz juzgad en vuestras puertas; no meditéis en vuestro corazón mal unos contra otros" (Zac, 8, 17).
 
Padre Nuestro...

 

Abandonarse con total confianza

Jesús fue constituido jefe y rey de toda la herencia de Dios, porque por su sangre nos dio los derechos a esta herencia: “El Padre puso todo en sus manos”. Permanecemos en él por la fe y el amor, él permanece en nosotros por su gracia y sus méritos. Él nos ofrece a su Padre y su Padre nos encuentra en él. (…)
Dios nos ofrece encontrar la fuente de toda gracia y perfección en el Hijo de su complacencia: “El que no escatimó a su Hijo… ¿no nos concederá con él toda clase de favores?” (cf. Rom 8,32). Debemos abandonarnos con toda confianza a esta voluntad todopoderosa, que es el amor mismo. No sólo fijó las leyes de nuestra perfección, es también su principio y fuente. (…)
Donde no encuentra obstáculos a su acción, la gracia actúa soberanamente, lleva al grado más elevado de santidad y hace actuar. El Espíritu de Dios interviene poderosamente donde no es contrariado, “contristado”, como escribe san Pablo (Ef 4,30). Mismo si la voluntad de Dios es soberana y es extenso su poder e infinito su amor, Dios espera que eliminemos todo lo que dificulta su gracia. ¡Qué el alma permanezca en esa actitud de humildad y confianza que la hace esperar todo de Dios!
 
 
Beato Columba Marmion (1858-1923)
abad
La oración monástica (Le Christ Idéal du Moine, DDB, 1936), trad. sc©evangelizo.org

miércoles, 27 de abril de 2022

Nuestra Señora de Monserrat

Oh Madre Santa,
Corazón de amor,
Corazón de misericordia,
que siempre nos escuchas y consuelas,
atiende a nuestras súplicas.

Como hijos tuyos,
imploramos tu intercesión
ante tu Hijo Jesús.

Recibe con comprensión y compasión
las peticiones que hoy te presentamos,
especialmente [se hace la petición].

¡Qué consuelo saber
que tu Corazón
está siempre abierto
para quienes recurren a ti!

Confiamos a tu tierno cuidado
e intercesión a nuestros seres queridos
y a todos los que se sienten enfermos,
solos o heridos.

Ayúdanos, Santa Madre,
a llevar nuestras cargas
en esta vida hasta que lleguemos
a participar de la gloria eterna y la paz con Dios.

Amén.

 ¡Nuestra Señora de Monserrat, Ruega por nosotros!

Dios amó tanto al mundo (Jn 3,16)

Las misericordias de las que fue objeto, son testigos segurísimos de su amor por usted. Cuando Dios ama un alma y es sinceramente amado, le desagrada encontrar en ella la desconfianza. Si desea alegrar su Corazón tan amante, vaya desde hoy a él, con la más sincera confianza y la más libre ternura que pueda alcanzar.
“Yo te llevo grabada en las palmas de mis manos, tus muros están siempre ante mi” (Is 49,16), decía el Señor a Jerusalén. Así le habla también a usted: “Alma querida, ¿qué temes? ¿Por qué esta desconfianza? Tu nombre lo llevo escrito en mis manos: no pierdo jamás de vista el hacerte el bien. ¿Tus enemigos te hacen temblar? Debes saber que la preocupación de tu defensa está tan presente en mi pensamiento que no me puedo distraer”. (…)
Sobre todo reanime su confianza con el pensamiento del don que Dios nos hizo en Jesucristo: “Dios amó tanto al mundo que dio a su Hijo Único” (Jn 3,16). Por eso, el Apóstol pregunta de dónde viene el temor que Dios reusaría algún bien, luego que nos dio a su Hijo: “El que no escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por nosotros, ¿no nos concederá con él toda clase de favores?” (Rom 8,32).
“Mi delicia era estar con los hijos de los hombres” (Prov 8,31). Podemos decir que el paraíso de Dios es el corazón del hombre. ¿Dios lo ama? Ámele. ¿Su delicia es estar con usted? Ponga su delicia en permanecer con él, en pasar su vida entera en tan amable compañía. Como usted espera, ella será el encanto de su eternidad.
 
 
San Alfonso María de Ligorio (1696-1787)
obispo y doctor de la Iglesia
Hablar a Dios con confianza y familiaridad (Manière de converser avec Dieu, Le Laurier, 1988), trad. sc©evangelizo.org

 

Y san José falleció en sus brazos.

Ya pronta su partida, la Virgen María se acercó a José y le pidió que la bendijera como esposo que era. Su esposo le dijo: “Bendita sois entre todas las mujeres y escogida entre todas las criaturas. Los Ángeles y los hombres Os alaben, todas las generaciones conozcan, magnifiquen y engrandezcan vuestra dignidad” (Mística Ciudad de Dios, p. 576).
Luego san José se dirigió a Jesús e intentó ponerse de rodillas con profunda reverencia, pero Nuestro Señor lo tomó entre sus brazos para sostenerlo.
En ese momento, su padre adoptivo le dijo con solemnidad, “Señor mío y Dios altísimo, dad vuestra bendición eterna a vuestro esclavo y hechura de vuestras manos; perdonad, Rey piadosísimo, las culpas que como indigno he cometido en vuestro servicio y compañía.
Yo os confieso, engrandezco y con rendido corazón os doy eternamente gracias, porque entre los hombres me eligió Vuestra inefable dignación para esposo de vuestra verdadera Madre; vuestra grandeza y gloria misma sean mi agradecimiento por todas las eternidades”. (Mística Ciudad de Dios, p. 576)
Cuando san José terminó de decir esto, Jesús le dio la bendición y le dijo con gran amor:
“Padre mío, descansad en paz y en la gracia de mi Padre celestial y mía, y a mis profetas y santos, que os esperan en el limbo, daréis alegres nuevas de que se llega ya su redención” (Mística Ciudad de Dios, p. 577).
Y san José falleció en sus brazos.
¡No será muerte sino un dulce sueño para ti, alma mía, si al morir te asiste Jesús, y te recibe la Virgen María!
 

martes, 26 de abril de 2022

DÉJAME RECOSTAR EN TU PECHO


Y poder sentir cuánto me amas.

Déjame experimentar en el alma la paz que solamente me regala tu Presencia.


Déjame por esta noche tan solo, ser capaz de que los latidos de mi corazón se fundan en tus propios latidos y que nuestras respiraciones sean una en la Tuya, mi amado Jesús.


A cada instante desearía ser Quién tú deseas que sea, que mis fragilidades y pobrezas sean transformadas por la fuerza de tu Espíritu Santo.

Que nada en esta noche, Señor, quede oculto a tu Mirada; ilumina con tu luz aquellos rincones más oscuros de mi corazón y dale nueva vida a los anhelos de santidad que parecen dormidos en mi interior.


Hazme descansar feliz, sabiendo que mañana al despertar...serás Tú Quién con un dulce beso al alma me despertarás, dibujando en mis labios la más hermosa sonrisa...porque sé que otra vez en esa noche volverás para hacerme descansar...como cada noche...como cada día.

Amén.


¡Que descansen!

https://www.instagram.com/ps_teresita

P.Guillermo



“Saberse nada delante de Dios”

Es muy grande cosa saberse nada delante de Dios, porque así es. (Surco, 260)

Déjame que te recuerde, entre otras, algunas señales evidentes de falta de humildad:
 
–pensar que lo que haces o dices está mejor hecho o dicho que lo de los demás;
–querer salirte siempre con la tuya;
–disputar sin razón o –cuando la tienes– insistir con tozudez y de mala manera;
–dar tu parecer sin que te lo pidan, ni lo exija la caridad;
–despreciar el punto de vista de los demás;
–no mirar todos tus dones y cualidades como prestados;
–no reconocer que eres indigno de toda honra y estima, incluso de la tierra que pisas y de las cosas que posees;
–citarte a ti mismo como ejemplo en las conversaciones;
–hablar mal de ti mismo, para que formen un buen juicio de ti o te contradigan;
–excusarte cuando se te reprende;
–encubrir al Director algunas faltas humillantes, para que no pierda el concepto que de ti tiene;
–oír con complacencia que te alaben, o alegrarte de que hayan hablado bien de ti;
–dolerte de que otros sean más estimados que tú;
–negarte a desempeñar oficios inferiores;
–buscar o desear singularizarte;
–insinuar en la conversación palabras de alabanza propia o que dan a entender tu honradez, tu ingenio o destreza, tu prestigio profesional...;
–avergonzarte porque careces de ciertos bienes... (Surco, 263)San Josemaria

“No sabes de dónde viene ni a dónde va”

Dios todopoderoso, según el apóstol Pablo, tu Espíritu “escruta y conoce las profundidades de tu ser” (1C 2, 10-11), e intercede por mi, te habla en mi lugar con “gemidos inenarrables” (Rm 8,26)… Fuera de ti nadie escruta tu misterio; nada que sea extraño a ti no es suficientemente poderoso para medir la profundidad de tu majestad infinita. Todo lo que penetra en ti procede de ti; nada de lo que es exterior a ti tiene el poder de sondearte…
Creo firmemente que tu Espíritu viene de ti por tu Hijo único; aunque yo no comprendo este misterio, tengo, respecto a él, una profunda convicción. Porque en las realidades espirituales que son dominio tuyo, mi espíritu es limitado, tal como lo dice tu Hijo único: “No te extrañes de que te haya dicho: ‘Tenéis que nacer de nuevo’. Porque el Espíritu sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del agua y del Espíritu”.
Creo en mi nuevo nacimiento sin comprenderlo, y en mi fe guardo lo que escapa a mi comprensión. Sé que tengo el poder de renacer, pero no sé cómo esto se realiza. El Espíritu no tiene ningún límite; habla cuando quiere, y dice lo que él quiere y donde quiere. La razón de de su partida y de su venida permanecen desconocidas para mi, pero tengo la profunda convicción de su presencia.
 
 
 
San Hilario (c. 315-367)
obispo de Poitiers y doctor de la Iglesia
La Trinidad, 12,55s; PL 10, 472

lunes, 25 de abril de 2022

Coronilla de 5 Aves Marías en favor de las Benditas Almas del Purgatorio


¡Oh Santísima Virgen María, Reina del purgatorio! Venimos a depositar tu corazón inmaculado una plegaria en favor de las benditas almas que expiran sus faltas en el purgatorio. Dígnate escucharnos, benignísima Señora y Madre Nuestra, si ésta es tu voluntad y la de tu Santísimo Hijo. Amén.
 
1.- ¡Oh María Reina del purgatorio! Te rogamos por aquellas almas, por lo cuales tenemos o podemos tener alguna obligación, sea de caridad o de justicia .
 
Dios te Salve María… 
Dales, Señor el eterno descanso y luzca para ellas la luz eterna. Descansen en paz. Así sea.
 
2.- ¡Oh María Reina del purgatorio! Te rogamos por el alma de los abandonados y olvidadas, por las cuales nadie ruega. Tú, ¡oh Madre!, que te acuerdas de ellas, aplícales por los méritos y de los santos, y así como encontrara saludable, el refrigerio.
Dios te Salve María… 
Dales, Señor el eterno descanso y luzca para ellas la luz eterna. Descansen en paz. Así sea.
 
3.- ¡ Oh María Reina del purgatorio! Te rogamos, de la manera más especial, por aquellas almas que han de estar más tiempo padeciendo y satisfaciendo a la divina justicia. Ten compasión de ellas, ya que no pueden merecer, abrevia sus penas y derrama sobre ellas el bálsamo de tus consuelos.
Dios te Salve María… 
Dales, Señor el eterno descanso y luzca para ellas la luz eterna. Descansen en paz. Así sea.
 
4.- ¡Oh María, Reina del purgatorio! Te rogamos, por las almas que han de salir más pronto de ese lugar de penas y expiación para que cuanto antes vayan a cantar en tu compañía las eternas misericordias del Señor.
Dios te Salve María… 
Dales, Señor el eterno descanso y luzca para ellas la luz eterna. Descansen en paz. Así sea.
 
5.- ¡Oh María Reina del purgatorio! Te rogamos, finalmente, de una manera muy particular, por las almas que más padecen. Es verdad que todas sufren con resignación, pero sus penas son atroces que no podemos ni siquiera imaginarlas. Intercede por ellas, que Dios escuche tus maternales plegarias.
Dios te Salve María… 
Dales, Señor el eterno descanso y luzca para ellas la luz eterna. Descansen en paz. Así sea
 
 

 

San Marcos transmite la fe de los apóstoles al mundo entero

La Iglesia, diseminada por el mundo entero hasta los confines de la tierra, recibió de los apóstoles y de sus discípulos la fe en un solo Dios Padre todopoderoso, que “hizo el cielo, la tierra, el mar y todo lo que contienen” (Ex 20,11; Hch 4,24); y en un solo Jesucristo, Hijo de Dios, que se encarnó por nuestra salvación; y en el Espíritu Santo, que por los profetas anunció los planes de Dios, el advenimiento de Cristo, su nacimiento de la Virgen, su pasión, su resurrección de entre los muertos, su ascensión corporal a los cielos, su venida de los cielos, en la gloria del Padre, para “recapitular todas las cosas” (Ef 1,19) y resucitar todo el linaje humano, a fin de que ante Cristo Jesús, nuestro Señor, Dios y Salvador y Rey, por voluntad del Padre invisible, “toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame” (Flp 2,10-11) a quien hará justo juicio en todas las cosas.

La Iglesia, pues, guarda diligentemente la predicación y la fe recibida, habitando como en una única casa; y su fe es igual en todas partes, como si tuviera ”una sola alma y un solo corazón” (Hch 4,32), y cuanto predica, enseña y transmite, lo hace al unísono, como si tuviera una sola boca. Pues aunque en el mundo haya muchas lenguas distintas, el contenido de la tradición es uno e idéntico para todos. Las iglesias de Germania creen y transmiten lo mismo que las otras de los Íberos o de los Celtas, de Oriente, Egipto, Libia o del centro del mundo [la Tierra Santa]. Al igual que el sol, criatura de Dios, es uno y el mismo en todo el mundo, así también la predicación de la verdad resplandece por doquier e ilumina a todos aquellos que quieren “llegar al conocimiento de la verdad” (1Tm 2,4).
 
 
San Ireneo de Lyon (c. 130-c. 208)
obispo, teólogo y mártir
Contra las herejías, I, 10,1-2; PG 7, 550-554)

domingo, 24 de abril de 2022

La triple paz


Jesús les dijo “La paz esté con ustedes”. Les dijo “La paz esté con ustedes” tres veces, por la triple paz que el Señor restableció. Entre Dios y el hombre, reconciliándolo con el Padre por su sangre; entre el ángel y el hombre, tomando la naturaleza humana y elevándose más allá de los coros de los ángeles; entre el hombre y el hombre, reuniendo en él, piedra angular, el pueblo de Judíos y el pueblo de Gentiles. (…)
Llegó Jesús y se puso en medio de ellos (Jn20,19). “Yo estoy entre ustedes como el que sirve” (Lc22,27). Permanece en el medio de cada corazón. Permanece en el centro, porque todos los rayos de la gracia irradian desde él, como de un centro, hacia nosotros que estamos en la circunferencia y caminamos alrededor. “Llegó Jesús y se puso en medio de ellos y les dijo “La paz esté con ustedes”. (Jn20,19). Existe una triple paz: la paz del tiempo, la del corazón, la de la eternidad. Debes tener la primer paz con tu prójimo, la segunda con ti mismo y así tendrás la tercera con Dios en el cielo. Permanece también “en medio de ellos” y tendrás paz con tu prójimo. Si no te tienes en medio de ellos no podrás tener la paz. Sobre la circunferencia no hay ni paz ni tranquilidad de espíritu, sino movimiento e inestabilidad. Se dice que los elefantes, cuando afrontan un combate, portan un cuidado especial a los heridos: los protegen en el centro del grupo junto a los más débiles. Cuida tú también a tu prójimo débil y herido, en el centro de la caridad,
El Señor, les mostró sus manos y su costado y dijo de nuevo “¡La paz esté con ustedes! Cómo el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes” (cf. Jn 20,21). Con el amor que el Padre me ha enviado, yo también los envío, con el mismo amor.
 

San Antonio de Padua (1195-1231)
franciscano, doctor de la Iglesia
Sermón para el Domingo de la Octava de Pascua (Une Parole évangélique, Franciscaines, 1995), trad. sc©evangelizo.org




Fiesta de la Divina Misericordia


Domingo 24 de abril de 2022

“Debe celebrarse el Domingo siguiente al de Pascua de Resurrección. Ese día, los Sacerdotes deberán predicar a las almas mi infinita Misericordia”.

"A los sacerdotes que proclamen y alaben Mi misericordia, les daré una fuerza prodigiosa y ungiré sus palabras y sacudiré los corazones a los cuales hablen".

“En ese día estarán abiertas todas las Fuentes de mi Misericordia. Deseo que esta Festividad sea un refugio para todas las almas, pero sobre todo para los pecadores”.

"Hija Mía, di que esta Fiesta ha brotado de las entrañas de Mi misericordia para el consuelo del mundo entero".

“El alma que acuda a la Confesión y que reciba la Sagrada Comunión, obtendrá la remisión total de sus culpas y del castigo... Que el alma no tema acercarse a Mí, aunque sus pecados sean como la grana”.

"Hija Mía, como te preparas en Mi presencia, así te confiesas ante Mí; el sacerdote es para Mí sólo una pantalla. No analices nunca de qué clase de sacerdote Me estoy valiendo y abre el alma al confesarte como lo harías Conmigo, y Yo llenaré tu alma con Mi luz"

“Toda Comunión recibida con corazón limpio, tiende a restablecer, en aquel que comulga, la inocencia inherente al Bautismo, puesto que el Misterio Eucarístico es “fuente de toda gracia”.

"Deseo unirme a las almas humanas. Mi gran deleite es unirme con las almas. Has de saber, hija Mía, que cuando llego a un corazón humano en la Santa Comunión, tengo las manos llenas de toda clase de gracias y deseo dárselas al alma, pero las almas ni siquiera Me prestan atención, Me dejan solo y se ocupan de otras cosas. Oh, qué triste es para Mí que las almas no reconozcan al Amor. Me tratan como una cosa muerta".

Al sumergirme en la oración, fui trasladada en espíritu a la capilla y vi al Señor Jesús expuesto en la custodia; en lugar de la custodia veía el rostro glorioso del Señor y el Señor me dijo: "Lo que tú ves en realidad, estas almas lo ven a través de la fe. Oh, qué agradable es para Mí su gran fe. Ves que aparentemente no hay en Mí ninguna traza de vida, no obstante, en realidad ella existe en toda su plenitud y además encerrada en cada Hostia. Pero para que Yo pueda obrar en un alma, el alma debe tener fe. Oh, cuánto Me agrada la fe viva".

"Las almas mueren a pesar de Mi amarga Pasión. Les ofrezco la última tabla de salvación, es decir, la Fiesta de Mi misericordia. Si no adoran Mi misericordia, morirán para siempre. Secretaria de Mi misericordia, escribe, habla a las almas de esta gran misericordia Mía, porque está cercano el día terrible, el día de Mi justicia".

Santisíma Virgen


 

sábado, 23 de abril de 2022

¡Alégrate, María!

 

Llénate de gozo,
¡Alégrate, María!
Hay una gran noticia para ti.
La más bella noticia que alguien pueda escuchar.
La más grande noticia de ahora y de siempre:
Jesús, tu hijo, y el Hijo de Dios Padre,
el Salvador del mundo y de los hombres,
ya no yace difunto en el sepulcro oscuro y frío.
¡El sepulcro ahora está vacío!
Jesús ha escapado
de las horribles sombras de la muerte.
¡Ha resucitado! ¡Ha renacido!
¡Ha vuelto a tener vida!
Una Vida que es nueva y para siempre.
 
Llénate de gozo,
¡Alégrate, María!
Seca tus lágrimas.
Ilumina tu rostro con tu dulce sonrisa.
Canta, exulta, regocíjate.
Ya viene a saludarte Jesús, tu hijo amado.
Dios Padre recibió su sacrificio,
y ahora le ha devuelto la vida renovada,
lo ha llenado de honores y de gloria,
porque fue fiel y cumplió su tarea,
y en la cruz del dolor y el sufrimiento,
con fe, con humildad y con amor,
ha vencido la muerte y el pecado
que destruyen al hombre, su mejor obra.
 
Llénate de gozo,
¡Alégrate, María!
Canta, exulta, regocíjate.
También tú tienes parte en la victoria inmensa de Jesús
porque dijiste “Sí”, muy claramente,
movida por tu humildad de creatura
y tu amor de hija buena,
cuando Dios te pidió que fueras parte
de sus planes de amor para los hombres.
Mantuviste tu entrega sin pedir nada a cambio.
Esperaste contra toda esperanza.
Fuiste siempre amorosa y sencilla.
Guiaste a Jesús por el camino recto,
y estuviste a su lado silenciosa y amante,
hasta que, lleno de amor y sufrimiento,
exhaló su último suspiro en la cruz del Calvario.
 
Llénate de gozo,
¡Alégrate, María!
Jesús, tu hijo, y el Hijo de Dios Padre,
el Salvador del mundo y de los hombres,
ya no yace difunto en el sepulcro oscuro y frío.
¡El sepulcro ahora está vacío!
Ha escapado de las sombras horribles de la muerte.
¡Ha resucitado! ¡Ha renacido!
¡Ha vuelto a tener vida!
Una Vida que es nueva y para siempre.
 
Amén.
 

 

“Proclamad la Buena Noticia a toda la creación”

Habéis oído lo que dice el Señor a sus discípulos después de la Resurrección. Les envía a predicar el Evangelio, y lo hacen. Escuchad: “A toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje” (Sl 18,5). Poco a poco el Evangelio ha llegado hasta nosotros y hasta los confines de la tierra. El Señor, dirigiéndose a sus discípulos, en pocas palabras estableció lo que debemos hacer y lo que debemos esperar. En efecto, tal como lo habéis entendido, dice: “El que crea y sea bautizado, se salvará.” Pide nuestra adhesión de fe y nos da la salvación. Tan precioso como es lo que nos ofrece y no es nada lo que nos pide.

“Oh Dios, los humanos se acogen a la sombra de tus alas…, les das a beber del torrente de tus delicias, porque en ti está la fuente viva” (Sl 35,8s). Jesucristo es la fuente de vida. Antes que la fuente de vida llegara hasta nosotros, sólo teníamos una salvación humana, semejante a la que tienen los animales y de la que habla el salmo: “Tú socorres a hombres y animales, Señor” (Sl 35,7). Mas ahora que la fuente de la vida ha llegado hasta nosotros, la otra fuente de vida está muerta para nosotros. ¿Acaso rechazará el darnos su vida Aquél que por nosotros ha dado su muerte? Él es la salvación, y esta salvación no es vana como la otra. ¿Por qué? Porque no pasa. El salvador ha venido. Ha muerto, ciertamente, pero con su muerte ha dado muerte a la muerte. En su carne ha puesto un término a la muerte. La ha asumido y le ha dado muerte. ¿Dónde está, pues, ahora la muerte? Buscadla en Cristo y veréis que ya no existe. Ha estado en él, pero en él mismo ha sido muerta. ¡Oh vida, muerte de la muerte! Tened ánimo: también morirá así en nosotros. Lo que se ha realizado en la Cabeza se realizará igualmente en los miembros, y la muerte morirá también en nosotros.
 
 
San Agustín (354-430)
obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia
Sermón 233; PL 38, 1112

viernes, 22 de abril de 2022

«Jesús está en la orilla »

El mundo entero fue arrojado a la confusión y no duda que la muerte del Creador le ha hundido en el abismo y en el caos (Gen 1.2). Pero de repente, a la luz de su resurrección, el Señor trae el día y devuelve al mundo su rostro familiar. Resucita con Él y en su gloria a todos aquellos que ha visto tristemente abatidos..

"Cuando amaneció, Jesús apareció en la orilla". En primer lugar para llevar a su Iglesia... a la firmeza de la fe. Encontró a sus discípulos faltos de fe, desposeídos de la fuerza del hombre... Estaba Pedro, quien le negó, Tomás que dudó, Juan que huyó; Por eso no les habla como a valientes soldados sino como a niños asustados...: "Niños, ¿tenéis algo que comer?". Así su humanidad les devuelve a la gracia, el pan a la confianza, el alimento a la fe. Ellos no creían en efecto que había resucitado con su cuerpo a no ser que le vieran sometido a las necesidades de la vida y la comida. Esto es por lo que uno que es la abundancia de todos los bienes pide alimentarse. Come pan porque tiene hambre, no de alimentos, sino del amor de los suyos:"Niños, ¿tenéis algo que comer? Ellos le responden: no". ¿Qué poseían, ellos que no tenían a Cristo --aunque esté entre ellos-- y no vean todavía al Señor --aunque se apareció delante?. "Les dijo: Tirad la red a la derecha de la barca y encontrareis".
 
 
San Pedro Crisólogo (c. 406-450)
obispo de Ravenna, doctor de la Iglesia
Sermón 78; PL 52, 420 evangelizo.org

Un Poema hecho Oración

Jesús, mi Señor y Amigo,

te haces compañero insospechado de camino,
acompasas tu caminar a mi paso
para ponerte a mi lado,
me hablas sereno,
me ofreces tu mano.
Entrañable es tu compañía,
adorable se hace tu presencia;
amigo de mi caminar peregrino
contigo a mi lado mis pasos vacilantes
dejen de ser errantes
pues en tu amor encuentran su destino.
Ven, amigo mío, toma posesión
del lugar que te corresponde en mi corazón;
acompáñame sin condición,
mientras estoy de paso por la tentación
de alejarme de tu lado.
Concédeme el valor que necesito
para vencer el temor
de abandonarme a tu designio por entero ;
que sea tu amor mi más grande deseo
y la vida que me das mi mayor anhelo.
Mientras vas conmigo
tu gracia es mi alimento
tu bondad, de mi vida, su aliento,
tu ternura se vuelve el sustento
que le da razones a este corazón
de esperarlo todo de tu amor.
Y ya sin más que esperar,
pues de lo que necesito
de camino a tu lado
lo he recibido todo,
espérame en la eternidad amado
que pronto llegaré a tu lado.
 
Amén
 
 
 

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