Agosto no es un mes vacío para la piedad católica. Aunque no se hable tanto de ello, la tradición espiritual de la Iglesia lo ha vinculado al Corazón Inmaculado de María. Te explico por qué:
1 Agosto no tiene una dedicación oficial universal como junio al Sagrado Corazón o julio a la Preciosísima Sangre, pero en muchas comunidades católicas ha sido consagrado al Corazón Inmaculado de María.
2 Esto se debe, en parte, a que el 15 de agosto celebramos la Asunción de la Virgen, y el 22 de agosto, en la octava, la fiesta de Santa María Reina. Ambas solemnidades alimentan la espiritualidad mariana de este mes.
3 Aunque la memoria litúrgica del Corazón Inmaculado se celebra en junio, el mes de agosto concentra las grandes fiestas que glorifican a María en su plenitud celestial y nos invitan a consagrarnos a su Corazón.
4 Por eso, muchas parroquias, familias religiosas y fieles dedican agosto a reparar los pecados contra María, a vivir más unidos a su pureza y a renovar su consagración al Corazón Inmaculado.
5 En Fátima, la Virgen pidió precisamente eso: reparación, consagración, oración. Agosto es un buen mes para responder a su llamada, y para mirar al Corazón de la Madre que vela por nosotros en el cielo.
Fuente: Sacerdos in æternum
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