(Mt 14,27)
[Nuestro Señor:] “Hijos míos, no importa lo que les sucede, recuerden que estoy siempre con ustedes… Recuerden que visible o invisible, pareciendo actuar o pareciendo dormir y olvidarlos, estoy siempre velando, estoy en todos lados y soy todopoderoso. No tengan ningún temor, ninguna inquietud: ahí estoy, velo, los amo. Espero que no duden ya: ¡yo espero de Mi amor! Soy todopoderoso… ¿Qué más quieren?...
Todo lo que les sucede, les sucede con mi permiso o mi voluntad, con el permiso o la voluntad de Mi amor. Sacarán de ello un gran bien, gran bien que les ayudo a sacar con Mi gracia… No teman nada, porque nada les puede ocurrir sin Mi permiso… No se aflijan por nada, conformen su voluntad a la Mía…
Recuerden esos temporales que apacigüé con una palabra, trayendo luego una gran calma… Recuerden la forma con la que sostuve a Pedro, caminando sobre las aguas… Estoy siempre junto a cada hombre como lo estoy de ustedes, dispuesto a ayudarlo, socorrerlo en todo lo que requiera por el bien de su alma. (…) En esta vida la tempestad es continua y su barca está siempre en peligro de naufragar… Pero Yo, estoy ahí y conmigo la barca es insumergible. Desconfíen de todo y especialmente de ustedes. Pero tengan en mí una confianza completa, que destierre la inquietud…”
San Carlos de Foucauld (1858-1916)
ermitaño y misionero en el Sahara
Ocho días en Efrén (Écrits spirituels de Charles de Foucauld, ermite au Sahara, apôtre des touaregs, Gigord, 1964), trad. sc©evangelizo.org
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