Señor, perdona mi atrevimiento, pues sé que te debo infinito agradecimiento, pero hay algunas cosas que quisiera pedirte.
Dios mío,
te pido humildemente gozar y aceptar, con inagotable gratitud, tu Santísima Voluntad. Solo tú sabes lo que me conviene y, aunque haya cosas que no entienda, hay algo que sé y en lo que creo firmemente: todo lo que tú permitas en mí será agradable para ti, y eso no solo me basta, sino que me llena y rebosa de gozo; un gozo que no merezco ante un Amor tan grande como el tuyo.
Dios mío,
permíteme que durante esta vida peregrina pueda proclamar tu Palabra y practicar todo cuanto me permitas predicar.
Señor,
lléname de ti, vaciando y limpiando a este pecador, para que sea un recipiente transparente de tu Amor. Y quizás así pueda contemplar el pestañeo de tus hermosísimos ojos, de modo tal que los míos se abran y puedan ver tu preciosísimo rostro en el de mis hermanos, y ser con ellos conforme sería contigo.
Jesús, mi Señor,
te pido humildemente que mi paso por esta vida peregrina sea para seguirte, amarte, glorificarte, servirte, agradecerte y confiártelo todo.
Tú, mi Señor, lo diste todo por nosotros y no cesarás de hacerlo; así lo prometiste y así lo creo. Tu fidelidad es grande, incomparable y eterna.
Jesús, mi Señor y Salvador:
gracias infinitas por confiarnos a tu Santísima Madre, la Santísima Virgen María, la Inmaculada Concepción, perfectísima en todo cuanto te agrada.
Que sea Ella, Madre del Verbo Encarnado y Madre nuestra, quien con sus santísimas manos nos lleve a ti, al escucharnos decir con su dulce, amorosa y preciosísima voz: “Hagan lo que Él les diga”.
Señor,
no aspiro a otra cosa que no sea atender tu llamado; y algún día, cuando esté frente a ti, que me mires con agrado, porque tú, que lo sabes todo, sabrás que lo habré intentado todo, proclamando tu Palabra sanadora y redentora, de resurrección, salvación y vida eterna.
Señor,
te amo, pero quiero amarte más; quiero amarte del todo.
Aumenta mi fe, y que tu Santo Espíritu me permita servirte conforme a tu Santísima Voluntad.
Gracias, Señor.
Perdona lo extenso de mis peticiones; sé que debo terminar. Pero si de terminar se trata, permíteme seguir tus huellas para terminar a tu lado, donde nada termina y todo inicia: allí, en la eternidad del infinito Amor que brota de tu Santísimo Corazón.
Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar tu comentario, me alegra el alma