A Ella encomendamos nuestras vidas, nuestras luchas y nuestras esperanzas.
Amadísima Madre, síguenos mirando con tu ternura y amor maternal,
cúbrenos siempre con tu manto celestial, fortalécenos en la fe
y condúcenos hacia tu amadísimo Hijo,
nuestro Señor Jesucristo.
Enséñanos a seguirlo con fidelidad y a vivir siempre según su voluntad.
Santísima Virgen de Guadalupe, ruega por nosotros.
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