y porque tu Amor nunca se retira de nuestras vidas.
Hoy renovamos nuestra confianza en Ti:
Más vale refugiarnos siempre en tu Sagrado Corazón que poner nuestra seguridad en las fuerzas humanas;
más vale esperar en tu Santa Palabra que apoyarnos en lo que el mundo ofrece.
Abrimos ante Ti las puertas de este día,
las puertas de nuestro hogar, de nuestro trabajo,
de nuestros encuentros y de nuestras decisiones.
Queremos sinceramente confiar plenamente en tu Fidelidad, y así, vivir esta jornada, y siempre, en tu Sagrada Presencia.
Te damos gracias, Señor, porque nos escuchas;
por ser nuestra Salvación,
nuestra Luz, nuestra Fuerza y nuestra Esperanza firme.
Libéranos de todo mal,
danos tu Victoria sobre el desaliento,
sobre el miedo
y sobre la incertidumbre.
Bendice nuestros pasos,
bendice a nuestra familia,
bendice nuestras luchas
y nuestros descansos.
Que hoy y siempre podamos proclamar:
"Bendito el que viene en el Nombre del Señor",
y que tu Luz nos acompañe desde el amanecer hasta el anochecer.
Amén.
FE y más FE.
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