Cuando rezas, Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora…, la Santísima Madre viene al instante a tu lado para orar contigo. Y no viene sola. Trae consigo ángeles. Y no solo uno o dos, pues es la Reina de los Ángeles, por eso coros de ángeles la acompañan. Y, como ella y Jesús están unidos en el corazón y no pueden separarse, trae consigo a Jesús. Y Jesús es inseparable de la Trinidad, por eso trae consigo al Padre y al Espíritu Santo. Y donde está la Santísima Trinidad está toda la creación, y estás rodeado de una belleza y una luz inimaginables en esta vida. Tu Madre viene como Nuestra Señora de las Gracias con sus manos extendidas. Rayos de luz emanan de sus manos que atraviesan tu cuerpo, te sanan y te llenan de gracias. Esta es tu herencia, la que se derramó del corazón de Jesús en la Cruz, cuando el centurión le atravesó el Corazón con la lanza, en el único recipiente puro listo para recibir tales gracias en ese momento: tu Madre. Ahora, cuando rezáis el Rosario, o incluso solo recitáis un Ave María, recibís vuestra porción de estas gracias”. También dijo en ese momento: “Cualquiera que va a María y reza el Rosario no puede ser tocado por Satanás”.
¿Es de extrañar que quien reza el Rosario de corazón sea tan bendecido, protegido y poderoso en sus oraciones por los demás?
-Padre Gabriel Amorth, Exorcista Jefe del Vaticano
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