Todo el bien que hagamos, hay que hacerlo por amor a Dios, y el mal que evitemos hay que evitarlo por amor de Dios
¡Oh sublime humildad! ¡Oh humilde sublimidad! Que el Señor de todo el universo, Dios e Hijo de Dios, se humille así y se esconda bajo la forma de un poco de pan, para nuestra salvación.
Toda la oscuridad del mundo no puede extinguir la luz de una sola vela.
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El mayor triunfo del diablo es privarnos de la alegría del Espíritu... Si alguno está triste y cree estar abandonado en su dolor, la tristeza lo desgarrará continuamente. Cuando la tristeza se arraiga, crece el mal.
Recuerda que cuando dejes esta tierra, no podrás llevarte nada de lo que hayas recibido, sólo lo que has dado.
San Francisco de Asís
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