La oración es absolutamente necesaria para tener la felicidad de perseverar en la gracia de Dios, después de haber recibido el sacramento de la Penitencia. Con la oración ustedes pueden todo, se puede decir que son dueños de la voluntad de Dios. Sin la oración, no son capaces de nada. Esto alcanza para demostrarles la necesidad de la oración. Todos los santos empezaron su conversión con la oración y perseveraron gracias a la oración. Los que se perdieron fue por negligencia en la oración. Por eso le digo que la oración es absolutamente necesaria para perseverar. (…)
La oración, es tan poderosa ante Dios, atrae tantas gracias, que hasta parece atar la voluntad de Dios. Él sólo quiere acordarnos lo que demandamos, con una oración hecha a la vez con desesperación y con esperanza. Con desesperación, ya que nos reconocemos indignos de estar ante él y osar pedirle una gracia. Siempre le hemos pagado con ingratitud… (…) Dije también esperanza, ya que ella muestra la grandeza de la misericordia de Dios, su deseo de hacernos felices, todo lo que ha hecho para que merezcamos el cielo. Animados por un pensamiento tan consolador, nos dirigimos a él con total confianza. (…)
He aquí, mis hermanos, la oración de la que quiero hablar, que nos es absolutamente necesaria para obtener nuestro perdón y el don precioso de la perseverancia.
San Juan María Vianney (1786-1859)
presbítero, párroco de Ars
Homilía para el 2º Domingo después de Pascua (Sermons de Saint Jean Baptiste Marie Vianney, Curé d'Ars, II, Ste Jeanne d'Arc, 1982), trad. sc©evangelizo.org
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