"Cristo, estando atado a esta columna baja y de pie con toda la altura de Su cuerpo por encima de ella, estaba completamente a merced de los que le azotaban. Además, la mera exposición de su purísimo y virginal cuerpo a estos sucios insolentes era una grave aflicción para Él pero fue despojado de sus vestiduras dos veces o, como dicen algunos, tres veces; primero, en su flagelación; segundo, cuando fue coronado de espinas. Este despojo fue acompañado por el mayor dolor, pues cuando su manto se pegó a las heridas, éstas se reabrieron forzosamente al ser rasgado. Los cuarenta mártires [de Sebaste] fueron animados por este ejemplo, cuando valientemente se desnudaron y se sumergieron en el agua helada."
Comentario del padre Cornelio a Lapide (1567-1637) centrado en la Pasión según el Evangelio de san Mateo.
Dieu Le Roi
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