𝐇𝐈𝐉𝐎 𝐌Í𝐎,
Te he estado buscado.
Sé que estás cansado.
Sé que hay días en que no sabes
hacia dónde caminar.
Te sientes perdido, cómo si el
rumbo se hubiera desvanecido
entre las preocupaciones, el
dolor o el silencio de Dios.
Pero yo estoy aquí. No he dejado
de mirarte ni un solo instante.
A veces crees que te has alejado
demasiado…
Pero no hay distancia que me
detenga cuando se trata de
encontrarte.
Mi Escapulario no es solo un
signo externo: es un lazo de
Amor entre tú y mi corazón.
Y ese lazo sigue intacto.
Te he visto llorar sin que
Nadie lo notará. Te he escuchado
Orar sin palabra, y he recogido
Tus suspiros como flores para
ofrecerlos al Padre. No estás
solo, estas en mis brazos, aunque
No lo sientas. Estás en mi lista de
Batallas, aunque no lo sepas.
Estás en mis oraciones de Madre,
Todos los días.
Hoy, una vez más, vengo a
Buscarte. No para juzgarte ni
Exigirte, si no para abrazarte.
Para recordarte que aun puedes
Empezar de nuevo.
Para decirte que tu lugar sigue
Estando en el Corazón de Jesús
Y que yo estoy aquí, para
Ayudarte a volver.
SÓLO DÉJAME LLEVARTE.
SÓLO DIME: “𝐌𝐀𝐃𝐑𝐄, 𝐆𝐔Í𝐀𝐌𝐄”,
Y LO HARE. TE AMO MÁS DE LO
QUE IMAGINAS.
TE SIGO ESPERANDO.
𝐓𝐔 𝐌𝐀𝐃𝐑𝐄,
𝐋𝐀 𝐕𝐈𝐑𝐆𝐄𝐍 𝐃𝐄𝐋 𝐂𝐀𝐑𝐌𝐄𝐍.
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