¡𝐌𝐚𝐝𝐫𝐞 𝐝𝐞 𝐃𝐢𝐨𝐬 𝐲 𝐌𝐚𝐝𝐫𝐞 𝐧𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐚!
En este sábado mariano, me postro
ante ti con humildad y confianza,
agradeciendo tu amor maternal y tu
intercesión poderosa.
Al comenzar este día, te consagro mi
corazón, mis pensamientos y mis
acciones, para que todo lo que haga
sea para la gloria de tu Hijo,
nuestro Salvador.
Tú, que con tu “𝐅𝐢𝐚𝐭” aceptaste ser la
Madre del Redentor, enséñame a
decir “sí” a la voluntad de Dios con
alegría y valentía.
Guíame con tu santo rosario,
arma de paz y fortaleza, para que,
meditando los misterios de tu vida y
la de Jesús, crezca en fe,
esperanza y caridad.
𝐌𝐚𝐝𝐫𝐞 𝐈𝐧𝐦𝐚𝐜𝐮𝐥𝐚𝐝𝐚, refugio de los
pecadores, intercede por mí y por
todos los que amo, para que vivamos
este día en gracia y fidelidad.
Cúbrenos con tu manto santo,
protégeme de todo mal y llévanos
de la mano al Corazón de tu Hijo Jesús.
𝐀𝐌é𝐍.
Fuente: https://x.com/Louisagcia
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