Jesús de Nazaret lo dijo. La Biblia lo confirma.
Hay un ser CELESTIAL que camina contigo cada día.
Silencioso, pero vigilante.
Invisible, pero más REAL que muchos humanos.
Tu Ángel de la Guarda.
Un hilo que puede cambiar cómo entiendes tu vida.
No estás solo.
Nunca lo has estado.
Desde tu nacimiento, Dios asignó a un mensajero celestial para ti.
“Porque a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos”
- Salmo 91:11
Tu ángel no descansa.
Jesús de Nazaret reconocía su existencia.
Hablando de los niños, dijo:
“Sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos”
- Mateo 18:10
Desde la infancia, el cielo pone ojos sobre ti.
La misión del Ángel Guardián no es decorativa.
Es espiritual y estratégica.
- Te protege del mal.
- Te susurra caminos.
- Intercede cuando tu fe flaquea.
Pero no actúa sin tu permiso.
El libre albedrío es sagrado.
Puedes ignorarlo.
Despreciarlo.
O invocarlo con FE.
“El ángel del Señor acampa alrededor de los que le temen, y los defiende”
- Salmo 34:7
Temer a Dios es abrirle la puerta
A veces, ese presentimiento que te salvó.
Esa voz interna que te detuvo.
O esa persona que apareció justo a tiempo.
No fue casualidad.
Fue él.
El Ángel de la Guarda no te exige rezos largos.
- Solo humildad.
- Fe.
- Y la disposición de escuchar con el corazón.
Él habla en sueños.
En alertas.
En silencios.
Pero cuidado…
Si lo ignoras constantemente, si niegas su presencia, su voz puede volverse distante.
No porque él se vaya, sino porque te ensordeces tú.
¿Te has sentido observado en soledad?
¿Protegido en medio del caos?
Tal vez no era imaginación.
“Envió su ángel, y cerró la boca de los leones”
- Daniel 6:22
Cuando todo parece perdido, él actúa.
El Ángel Guardián no sustituye a Dios, pero es su emisario más leal en tu historia personal.
Él te guía hacia Jesús.
Él te recuerda que fuiste creado con propósito.
No le ores a él.
No lo adores.
Pero dale las gracias.
Habla con Dios y pide su guía.
Y el ángel estará ahí… hasta el último día de tu vida.
Incluso cuando mueras, no estarás solo.
“El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham”
- Lucas 16:22
Sí, incluso entonces, él te acompañará a Casa.
Hoy, al cerrar los ojos, no digas “estoy solo”.
Dile a Dios:
“Gracias por el ángel que me diste”.
Y en el susurro de la noche… quizás lo sientas.
No estás sola. Nunca lo estuviste.
Fuente: filmKlips
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