VIERNES SANTO
Gime la tierra suspiros de melancolía
mientras calla el cielo ante tal dolor.
Se ha hecho de noche al mediodía.
Silencio. Ha muerto el Hijo de Dios.
No hay lágrimas con más pena
que las que nacen de María.
Junto a su Hijo hace vela,
con su alma de muerte herida.
Te han robado lo más amado,
al Dios Hijo que en ti se encarnó.
Queda huérfano tu corazón.
Al pie de esa Cruz te robaron la vida.
No hay consuelo para ese dolor materno.
¡¿Quién lo tendría si a su hijo viera
cosido a clavos en el Santo Madero
sin que ninguna culpa tuviera?!
Fueron las nuestras, María,
la que dieron muerte a tu Hijo;
y fueron las nuestras esa espada
que tan hondamente se clavó en tu alma.
Y allí, al pie de la Cruz, nace en María
una lucha entre su alma y su corazón;
entre la Resurrección prometida
y la anunciada Pasión.
Ahora es la hora del dolor,
de mirar a la muerte cara a cara,
de sentir el filo de esa espada.
Silencio. Ha muerto el Hijo de Dios.
Abel De Miguel Sáenz
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar tu comentario, me alegra el alma