Jesús, no quiero abandonarte, antes bien, deseo dar testimonio de ti a los hombres. Quiero darte a conocer a quienes no han oído hablar de ti. Sé que no será fácil, porque el mundo odia los que te pertenecemos, pero “Tú has vencido al mundo”, y con esa confianza, quiero aventurarme en el anuncio de tu Persona. Catholic.net
gadgets para blogger

ACI prensa

La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven. http://la-oracion.com

sábado, 14 de diciembre de 2019

Debemos aprender a vivir el adviento como María.




El Adviento de la Virgen María está marcado por las tres grandes virtudes teologales: Fe, Esperanza y Caridad.

Fe: La Virgen Santísima tuvo una fe ejemplar. No ha existido criatura alguna que se pueda comparar a la fe de Nuestra Madre. La santísima Virgen tuvo más fe que todos los santos y todos los ángeles juntos.

María creyó con prontitud: No dudo ni un instante. “Hágase en mí según su voluntad”.

San Agustín: “Ella concibió primero en su corazón (por la fe) y después en su vientre”.

María creyó con constancia: en las tantas pruebas y tribulaciones de su vida, su fe fue siempre fuerte y generosa. Dice un autor: Su fe estuvo sometida a una triple prueba: la prueba de lo invisible; la prueba de lo incomprensible y la prueba de las apariencias contrarias… y esto lo superó de manera heroica…Vio a su Hijo en la cueva de Belén y lo creyó Creador del mundo. Lo vio huyendo de Herodes y no dejó de creer que Jesús era el rey de reyes… Lo vio nacer en el tiempo, y lo creyó eterno… lo vio pequeño y lo creyó inmenso… Lo vio pobre, necesitado de alimento y de vestido, y lo creyó Señor del universo… lo vio débil y miserable tendido sobre el heno, y lo creyó omnipotente…Observó su mudez, y creyó que era el Verbo de Padre… lo sintió llorar y creyó que era la alegría del cielo…finalmente, lo vio crucificado, muerto en la cruz y creyó siempre que era Dios… y aunque todos los demás vacilaban en la fe, ella permaneció siempre firme, sin titubeos…¿Es nuestra fe pronta para obedecer y constante como la María? ¿O viene la primera necesidad y dejamos de creer que Dios es providente? ¿O viene la primera caída y nos olvidamos de su misericordia? ¿Cómo esperamos al Señor?

Esperanza: Desde el momento en que María dio su consentimiento al anuncio del ángel, Ella espera ver con sus propios ojos la plenitud de la promesa hecha por el ángel. Lleva en su corazón la expectación de tener a Dios hecho hombre en sus entrañas, su hijo ya presente dentro de ella. Es este precisamente el misterio del Adviento... esperar con alegría y añoranza la revelación del hijo de Dios. Es María quien inicia el Adviento, y es de Ella de quien la Iglesia aprende a esperar, a permanecer en ese estado de expectación.

Caridad:  Pero la espera de María no era egoísta, no se basaba en la expectación simplemente de su hijo, sino del Mesías, el Salvador del mundo, que viene a salvarnos. Es por esto que, desde el principio hasta el final, María tendrá siempre una disposición interior de caridad: entregando a su hijo por nosotros.

Pidamos a nuestra madre Inmaculada, la gracia de vivir el adviento adecuadamente, como lo hizo ella, llenos de una fe pronta y constante, llenos de una esperanza inquebrantable y llenos de una caridad ardiente para con Dios y para con nuestros hermanos, esperando la venida de Cristo


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por dejar tu comentario, me alegra el alma

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...