Jesús, no quiero abandonarte, antes bien, deseo dar testimonio de ti a los hombres. Quiero darte a conocer a quienes no han oído hablar de ti. Sé que no será fácil, porque el mundo odia los que te pertenecemos, pero “Tú has vencido al mundo”, y con esa confianza, quiero aventurarme en el anuncio de tu Persona. Catholic.net
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ACI prensa

La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven. http://la-oracion.com

lunes, 31 de marzo de 2025

Tu hijo está vivo

 

“Para esto murió y resucitó Cristo: para ser Señor de vivos y muerto” (Rm 14,9). Pero, no obstante, Dios “no es Dios de muertos, sino de vivos” (Lc 20,38). Los muertos, por tanto, que tienen como Señor al que volvió a la vida, ya no están muertos, sino que viven, y la vida los penetra hasta tal punto que viven sin temer ya a la muerte. Como Cristo que, “una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más”, (Rm 6,9), así ellos también, liberados de la corrupción, no conocerán ya la muerte y participarán de la resurrección de Cristo, como Cristo participo de nuestra muerte. Cristo, en efecto, no descendió a la tierra sino “para destrozar las puertas de bronce y quebrar los cerrojos de hierro” (Sal. 106,16), que, desde antiguo, aprisionaban al hombre, y para librar nuestras vidas de la corrupción y atraernos hacia él, trasladándonos de la esclavitud a la libertad.

Si este plan de salvación no lo contemplamos aún totalmente realizado —pues los hombres continúan muriendo, y sus cuerpos continúan corrompiéndose en los sepulcros—, que nadie vea en ello un obstáculo para la fe. Que piense más bien cómo hemos recibido ya las primicias de los bienes que hemos mencionado y cómo poseemos ya la prenda de nuestra ascensión a lo más alto de los cielos, pues estamos ya sentados en el trono de Dios, junto con aquel que, como afirma san Pablo, nos ha llevado consigo a las alturas; escuchad, si no, lo que dice el Apóstol: “Nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha sentado en el cielo con él”. (Ef. 2,6)

 San Anastasio de Antioquía (¿-599)
monje después patriarca de Antioquía
Homilía 5, sobre la Resurrección de Cristo, 6-9; PG 89, 1358-1362 (trad. breviario, difuntos).evangelizo.org

Oración por las Almas del Purgatorio a San Nicolás de Tolentino




¡Oh glorioso Taumaturgo y Protector de las almas del purgatorio, San Nicolás de Tolentino!
Con todo el afecto de mi alma te ruego que interpongas tu poderosa intercesión en favor de esas almas benditas, consiguiendo de la divina clemencia la condonación de todos sus delitos y sus penas, para que saliendo de aquella tenebrosa cárcel de dolores, vayan a gozar en el cielo de la visión beatífica de Dios. Y a mi, tu devoto siervo, alcánzame, ¡oh gran santo!, la más viva compasión y la más ardiente caridad hacia aquellas almas queridas.

Amén

domingo, 30 de marzo de 2025

La oración del hijo perdido


Te suplico hoy, yo con él:
“Padre, pequé contra el Cielo y contra ti,
No merezco ser llamado hijo tuyo,
Trátame como a uno de tus jornaleros”.
Hazme digno del más puro
Y santo beso de tu Padre tan bueno.
Sé el techo de la sala de Bodas
Recíbeme de nuevo.
De la vestimenta primera,
De la que me despojaron los ladrones,
Revísteme nuevamente,
Como adorno de la Esposa embellecida.
El anillo real,
Signo de autoridad,
Haz que lo porte en mi mano derecha,
Para nunca más girar a la izquierda.
Y como protección contra la Serpiente
Dame sandalias para mis pies,
Para que no tropiecen más en la tiniebla,
Y que su cabeza sea aplastada.
A la inmolación del ternero,
Que es el sacrificio de la Cruz,
A la sangre brotada del Costado, por la lanza,
Que es el manantial de Vida para nosotros,
Hazme comulgar de nuevo,
Como en la parábola del Hijo-Pródigo,
Para comer el Pan vivificante,
Para beber a tu Copa celestial.


  San Nersés Shnorhalí (1102-1173)
patriarca armenio
Jesús Hijo Único del Padre, I (SC 203. Jésus Fils Unique du Père, Cerf, 1973), trad. sc©evangelizo.org

 

 

Granito de arena de Esperanza...Domingo del Señor


En la esperanza de un Cristo que siempre triunfa.
¡FELIZ DOMINGO DE LAETARE!
¡Alégrate Jerusalén, Alégrate Iglesia!
 
 
 *******************************
 

 
Qué pasaría si Dios fuera totalmente evidente en el mundo?
Pues no sería mundo, sino cielo o paraíso eterno.
Igualmente la confianza se diluiría, que es fundamento de la persona.
De la misma forma, una evidencia absoluta de Dios, mataría al hombre, al morir su condición.
 
 
  *******************************
 

 
NO SABÍAS QUÉ
La sábana santa revela un hombre erguido, sus nalgas y sus cabellos en la parte reversa no están aplanadas, sino como flotando. Es el momento de la resurrección.
 
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Hay dos formas de mirar el cielo, una para conocer su composición, y otra; para conocer su sentido.
Las dos son válidas.
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Soy un milagro, un eco de amor divino en medio de la nada.
Y tú también.

https://x.com/andrespina__

"Memorare"

  Esta oración, también conocida por su título en latín "Memorare", se atribuye San Bernardo de Claraval y es una de las mejores oraciones de confianza que podemos dirigir a nuestra Madre, la Virgen María. De él son estas palabras:  

Que nuestra alma sedienta acuda a esta fuente, y que nuestra miseria recurra a este tesoro de compasión... Virgen bendita, que tu bondad haga conocer en adelante al mundo la gracia que tú has hallado junto a Dios: consigue con tus oraciones el perdón de los culpables, la salud de los enfermos, el consuelo de los afligidos, ayuda y libertad para los que están en peligro. 

(S. Bernardo, Hom. en la Asunción de la B. Virgen María, 1, 7-8) Devocionario

 


 

sábado, 29 de marzo de 2025

Granito de arena de Esperanza...SÁBADO DE MARÍA

 El diablo odia tanto a la Santísima Virgen, porque nunca dejó solo a su hijo. La detesta tanto porque nos dió al Salvador. Pero nosotros la amamos porque es nuestra Madre


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«Si se levanta la tempestad de las tentaciones, si caes en el escollo de las tristezas, eleva tus ojos a la Estrella del Mar: ¡invoca a María!»
San Bernardo de Claraval.
 
 

 “Bajo tu amparo nos acogemos, 
Santa Madre de Dios. 
No deseches las súplicas que te dirigimos 
en nuestras necesidades. 
Antes bien, líbranos de todo peligro, 
oh siempre Virgen gloriosa y bendita. 
Amén”

viernes, 28 de marzo de 2025

Granito de arena de Esperanza...Viernes de Pasión



“Una sola lágrima derramada en el recuerdo de la Pasión de Jesús vale más que una peregrinación a Jerusalén, o un año de ayuno a pan y agua. Sí, porque era para este fin que nuestro Salvador sufrió tanto, con el fin de que pensemos en sus sufrimientos.” San Agustín.



«Somos la oscuridad, y Él es clarísimo resplandor; somos la enfermedad, y Él es salud robusta; somos la escasez, y Él la infinita riqueza; somos la debilidad, y Él nos sustenta, porque siempre eres, oh Dios mío, nuestra fortaleza». San Josemaría Escrivá

jueves, 27 de marzo de 2025

El dedo de Dios


“Que tu mano salvadora me ayude porque he elegido tus decretos” (cf Sal 118,173). El Hijo único del Padre es llamado mano de Dios porque por Él todo fue hecho. Esta mano actuó en la encarnación, no sólo dejando a su madre sin herida alguna, sino, según el testimonio de los profetas, asumiendo nuestras enfermedades y cargando con nuestros sufrimientos (cf Is. 53,4).

Ciertamente, esta mano, llena de remedios diversos, ha curado toda enfermedad. Ha alejado todas las causas de la muerte; ha resucitado a los muertos; ha derrocado las puertas del infierno; ha encadenado al fuerte y lo ha desarmado; ha abierto los cielos; ha derramado el Espíritu de amor en les corazones de los suyos. Esta mano libera a los presos y devuelve la luz a los ciegos; levanta a los caídos; ama a los justos y guarda a los forasteros; acoge al huérfano y a la viuda. Saca de la tentación a los que están a punto de caer; reconforta a los que sufren; devuelve la alegría a los afligidos; abriga bajo su sombra a los pobres; escribe para los que quieren meditar su ley; toca y bendice los corazones que oran; los robustece en el amor por su contacto; los hace progresar y perseverar en su empeño. En fin, los conduce a la patria; los lleva al Padre.

Porque se hizo carne para atraer al hombre a través de su Humanidad, para reconducir en el amor a la oveja descarriada al Padre todopoderoso e invisible. Porque la oveja perdida, por haberse alejado de Dios, había caído “en la carne”, era necesario que esta mano, hecha hombre, la levante por su humanidad, para conducirla al Padre, en el Espíritu del amor.

 

  San Amadeo de Lausanne (1108-1159)
monje cisterciense, obispo
Homilía mariana; SC 72.evangelizo.org

EL CONSUELO INEXPLICABLE ANTE EL SANTÍSIMO SACRAMENTO



Nadie nunca podrá explicar la sensación de llorar en la presencia del Santísimo Sacramento y sentir el alivio que eso causó en tu alma. Es un misterio que va más allá de las palabras, porque en ese momento no es solo tu corazón el que se desahoga, sino tu espíritu entero el que se rinde ante la misericordia infinita de Dios.

Ante la Eucaristía, Jesús te mira con amor, conoce tus heridas más profundas y las acaricia con Su presencia viva. No hace falta decir nada; Él entiende cada lágrima, cada suspiro y cada miedo escondido en tu interior. Es el abrazo invisible pero real que consuela y renueva, la certeza de que no estás solo y que, pase lo que pase, Su amor nunca te abandona.

Es ahí, de rodillas, donde descubres que el verdadero descanso del alma no está en la ausencia de problemas, sino en la certeza de que Dios te sostiene. Y ese alivio, ese regalo de paz divina, es algo que solo se puede vivir, no explicar.

Fuente: FMDMorales

martes, 25 de marzo de 2025

LA ANUNCIACIÓN: UNA BELLA SOLEMNIDAD


Hoy, 25 de marzo, la Iglesia Católica celebra la Anunciación: cuando el Arcángel Gabriel le dijo a María que sería la Madre de Dios. Un momento que cambió la historia para siempre.

¿Qué significa esto para nosotros?

Todo empieza en la Biblia, en Lucas 1, 26-38. El Ángel llega con una joven sencilla de Nazareth y le anuncia: “¡Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo!”. María, sorprendida, escucha que dará a luz al Salvador.

Su “SÍ” como respuesta es ejemplo de nuestra fe ha de ser.

Teológicamente, la Anunciación es inicio de la Encarnación: Dios se hace hombre en el vientre de María. No es solo un milagro, es el amor de Dios bajando a nuestra pequeñez.

Como dice san Juan: “El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros” (Jn 1, 14).

¿Por qué el 25 de marzo? No es casualidad.

La Tradición lo pone nueve meses antes de Navidad (25 de diciembre), el tiempo de un embarazo. Es una fecha que grita esperanza: desde ese día, la salvación empieza a tomar forma humana.

Históricamente, esta fiesta tiene raíces profundas. Ya en el siglo IV, los cristianos la celebraban en Oriente. En Roma se afianza hacia el siglo VII. No es un invento moderno: es una joya que la Iglesia ha pulido con los años.

En la Tradición, María es la “nueva Eva”. Mientras Eva desobedece a Dios, María dice “hágase en mí según tu palabra”. Los Padres de la Iglesia, como san Ireneo, vieron en ella el inicio de la redención. Su obediencia deshace el nudo del pecado.

El Magisterio no se queda atrás. El Concilio de Éfeso (431) proclama a María como “Theotokos”, Madre de Dios. La Anunciación es la base de ese título: si Jesús es Dios y hombre, María es la puerta por donde entró al mundo.

La fiesta no siempre fue igual. En la Edad Media se le llamó “Anunciación de Nuestra Señora” y era un día grande, con procesiones y cantos. La gente vivía este misterio con el corazón en la mano, celebrando que Dios eligió lo humilde para lo más grande.

Y ojo, que no es solo cosa del pasado. El Papa Pablo VI, en su encíclica Marialis Cultus (1974), dice que la Anunciación nos invita a imitar a María: escuchar a Dios y decir “SÍ” a lo que nos pide, AUNQUE NO LO ENTENDAMOS DEL TODO.

Hoy, la Anunciación sigue siendo un grito de vida. En un mundo que a veces la desprecia y desprecia lo pequeño, María nos recuerda que lo humilde puede cambiarlo todo. Es una fiesta que nos pone frente a un Dios que no impone, sino que propone y hace nuevo todo.

En el arte, la Anunciación está en miles de pinturas, desde Fra Angelico hasta los iconos rusos y representaciones contemporáneas. Siempre María con cara de asombro, cada pincelada quisiera decirnos: ¡Esto pasó de verdad y pasa cuando tú, como María quieres recibir a Cristo!

Litúrgicamente, es una solemnidad, el rango más alto de las fiestas católicas. Si cae en Semana Santa (como a veces pasa), se traslada, pero nunca se olvida. La Iglesia dice: “Esto es demasiado grande para pasarlo por alto”.

¿Qué nos deja la Anunciación hoy? Una certeza: Dios no está lejos. Se acercó tanto que se hizo uno de nosotros. Y María, nos enseña que nuestra respuesta importa. No somos espectadores, somos parte del plan.

Así que hoy, detente un segundo. Piensa en esa jovencita de Nazaret que no tenía idea de lo que vendría, pero confió. La Anunciación es su día, pero también el nuestro: el día en que comenzó a abrirse el cielo de modo más directo para nosotros.

Termino con una oración tradicional del Ángelus:

“El Ángel del Señor anunció a María, y ella concibió por obra del Espíritu Santo”.

Que ese misterio nos llene de alegría y nos empuje a decir nuestro propio “sí” a Dios. ¡Feliz solemnidad de la Anunciación!

 

 

Fuente:Andrés Piña

Fiesta de la Anunciación de la Santísima Virgen María.


«No es un ángel ordinario, sino el Arcángel Gabriel, quien es enviado a la Virgen María, ya que, ciertamente, un mensaje de tal trascendencia requería que fuese transmitido por un ángel de la máxima categoría.
 
La Escritura le da un nombre significativo, se llama Gabriel, que quiere decir «fortaleza de Dios». Por lo tanto, correspondía a la fortaleza de Dios anunciar el nacimiento del Dios de los ejércitos, del fuerte en los combates que triunfó sobre las potestades infernales.»
 
Texto de San Gregorio Magno.

Que se haga en mí según tu palabra


¿Por qué el Hijo de Dios ha nacido de una Virgen?... Era necesario un modo totalmente nuevo de nacimiento al que iba a consagrar un nueva manera de nacer. Isaías había profetizado que el Señor anunciaría esta maravilla por un signo. ¿Qué signo? « He aquí que una Virgen va a concebir y dar a luz un niño» Sí, la Virgen ha concebido y dado a luz al Emmanuel, Dios con nosotros (Is 7,14; Mt 1,23). Helo aquí, este nuevo orden de nacimiento: el hombre nace de Dios porque Dios nace del hombre; Dios se hace carne para regenerar la carne por la semilla nueva del Espíritu y lavar todas sus manchas pasadas.
 
Todo este orden nuevo ha sido prefigurado en el Antiguo Testamento, porque en el designio divino el primer hombre ha nacido por Dios a través de una virgen. En efecto, la tierra estaba aún virgen, el trabajo del hombre no la había tocado, la semilla no había sido echada, cuando Dios la toma para formar el hombre y hacerle « un ser viviente » (Gn 2,5.7). Si pues el primer Adán ha sido formado de la tierra, es justo que el segundo, el que el apóstol Pablo llama «el nuevo Adán» sea él también formado por Dios con una tierra virgen, es decir de una carne cuya virginidad permanecía inviolada, para llegar a ser «Espíritu que da la vida» (1 Co 15,45)...
 
Cuando ha querido cubrir «su imagen y semejanza» (Gn 1,26) caída en poder del demonio, Dios ha hecho de la misma manera que en el momento en el que lo había creado. Eva era aún virgen cuando acogió la palabra que iba a producir la muerte; fue también en una virgen cómo debía descender la Palabra de Dios que iba a criar el edificio de la Vida... Eva había dado su fe a la serpiente; María tuvo fe en Gabriel. El pecado que Eva había cometido al creer, es creyendo como María lo ha borrado... La Palabra del diablo ha sido para Eva la semilla de su humillación y de sus dolores en el alumbramiento (Gn 3,16), y ella parió el asesino de su hermano (4,8). Al contrario, María alumbró un hijo que debía salvar a Israel, su hermano.
 

Tertuliano (c. 155-c. 220)
teólogo
La Carne de Cristo, 17; PL 2, 781.evangelizo.org

 

lunes, 24 de marzo de 2025

ALMAS DEL PURGATORIO

 “Cuando una persona muere no va directamente al cielo a menos que sea Santo en la tierra.

… Si son católicos y mueren confesando han ido al Purgatorio.

… Oren y digan muchas misas por sus seres queridos. Nadie va al cielo si no es puro.

Vengo a deciros que sufren en el Purgatorio, que lloran y que piden con gritos urgentes el auxilio de vuestras oraciones y de vuestras buenas obras.

Me parece oírle gritar desde lo más profundo de esos fuegos que los devoran:

«Díselo a nuestros seres queridos, díselo a nuestros hijos, dilo a todos nuestros familiares, cuán grandes son los males que nos hacen sufrir.

Nos arrojamos a sus pies para implorar la ayuda de sus oraciones.

Diles que desde que nos separaron de ellos hemos estado aquí ardiendo en llamas»”.


San Juan María Vianney
 

 

domingo, 23 de marzo de 2025

Esta es la historia de San Agustín.

 Un hombre atrapado en la oscuridad de una vida llena de sexo, vanidad y vicios

Se convirtió en uno de los santos, teólogos y filósofos más importantes de la historia

Esta es la historia de San Agustín.

 


Nació en Tagaste, África, en 354.

Hijo de una madre cristiana, Santa Mónica, y un padre pagano.

Su vida comenzó marcada por un conflicto interno: la gracia de su madre, y las sombras de un mundo sin Cristo.

Un niño brillante, pero perdido

Años después, escribiría: “Tarde te amé, belleza tan antigua y tan nueva.”

Agustín era una mente privilegiada, pero un alma hambrienta de sentido.

Su juventud estuvo marcada por la búsqueda del placer:

• Sexo
• Vicios
• Búsqueda de fama
• Ideologías vacías

Podía encontrar en el mundo lo que su alma anhelaba?

Su vida fue un ciclo de vacíos.

Cada satisfacción solo le mostraba cuán profundo era su abismo.

“El alma está hecha para Ti, Señor, y nunca estará tranquila hasta que repose en Ti.”

Fue un hombre altamente educado.

Antes de su conversión, estudió retórica y filosofía, lo que le permitió llegar a ser un gran pensador.

Fue muy influenciado por las ideas de los maniqueos y los neoplatónicos antes de encontrar la verdad en el cristianismo.

Esta educación le permitió escribir textos que definieron la teología cristiana.

La verdadera conversión de Agustín comenzó cuando escuchó un niño decir:

— “Toma y lee.”

Abrió las Escrituras, y las palabras de San Pablo lo alcanzaron en su miseria:

“Andemos como de día, honestamente, no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia. Sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne.”

(Romanos 13,13-14)

La luz lo cegó, y por primera vez, comprendió que solo la gracia podía liberarlo.

Pero su conversión no fue instantánea.

Aún luchaba con la carne. Aún buscaba respuestas fuera de él mismo.

Se debatía entre el deseo y la razón.

Entre la vida que había conocido y la nueva vida que le era ofrecida.

Con una voluntad que parecía débil, clamaba a Dios: “Dame castidad, pero no todavía.”

San Agustín luchó con su orgullo, sus deseos, y su intelecto

Como muchos de nosotros, se enfrentó al miedo de perderse a sí mismo en la voluntad de Dios

La gracia, sin embargo, no lo dejaba ir. Dios lo despojó de su soberbia, de su vana autocomplacencia.

“Porque Tú nos has hecho para Ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti.”

 


Finalmente, Agustín se entregó.

Dejó atrás su vida de dudas, de juicios, de autodefiniciones

Se entregó a Cristo y, a partir de ese momento, comenzó a ver el mundo a través de los ojos de la fe.

Como un hombre caído, levantado por la misericordia divina

Se dedicó a predicar, a enseñar, a escribir. Y su alma encontró su descanso.

Después de su conversión, Agustín se dedicó a predicar y enseñar el Evangelio.

Se convirtió en sacerdote en 391 y fue nombrado obispo de Hipona en 396, donde ejerció un liderazgo significativo y guio a la comunidad cristiana de esa región durante varios años

Fue llamado a ser un defensor de la fe.

Su obra más importante, La Ciudad de Dios, dejó un legado eterno, y cambió el curso de la teología cristiana

De la batalla interior que vivió, nació un pensamiento profundo sobre la humanidad, la gracia, el pecado, y la salvación

El hombre que había sido esclavo de sus deseos, ahora proclamaba la libertad del Evangelio.

Aunque ya convertido, Agustín siguió luchando.

Luchaba contra las herejías, contra las falsas creencias que distorsionaban la verdad.

Luchaba contra las tentaciones que no lo dejaban vivir en paz.

Él sabía, como pocos, que el cristiano no es aquel que no cae, sino el que se levanta con la gracia de Dios.

Hoy, sus escritos siguen iluminando el camino de aquellos que buscan la verdad.

San Agustín fue un hombre que vivió el tormento de la duda, la desesperación, pero que encontró la paz en la gracia.

Su vida nos recuerda que, a pesar de nuestras luchas y caídas, siempre hay esperanza.

La gracia de Dios puede transformar incluso las almas más perdidas


Te dejo uno de mis poemas favoritos, que, por supuesto, es de San Agustín.

“¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva,
tarde te amé! y tú estabas dentro de mí y yo afuera,
y así por de fuera te buscaba; y, deforme como era,
me lanzaba sobre estas cosas que tú creaste.

Tú estabas conmigo, pero yo no estaba contigo.
Reteníanme lejos de ti aquellas cosas que,
si no estuviesen en ti, no existirían.

Me llamaste y clamaste, y quebraste mi sordera;
brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera;
exhalaste tu perfume, y lo aspiré, y ahora te anhelo;
gusté de ti, y ahora siento hambre y sed de ti;
me tocaste, y deseo con ansia la paz que procede de ti.”



Obviamente, hay mucho más de su vida que no puedo poner en un solo hilo

Te invito a que leas más sobre su vida y sus obras, sobre todo “Confesiones” y “La Ciudad de Dios”

 Fuente: Enrique Valtierra

 

 

 

 


 

 

 

 




sábado, 22 de marzo de 2025

¡Alma mía, vuelve al Señor!





El Señor es auxilio y protección…
Cristo pleno de misericordia que portas el pecado del mundo, recibe mi débil oración y concédeme el perdón de las numerosas faltas que he cometido en mi vida.
 
Jesús misericordioso, ten piedad de mí, presa caída entre las manos del Truhán:
 
sana, oh Verbo, las heridas de mi alma miserable y sálvame, tú que eres compasivo.
 
Cómo el hijo pródigo, yo derroché todos mis bienes y estoy yaciente en tierra, desnudo de toda virtud. Sí, he pecado, Padre. Recíbeme y trátame como a uno de tus jornaleros.
 
Madre de Dios, estoy atado por las cadenas del pecado, postrado: libérame, Toda Pura, de mis numerosas miserias, como Dios, nacido de ti, ha liberado a Adán caído en tierra.
 
Sobre la roca sólida de la fe en ti, afirma la resolución de mi alma y fortifícame, Señor, porque en ti tengo auxilio, refugio y plaza fuerte.
 
Vuelve, miserable alma mía, vuelve al Señor y grita: “He pecado, Maestro, recíbeme como antes recibiste a Manasés arrepentido” (cf. 2 Cr 33,12).
 
Lucho, temo, y ante el pensamiento del Día temido, exclamo: “¡Oh Señor misericordioso, otórgame ahora, antes del fin, el perdón de mis pecados!”
 
Cómo el hijo pródigo exclamo: “He pecado”. Y no me animo a levantar mi mirada hacia ti, Dios compasivo y amigo del hombre. Vuélvete y ten piedad de mí.
 
Madre de Dios, Amante del Bien, Virgen Toda Santa, para qué nos libere eternamente de toda pena, suplica sin cesar al Maestro misericordioso, tu Hijo. 
 
  Monasterio Santa Catalina del Monte Sinaí
Liturgia de las Horas, s. IX
Canon (SC 486. Sinaiticus graecus 864, Cerf, 2004), trad. sc©evangelizo.org

María es la Reina de los Apóstoles

 “¿Y después de la muerte del Salvador? María es la Reina de los Apóstoles; se encuentra en el Cenáculo y les acompaña en la recepción de Aquél que Cristo había prometido, del Paráclito; les anima en sus dudas, les ayuda a vencer los obstáculos que la flaqueza humana pone en su camino: es guía, luz y aliento de aquellos primeros cristianos”.(San Josemaría)




 "Los primeros cristianos, a los que hemos de acudir siempre como modelo, dieron un culto amoroso a la Virgen. En las pinturas de los tres primeros siglos del Cristianismo, que se conservan en las catacumbas romanas, se la contempla representada con el Niño Dios en brazos. ¡Nunca les imitaremos bastante en esta devoción a la María es la Reina de los Apóstoles!" (San Josemaría)



 Fuente: Primeros Cristianos

viernes, 21 de marzo de 2025

EL PECADO ORIGINAL


Aunque la expresión "pecado original” no aparece tal cual en la Biblia, la Iglesia ha desarrollado esta enseñanza fundamentada en la Revelación Divina desde hace siglos.

Hoy te cuento cómo nació, qué significa y por qué importa.

Todo nos remonta a la historia de Adán y Eva.

En Génesis, su desobediencia trajo el pecado y la muerte al mundo (Gn 3). La Biblia no dice “pecado original”, como tal, pero los primeros cristianos vieron aquí una clave de que algo cambió para toda la humanidad.

En los primeros siglos, los Padres de la Iglesia empezaron a reflexionar al respecto.

Por ejemplo, San Ireneo de Lyon habló de cómo el pecado de Adán afectó a todos en nuestra condición humana. Pero quien le dio forma al tema como tal fue San Agustín de Hipona.

Aurelio Agustín (siglo IV-V) consideró la siguiente frase bíblica: “Por un hombre entró el pecado en el mundo” (Romanos 5:12). Para él, el pecado de Adán no fue solo un mal ejemplo, sino algo que nos marcó a todos desde el nacimiento. ¿Cómo? ¡Sigue leyendo!

Aquí entra una distinción clave que la Iglesia ha deducido, y de la cual poco se habla:

El pecado original tiene dos caras. Está el “originante” (el acto de Adán y Eva) y el “originado” (lo que heredamos nosotros). Uno es la causa, el otro el efecto.

El “pecado original originante” fue esa primera desobediencia. El “pecado original originado” es el estado en que nacemos: sin la amistad plena con Dios que Adán tenía al principio. Parece nacer con una deuda que no pedimos, pero no necesariamente es esto. Vayamos adelante...

La Iglesia explicó en documentos oficiales, por ejemplo “Humani Generis” de Pío XII, que el pecado original viene de un acto real de Adán. Todos estamos conectados a esa caída.

Es decir, sin importar la interpretación del Génesis, TODO HOMBRE COMPARTE ESTA CONDICIÓN AL NACER.

Y en “Gaudium et Spes” 13 (1965), del Concilio Vaticano II, se aclara: el pecado original no se “genera” como algo físico (no es ADN), sino que se “propaga”. ¿Qué significa esto?

Propagación quiere decir que no lo heredamos como el color de ojos, sino como una ruptura espiritual. Adán perdió la “justicia original” (vivir en armonía con Dios), y eso nos afecta a todos desde que nacemos.

Vamos con Santo Tomás de Aquino (siglo XIII), que le puso cabeza al tema. Él dijo que el pecado original tiene “materia” y “forma”. Suena raro, pero es sencillo si lo desglosamos.

La “materia” del pecado original es la concupiscencia. ¿Y eso qué es? Es esa inclinación inicial a lo natural, o al desorden en lo natural, que todos sentimos: No queremos a Dios de manera directa al nacer, y a veces queremos lo malo aunque sepamos que no nos conviene.

La “forma” es la privación de la justicia original. Es decir, nos falta esa unión perfecta con Dios que Adán tenía antes de pecar. Nacemos con ese vacío espiritual.

Concupiscencia y privación van juntas, con que una falte, deja de existir pecado original. Ambas son esencia del mismo

Pero hay esperanza: el bautismo. La Iglesia enseña que el bautismo borra el pecado original. ¿Cómo? La gracia de Dios nos devuelve la amistad con Él, al menos poco a poco, conforme vamos creciendo en la fe. 


Ojo: el bautismo elimina la “privación de la justicia original”, pero no la concupiscencia. A veces seguimos teniendo esa inclinación al desorden, aunque ahora podemos luchar contra ella con la gracia de Dios.

¿Y la justicia original? No la recuperamos del todo aquí. Sto. Tomás decía que esa plenitud la tendremos en la vida eterna, estando cara a cara con Dios, pero también es cierto que ya no estamos privados de ella. Por su Espíritu Santo, Dios nos abrió la puerta a sí mismo.

Resumiendo: el pecado original es como empezar la vida con una mochila pesada (concupiscencia) y sin una ruta segura (justicia original). El bautismo aligera la carga, y nos da un mapa de rutas, pero el viaje sigue.

Por eso la Iglesia insiste tanto en esto: no es solo un cuento viejo, sino una verdad sobre quiénes somos y una especie de herida inicial que compartimos, pero todos estamos invitados a la redención.

Pues espero al menos haber aclarado aunque sea sólo un poco este punto de la doctrina católica de manera sencilla. Que Dios bendiga tu búsqueda de Él.

Mi oración te acompaña. Saludos en Cristo!

 

Fuente: Andrés Piña 


DESDE MI CRUZ A TU SOLEDAD!

 



Te escribo desde mi cruz a tu soledad, a ti, que tantas veces me miraste sin verme y me oíste sin escucharme. 

A ti, que tantas veces prometiste seguirme de cerca y sin saber por qué te distanciaste de las huellas que dejé en el mundo para que no te perdieras. 

A ti, que no siempre crees que estoy contigo, que me buscas sin hallarme y a veces pierdes la fe en encontrarme, a ti, que a veces piensas que soy un recuerdo y no comprendes que estoy vivo. 

Yo soy el principio y el fin, soy el camino para no desviarte, la verdad para que no te equivoques y la vida para no morir. 

Mi tema preferido es el amor, que fue mi razón para vivir y para morir. 

Yo fui libre hasta el fin, tuve un ideal claro y lo defendí con mi sangre para salvarte. 

Fui maestro y servidor, soy sensible a la amistad y hace tiempo que espero que me regales la tuya. 

Nadie como yo conoce tu alma, tus pensamientos, tu proceder, y sé muy bien lo que vales. 

Sé que quizás tu vida te parezca pobre a los ojos del mundo, pero Yo sé que tienes mucho para dar, y estoy seguro que dentro de tu corazón hay un tesoro escondido; conócete a ti mismo y me harás un lugar a Mi. 

Si supieras cuánto hace que golpeo las puertas de tu corazón y no recibo respuesta. 

A veces también me duele que me ignores y me condenes como Pilatos, otras que me niegues como Pedro y que otras tantas me traiciones como Judas. 

Y hoy, te pido paciencia para tus padres, amor para tu pareja, responsabilidad para con tus hijos, tolerancia para los ancianos, comprensión para todos tus hermanos, compasión para el que sufre, servicio para todos. 

Quisiera no volver a verte egoísta, orgulloso, rebelde, disconforme, pesimista. 

Desearía que tu vida fuera alegre, siempre joven y cristiana. 

Cada vez que aflojes, búscame y me encontrarás; cada vez que te sientas cansado, háblame, cuéntame. 

Cada vez que creas que no sirves para nada no te deprimas, no te creas poca cosa, no olvides que yo necesité de un asno para entrar en Jerusalén y necesito de tu pequeñez para entrar en el alma de tu prójimo. 

Cada vez que te sientas solo en el camino, no olvides que estoy contigo. 

No te canses de pedirme que yo no me cansaré de darte, no te canses de seguirme que yo no me cansaré de acompañarte, nunca te dejaré solo. 

Aquí a tu lado me tienes, estoy para ayudarte. 

Te quiero mucho, tu amigo: 

Jesús
Fuente:Catholic
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