Almas del Purgatorio
El Padre Juan Manuel Pérez Romero cuenta:
«En una ocasión se presentó en este santuario un sacerdote que tenía doscientos años en el Gran Purgatorio. ¡Dios mío!, dije yo, ¿qué habrá hecho? Y nos platicó, a través de una de las personas que tienen el carisma (de ver a los difuntos), que su pecado principal fue que hace doscientos años había sido un sacerdote comodino, burgués, al que le daba pereza atender a los pobres que venían a su iglesia a pedir limosna y ayuda; les decía:
“Mira, ahorita no puedo”, o no salía, o los mandaba a otra iglesia a que pidieran esa ayuda.
Su Purgatorio, según nos narró, consiste en andar de templo en templo pidiendo oración, así como los pobres andaban de templo en templo. Y como no lo ven, él ha andado doscientos años de templo en templo pidiendo oración.
Cuando llegó aquí, la primera pregunta que le hizo a la persona con el carisma fue: “¿Tú me puedes ver?”; ella respondió: “Sí”. Entonces el sacerdote contó su historia y pidió ayuda.
Aquí tenemos un grupo de oración por las benditas ánimas, y empezamos a ponerlo en nuestras intenciones; pero duró más de un año para que pudiera salir del Purgatorio, pues por ser sacerdote tenía un Purgatorio mucho más difícil».
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