Jesús, no quiero abandonarte, antes bien, deseo dar testimonio de ti a los hombres. Quiero darte a conocer a quienes no han oído hablar de ti. Sé que no será fácil, porque el mundo odia los que te pertenecemos, pero “Tú has vencido al mundo”, y con esa confianza, quiero aventurarme en el anuncio de tu Persona. Catholic.net
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sábado, 14 de mayo de 2022

«Permaneced en mi amor..., para que mi alegría sea en vosotros y seais plenamente felices»

Cristo se ha ido; los Apóstoles poseían, ciertamente, en abundancia la paz y la alegría, más aún que cuando Jesús estaba con ellos, más no era una alegría, «como la da el mundo» (Jn 14,27). Esta es su alegría, nacida del sufrimiento y la aflicción. Esta fue la alegría que San Matías recibió cuando se hizo un apóstol... El resto habían sido elegidos (por así decirlo) en su infancia: herederos certeros del reino, pero por ahora, bajo tutores y curadores ( Ga 4,2), y, como los apóstoles, no habían entendido su llamada, habían tenido pensamientos de ambición humana, deseos de riquezas, y lo aceptaron así por un tiempo...,pero San Matías entró de lleno en su heredad. Desde su elección tomó sobre sí el poder de los apóstoles y el precio a pagar. No sueña con el éxito terrenal ni podría alcanzar el trono que se eleva sobre la tumba, de uno que había sido juzgado y había caído, a la sombra misma de la cruz de aquel a quien había traicionado.
Sí, san Matías bien puede repetirnos hoy las palabras del Señor: «Cargad con mi yugo, y aprended de mí,» (Mt 11,29) porque ese yugo, lo había llevado él mismo desde el principio...desde su «juventud apostólica», él ha llevado el yugo del Señor. Embarcado sin duda en una gran Cuaresma, encontró la alegría...
«Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame»(Mt 16,24) . Venir a Cristo, es venir a su casa; tomar su cruz, es tomar su yugo; si Él nos dice que es ligero sin que deje de ser un yugo laborioso... No quiero decir, ciertamente, que la vida en la casa del Señor sea sin alegría y paz. «Mi yugo es llevadero, dice Jesús, y mi carga ligera»(Mt 11,30)...... es la gracia que hace que sea tal, puesto que sigue siendo austero...... sigue siendo una cruz.
 
 
San John Henry Newman (1801-1890)
teólogo, fundador del Oratorio en Inglaterra
Sermón «El yugo de Cristo» PPS, vol. 7, n°8

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