Señor mío y Dios mío, hoy me acerco a Ti con el corazón desnudo de todo orgullo, para reconocerte como el Autor de mi vida y el Dueño de mi historia. Vengo, Señor, a darte gracias: por el soplo de vida que me sostienes, por las batallas que luchas conmigo, por las lágrimas que recoges en Tu corazón, y por las alegrías que siembras en mi alma. Gracias por Tu amor que no se cansa, por Tu misericordia que me rehace cada día, y por Tu paciencia que me espera incluso cuando me extravío. Recibe, Señor, este pequeño acto de gratitud, como incienso que sube hasta Tu trono, y haz de mi vida un canto que siempre te alabe. Amén.
Fuente: Angel Baroci
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar tu comentario, me alegra el alma