Cambié mi alta gloria en espinas,
mi manto en flagelos,
mis besos en iras,
y vine hasta ti.
La carne cansada,
la voz fatigada,
y un vaso de agua
te quise pedir.
Un paño de amor me trajiste,
mi rostro mirabas,
mi sangre enjugabas
y entonces partí.
«¿La cruz sobre tu pecho? Bien, pero... la cruz sobre tus hombros, la cruz sobre tu carne, la cruz en tu inteligencia. Así vivirás por Cristo, con Cristo y en Cristo».
-San Josemaría
La santidad no consiste en saber mucho ni en mucho meditar;
la santidad es un secreto; el secreto de mucho Amar
Santo Tomás de Aquino
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