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sábado, 13 de mayo de 2023

FÁTIMA: UN ENCUENTRO CON EL CIELO

(13 de mayo La Virgen de Fátima, ) 
 
Hubo un tiempo en el que la Tierra se lamía las heridas, en la que su piel se desgarraba víctima de almas y corazones que perdieron el sentido de la vida.
Los deseos de quienes ponían su esperanza en el Cielo quedaban ahogados entre la negra marea de aquellos que creyeron que desterrando a Dios estarían liberados.
Pero a ese Dios al que retaron le bastaba una súplica sincera, un corazón vestido de niño, un alma transparente para escuchar sus plegarias.
Un solo suspiro divino hubiera barrido las oscuras sombras que cubrían la tierra, un fugaz pensamiento hubiera aniquilado los males, pero si así hubiera sido, ¿serían conscientes los mortales de que fue Dios quien lo había hecho?
No. Esperó a que la misericordia de su Corazón desbordara los umbrales de su Amor y miró a su Madre.
Solo fue necesario ese intercambio de miradas para que María supiera que fue la elegida para poner paz en las almas de los mortales.
Su maternal mirada se dirigió a la tierra y Fátima, tierra olvidada a los ojos del mundo, como si de un nuevo Belén se tratara, quedó grabada en las pupilas marianas. Allí encontraría esos vírgenes corazones que le abrirían las puertas.
Un ángel mensajero prepararía a esas inocentes almas para ese encuentro con la Madre de Dios.
Y como dos enamorados que esperan su primera cita con el corazón lleno de sueños, así fue el encuentro entre esos pastorcillos y María.
Ya aquellas almas que lamían las heridas, a aquellas que pidieron un sueño, Dios les regaló otro superior.
Y ese encuentro quedó sellado a la manera de Dios.
La naturaleza humana que se había rebelado contra su Creador quedó en evidencia cuando la Naturaleza creada se manifestó: un Sol incandescente, suspendido en el cielo, entregado a la libre mirada de los mortales sin que esta fuera dañada, empezó a girar, preso de locas emociones.
Pero ¿no fue, acaso, ese Sol, el mismísimo corazón de Dios, quien, exultante ante la presencia de su Madre, liberó su alegría?
Fátima es, desde ese día en el que la Virgen dejó su huella, uno de esos rincones en los que solo es necesario respirar para que el alma se turbe e intuya los misterios de Dios.
 

 

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